Lo de la bipolaridad del Real Murcia es más grave de lo que se esperaba. Ayer, en un nuevo episodio de esa enfermedad que viene afectando a los granas desde principios de temporada, los síntomas ofrecidos por los de Aira empeoraron el diagnóstico. Solo un penalti sobre Germán y ejecutado a la perfección por Chavero, ese futbolista que se multiplica en una zona del campo que se evita más de la cuenta, permitió a los murcianistas salvarse de otra pitada en Nueva Condomina, y ya van unas cuantas.

Porque a diferencia de encuentros anteriores, los locales no se sintieron cómodos ni en los momentos iniciales. No hubo chispa por las bandas, donde de nuevo Javi López ganaba la partida a Sergio García, ni conexión entre el centro del campo y la delantera, tampoco consiguió Fran Moreno, al que Aira ya le había avisado en la previa de que tenía que disfrazarse de Azkorra le gustase o no, reactivar la media punta. Así a la media hora de juego, quitando la acción del penalti, donde Germán fue derribado sin piedad por Guianfranco, el Real Murcia había sido incapaz de pisar área y poner en aprietos al portero visitante. Todo lo contrario que en el otro lado, donde Fernando se hacía notar para evitar un disparo de Hicham y otro de Abenza, mientras que Azeez intentaba imponer su ley a base de faltas.

Eran tan malas las sensaciones, que la inquietud se notaba en una grada que no acaba de ver a un equipo dominador. Un runrún que ya se ha convertido en habitual en Nueva Condomina. Y eso que solo van unos pocos. Pero, visto lo visto, menos son los que van a acabar asistiendo, porque, como diría Cruz y Raya, 'ir pa na es tontería'.

Ni a arreones fue capaz el Real Murcia de satisfacer a sus fieles. Porque lo poco que conseguían los murcianistas siempre se quedaba a medias. Como ocurrió en un centro de Carlos Álvarez al que no llegó nadie u otro de Javi López, que iba tan bien dirigido, que cayó manso y sin peligro a las manos de Gianfranco. Fran Moreno, en otro intento que tampoco encontró rematador, y Guilló desde lejos ayudaban a maquillar un partido desesperante y para olvidar. Porque, de nuevo, Aira dio instrucciones claras.

El balón de área a área, nada de centro del campo, y ese patrón de juego, que en otras ocasiones se ha salvado por la fortaleza de los murcianistas por las bandas, es más que previsible para el rival e inaceptable para jugadores como Chavero o Fran Moreno, que a la mínima intentaban bajar los pelotazos de sus compañeros, aunque siempre en inferioridad al estar de espaldas y rodeados de enemigos. Porque Germán, quitando la acción del penalti, y Javi López, que, según Aira tiene más condiciones que Sergio García -no me pidan que se las describa porque ni con toda la literatura del mundo sería capaz-, apenas pudieron competir con Charlie y Javi.

Más solidez se veía atrás. Con Sergi Guilló dedicado exclusivamente a labores de contención, lo que da demasiada ventaja a los rivales a la hora de ganar la partida en el medio, y la vuelta de Jaume junto a Satrústegui, el Murcia no dio concesiones por el centro a los jóvenes jugadores almerienses. Eso sí, pronto encontraron una grieta que el único que sigue sin adivinar, y ya va algo más de una temporada, es Aira.

La banda izquierda, en la teoría de Pumar y en la práctica de cualquier rival ante la incapacidad del defensa grana para mantener la posición, se empezaba a convertir en un problema, y más teniendo en cuenta lo corto del marcador.

Fue en el minuto 57 cuando el Almería B dio el primer gran aviso de que estaba dispuesto a dar el susto en Nueva Condomina. No necesitaron los chicos de Miguel Rivera disfrazarse de monstruos ni de zombies para asustar a Pumar y colarse en el área en una gran acción de Rubén Sánchez que Jaume sacó de la línea cuando Fernando ya estaba batido.

El aviso llevó a Aira a reaccionar y mirar al banquillo. Isi saltaba al terreno de juego para sustituir a Javi López, quien con 58 minutos ya había tenido suficiente tiempo para demostrar sus enormes condiciones entre las que, según lo que se vio ayer, no está el centro ni el dribling, lo que no evitará que el próximo fin de semana vuelva a ser de la partida. No saben lo difícil que es agradecer un viaje de última hora a Cádiz.

Un córner lanzado por Guilló que se paseó por todo el área sin encontrar a un amigo de grana y un disparo cruzado de Chavero, sobresaliente en cabezonería, parecían presagiar el despertar de un Real Murcia que pudo matar el partido de forma definitiva en el minuto 65, pero allí estaba Carlos Álvarez para añadir un error más a su álbum de fotos. El asturiano, al que asistió Germán, estuvo brillante para esquivar a dos defensas del Almería B, pero de nuevo se encontró con su pesadilla cuando se plantó delante del portero y envió el balón al lateral de la red.

La afición, pese a la costumbre, se desesperaba. Y a punto estuvo de parársele el corazón en el minuto 76 cuando Hicham, aprovechando un primer despeje de Fernando, ponía el empate a uno en el marcador. Gol que finalmente no subiría gracias al colegiado, que señaló el fuera de juego marcado por su asistente. Rubén Sánchez, a la salida de un córner, no encontró puerta y Fran Pastor hizo reaccionar al meta grana en otro intento.

Los nervios y el sufrimiento llegaban hasta el banquillo. De ahí que Aira aprovechase su último cambio para reforzar el centro del campo con Armando. Con el Almería volcado para lograr algo positivo de su visita a Murcia, los granas lo intentaron a la contra. Isi, en el lanzamiento de una falta, que se marchó fuera por poco, pero sobre todo Arturo, quien no supo definir en otra acción de uno contra uno.

Finalmente, la mala tarde acabó en un susto. Porque lo que no pudieron conseguir los de Aira es convencer a sus seguidores de que aceptasen el trato propuesto.