¿Cómo empezó en el piragüismo?

Fue hace 20 años, cuando tenía 11 y el club de Santiago de la Ribera estaba en su antiguo emplazamiento. Me pillaba cerca de casa y antes era típico que todo el mundo pasase por el club de piragüismo.

Usted tuvo una trayectoria brillante.

Estuve remando durante diez años en canoa y soy, por desgracia, el único murciano finalista en un Mundial senior. Fui once veces campeón de España, desde cadete a senior, pero cuando tuve que empezar los estudios universitarios, me encontré que no podía compaginarlo. Entonces tuve que dejarlo durante un año y medio y cuando volví cambié de club y de modalidad.

¿Cómo fue involucrarse en el Dragon Boat?

En 2005 trajimos el primer Dragon Boat aquí. Estuvimos compitiendo hasta los Mundiales de 2008, pero con la crisis tuvimos un pequeño bajón y perdimos parte de los patrocinadores. En 2011, cuando terminé los estudios, volví a crear otro equipo nuevo, desde abajo, y en 2013 dejé de remar y pasé a ser Team Manager. Hicimos un equipo con universitarios y amigos y nos marcamos unos objetivos. El último de ellos era batir el récord Guinness.

¿Les ha llevado mucho tiempo conseguirlo?

Tres años de gestión desde que surgió la idea. Tuve que preparar al equipo y organizarlo todo con el Guinness. Contactar con ellos es muy sencillo, porque tienen una página web donde aparecen todos los récords, pero lo lento es el proceso. Yo ya sabía del récord de 24 horas porque conozco al equipo australiano que lo tenía.

¿Tuvieron que seguir unas pautas para hacerlo?

Eres libre de hacerlo como quieras, pero cuanto más descanses, menos tiempo remas. Nosotros programamos descansos de quince minutos cada cuatro horas. Hubo un momento en el que vi que por las condiciones climáticas no lo íbamos a batir y tuvimos que cambiar el recorrido porque por las olas eran demasiado grandes y era muy peligroso, el barco se podía hundir. Entonces eché cuentas, junté al equipo y les dije que las últimas cinco horas las teníamos que hacer sin parar. Cumplimos el objetivo por los pelos.

¿Y alguno no pensó en abandonar?

Dos de ellos se tuvieron que retirar por lesiones, pero el resto hizo el esfuerzo porque comprendieron que no había otra manera. Nos sobraron seis minutos, pero lo cierto es que hubo un momento en el que pensamos que teníamos que retirarnos, que no podíamos.

Pero en esos momentos lo más duro debe ser aguantar psicológicamente.

Cuando pasas de las 12 horas, físicamente ya no puedes aguantar, no tiene fuerzas, ya vas a l mínimo esfuerzo porque no te quedan energías, por eso se bajan tanto los ritmos de paleo. Ahí se tira más de corazón que de cuerpo, porque la gente estaba rota a las 14 horas. Teníamos psicólogos, gente de apoyo y pedí que vinieran muchos familiares para apoyar a los palistas.

¿Entrar en el Guinness se puede comparar con ganar un Mundial o una medalla olímpica?

Es algo extraordinario. Nosotros hemos sido siete veces campeones de Europa y dos del mundo en Dragón Boat. Son títulos que tienes un año y que igual al siguiente ya no tienes, y aunque lo sigas manteniendo, llegará el momento en que dejes de serlo. El Guinness es el único evento deportivo donde es posible que nunca te quiten el récord, que lo puedes ser para toda tu vida y se lo podrás enseñar a tus nietos, es lo que lo hace diferente. Estoy convencido de que si las condiciones hubieran sido idóneas, lo habríamos superado por 25 kilómetros.

¿Cuánto tiempo tardarán en recuperarse los palistas del esfuerzo?

En un par de semanas tienen que estar entrenando porque tenemos una temporada muy cargada. Hay algunos que tienen lesiones algo graves, como roturas fibrilares, tendinitis, problemas de espalda y algo de columna, pero el 80% estará listo en quince días.

Pero debe ser muy complicado reunir tanta gente para realizar un entrenamiento.

Es una locura, hay épocas que llenamos el barco siempre y otras en las que viene menos gente a entrenar por cuestiones de exámenes y trabajo. En otros países, pese a que tienen peor clima que nosotros, no ocurre eso, te encuentras siempre un montón de gente. A los españoles no nos gusta entrenar, pero nos gusta mucho competir. Yo, personalmente, entrenaba mejor que competía.

¿Y usted, volverá a remar?

Si el trabajo me lo permite, mi sitio está en el agua, sea de lo que sea.

¿Es caro un Dragon Boat?

Bastante caro. Uno grande cuesta más de 9.000 euros, además del transporte y que cada pala, como mínimo, vale 150 euros. Nosotros tenemos la suerte de que estamos considerados centro de entrenamiento de la Federación Internacional, que solo hay dos en el mundo, y gracias a eso nos ceden los barcos.

¿De dónde viene este deporte?

Viene de China, es un deporte asiático con más de 2200 años de antigüedad. De allí pasó a Australia, Norteamérica y Canadá, y en Europa está muy expandido por Alemania, donde es uno de los deportes con más licencias, Holanda, Francia, Polonia e Inglaterra, entre todos. Todos los países de Europa tienen más clubes que nosotros.

¿Podría llegar a ser olímpico?

Me gustaría que sí, estamos trabajando en ello. Nosotros somos directivos de la Federación Internacional y estamos trabajando en ello, pero sinceramente lo veo muy difícil porque tendrías que quitar un deporte de mucho volumen para dejarnos sitio. En cualquier caso, sería uno de los deportes más vistosos de las Olimpiadas, el único donde en una final se congregarían seis tripulaciones de 22 personas cada una. No hay ningún otro deporte en el mundo que pueda reunir a 124 personas a la vez luchando por las medallas.

¿En nuestro país hay muchos clubes?

Solo cuatro. Nosotros fuimos los primeros en 2005, y en 2011, uno de los integrantes que yo traje aquí, montó otro en Banyolas. En 2015 nació otro en Cartagena, con el que colaboramos de la mano, y ahora hemos puesto otro en marcha en Los Alcázares.