La pasada temporada se convirtió en un clásico. El club albinegro, por entonces dirigido desde la sombra, o más bien desde la grada, por Julio César Ribas sumaba una semana tras otra récords negativos que alimentaban la desesperanza de que ese año tampoco se pudiera hacer nada interesante. La temporada en curso, ésta en la que los nuevos dirigentes dieron un vuelco total a la institución tanto en el aspecto económico como en el deportivo, se está destacando también por los malos números de una plantilla que, como hemos dicho en anteriores ocasiones, es muy superior a la pasada pero que no está dando lo que de ella se espera. De momento, tras el empate que sumó el equipo dirigido por Víctor Fernández el pasado domingo en el Nuevo Colombino frente al Recreativo de Huelva, peor es casi imposible de ver si desmenuzamos las quince temporadas que suma este club en Segunda división B. Y es que sumar dos puntos en cinco partidos lejos del Cartagonova es un lastre enorme, que ha sido superado en tan sólo una oportunidad desde la temporada 98/99, que es cuando aquel Cartagonova FC debutó en la división de bronce.

Fue en la campaña 2001/2002 con Felipe Mesones en el banquillo. El conjunto albinegro de los Estruch, Kortina, Rubén Blaya, Manzano, Sanromán etc..., solo fue capaz de sumar un punto en esas mismas cinco jornadas. No se arregló mucho la temporada y acabaron con 44 puntos, a dos del descenso a Tercera.

El camino actual de los albinegros iría por los mismos derroteros si no fuera porque el bloque cartagenero está solventando bien sus partidos en el Cartagonova. En caso de algún tropiezo más en jornadas anteriores la plantilla estaría entre los candidatos al descenso.

Es difícil de explicar los motivos por los que este FC Cartagena sigue sin dar el callo lejos de casa. Ha perdido tres encuentros y empatado dos de ellos. Hay solo dos equipos en el grupo, el Betis B y el Melilla -en descenso directo- que le superan con un punto.

El preparador cartagenerista explicó a la conclusión del enfrentamiento ante el Recreativo de Huelva, en el que, recordemos, estuvieron por delante casi toda la segunda parte, que el hecho de ir por delante en el marcador les puso nerviosos y dieron un paso atrás. «El mayor error fue, tras marcar, ponernos nerviosos, porque nos echamos atrás», exclamaba Víctor Fernández, quien, a la vez esgrimía sentirse satisfecho con el trabajo de los suyos.

Parece que este equipo tiene un problema de confianza enorme a la hora de encarar este tipo de enfrentamientos. Mientras que en el Cartagonova la seguridad en su juego es cada vez mayor y han aprendido a jugar al fútbol y a sufrir con equipos correosos -tres triunfos y un empate-, cuando hay que viajar, ocurre todo lo contrario. La personalidad demostrada en la jornada anterior se difumina de tal manera que el FC Cartagena no es ni la sombra de lo que fue siete días antes. Los aficionados en general andan bastante despistados y no saben a qué carta quedarse, porque este equipo está hecho no solo para mantenerse sino para cotas mayores a pesar del discurso prudente de sus dueños.

Ante el peor local

Curiosamente este próximo fin de semana el FC Cartagena medirá sus fuerzas ante un oponente, el Real Betis B, que se ha convertido por derecho propio en el peor local de los 20 que hay en el grupo cuarto. Los blanquiverdes -farolillo rojo de la clasificación- han conseguido en cinco jornadas tres puntos -una victoria y cuatro derrotas. Solo le han ganado al Jumilla y perdieron frente al Mérida, UCAM, Real Jaén y Recreativo de Huelva, con diez goles encajados en su campo.