Son varias las vías de escape de agua las que padece el barco del FC Cartagena. Los problemas son habituales en un equipo que camina a pequeños pasos por la categoría y que no acaba de ofrecer lo que todos esperan de él. En el último encuentro de liga el entrenador decidió alinear a Fede Laens en el ataque del equipo cartagenerista, tal y como hiciera también en el choque frente al Recreativo de Huelva. El uruguayo anotó un tanto -el único que ha conseguido- en el Nuevo Colombino y Víctor Fernández le compensó con la titularidad en la ciudad deportiva del Betis ante un colista muy débil defensivamente. Probablemente era la mejor oportunidad que podía tener Laens para convertirse en el actor principal que no tiene el FC Cartagena en la delantera.

Con la contratación del uruguayo el preparador se aseguró de esta manera tener dos atacantes de peso para esta temporada. Con características opuestas, pero con una trayectoria avalada por los goles, ambos podrían ser el complemento perfecto que necesita un medio campo tan bien armado técnicamente como el de este equipo.

Montero, recordemos, salía del Real Jaén después de haber anotado 11 goles la pasada campaña, unos números nada desdeñables y tras los que se encontraba un futbolista de área que trabaja mucho para el grupo. Laens, por su parte, llega este año tras su paso por el Rentistas de su país; es un futbolista que maneja bien las dos piernas, suele ser un buen definidor, rápido y hábil con el balón en los pies. El año pasado anotó cinco tantos, pero posee una dilatadísima experiencia en países como Uruguay, Italia, Suiza o Corea del Sur.

Pero ni uno ni otro andan muy finos tras once jornadas que han transcurrido. El FC Cartagena ha anotado ya 12 goles -solo superado por nueve equipos-, pero entre ambos han conseguido anotar una cuarta parte de los mismos y lo peor de todo es que de esos cuatro goles -tres de Montero y uno de Laens-, el equipo ha salido beneficiado con tan sólo cuatro puntos en su casillero.

Se atribuyen varios inconvenientes a la hora de valorar el motivo por el que ni uno ni otro terminan de cogerle la onda a la categoría o al propio equipo. Fuera de casa se convierten en un islote aislado, sin apenas protagonismo porque el FC Cartagena apenas crea peligro. Dentro, en el Cartagonova, ocurre lo contrario, las oportunidades se suceden continuamente, algo que tampoco están aprovechando ellos.

A los albinegros les está costando mucho hacer goles, lo que se refleja sobre todo en la clasificación. Tras dos semanas con Laens en el once inicial -ha sido titular sólo a domicilio-, ahora el FC Cartagena vuelve a casa con la necesidad imperiosa de marcar y volver a ilusionar. Ambos saben que no está teniendo de momento su año y que el equipo los necesita más que nunca.

El fiasco Hevia-Ribas-Pallarés

La pasada campaña el conjunto cartagenero contaba con tres atacantes que, a priori, estaban catalogados como de lo mejor de la categoría, por trayectoria y capacidad anotadora. Sin embargo el trío formado por Chus Hevia, Seba Ribas y Pallarés fue un auténtico fiasco en cuanto a números se refiere. Tan sólo Hevia, el que menos minutos se presuponía que iba a jugar, logró arreglar sus estadísticas al anotar once goles en toda la temporada.

Seba Ribas, por su parte, un habitual en las alineaciones del FC Cartagena hasta que se rompió la nariz y empezó a desaparecer del equipo, logró tan sólo anotar seis tantos y eso que llegaba avalado por un importante historial goleador, sobre todo tras su paso por la Segunda francesa.

El caso más sangrante fue el de Pablo Pallarés, quien se marchó del conjunto dirigido ya por Manolo Palomeque al término de la primera vuelta al Huesca entrenado por Tevenet y tras trece encuentros vistiendo la camiseta albinegra fue capaz de anotar un solo gol. En total, el trío de delanteros sumó 18 goles, un bagaje más bien escaso.