El Real Murcia ya se ha puesto serio de una vez por todas y ayer confirmó su reacción al mal inicio liguero con su tercera victoria consecutiva. Y no fue una victoria cualquiera, porque los jugadores de José Manuel Aira confirmaron que la crisis está más que superada en un partido en el que las cosas se pusieron en contra muy pronto con un gol de los onubenses, quienes no conocían la derrota hasta que se han tropezado con los granas. Encima también fue la primera alegría lejos de Nueva Condomina, otra asignatura pendiente para todos los equipos que sueñan con llegar al play off, como es el caso de los murcianos.

Sin embargo ayer, la mejor versión de Chavero y el acierto de los hombres de ataque permitió al Murcia remontar el partido y dejar pinceladas de lo que puede ofrecer finalmente la plantilla diseñada para el nuevo proyecto.

Trece minutos tardaron los granas en tirar por tierra toda la seguridad defensiva exhibida en las últimas jornadas. El tiempo en el que el San Roque disfrutaba de su primer córner del partido y en el que logró hacer lo que parece tan simple. Balón al primer palo, un jugador local aparece para peinar el esférico y Chaco, con la alfombra roja y con muy poca resistencia, se encargó de darle un disgusto a los murcianos. Todos los planes iniciales que tenían los granas se fueron al traste por un gol de esos con los que el Murcia del año pasado se convirtió en un equipo temible.

Ahora, tras el gol, el peor problema para el Murcia fue que los futbolistas del San Roque no pensaron en proteger el marcador, ya que más bien pensaron lo contrario. Si los murcianistas lograron hacerse, dentro de la marabunta, con el control del balón en el centro del campo, los pupilos de José Manuel Aira ya no se encontraron tan sueltos como al principio. El entrenador del Murcia repitió por primera vez alineación en lo que llevamos de curso, pero el escenario fue muy distinto al del Melilla la pasada semana, cuando los granas se adelantaron en el primer minuto. Ahora se veían perdiendo al cuarto de hora y obligados a darle la vuelta a la situación.

Era normal que Aira volviera a apostar por dos delanteros en el once titular con Azkorra y Carlos Álvarez después de los últimos resultados positivos. Sin embargo ayer volvía a pasar lo de casi siempre. Y sin un plan claro ni una estrategia definida, el Murcia encontró cierto sosiego a diez minutos del descanso, cuando al San Roque se le pasó el calentón de verse ´tuteando´ a un equipo muy superior. Solo Chavero optó por bajar el balón al césped para tratar de elaborar y darle continuidad al juego de sus compañeros enlazando dos regates con dos pases correctos, pero nadie más parecía tener la inspiración necesaria para que conociéramos al portero onubense. En el cuarenta, Fernando se tuvo que aplicar en un libre directo que llevaba mala pinta para los intereses granas. El Murcia se estiraba poco a poco, pero el San Roque parecía que se lo creía más que su rival, al menos desprendía esa sensación.

Sin embargo, que la constancia tiene premio se confirmó cuando de nuevo Chavero, en un balón que caía del cielo sin dueño en el área local, tuvo el coraje de ganar el esférico para sacar petróleo, del refinado y del caro por cierto. Y es que el balón blando y tibio que rescató el catalán, unido al fallo del defensa al despejar, fue aprovechado por un Sergio García que, como el que no quería la cosa, apareció por allí para asestar un golpe psicológico al rival segundos antes de que el colegiado mostrara el camino de vestuarios. El cántabro, que hace una semana inauguraba el marcador ante el Melilla, se anotaba el segundo en su cuenta particular y ponía de nuevo los contadores a cero para el segundo periodo.

Un segundo tiempo que exhibió rápidamente las mejores virtudes y los peores defectos de los granas. Los de José Manuel Aira, a los cuatro minutos de pasar por vestuarios, se ganaron la matrícula de honor cuando en una contra de libro, Germán optó por esconder el egoísmo intrínseco del futbolista y se la regaló a Carlos Álvarez para firmar la remontada. Pero fue más un gatillazo, pues Sobregrau tardó tres minutos en volverse loco dentro del área y cometió un penalti innecesario que Lolo transformó con potencia para que los murcianos tuvieran que ponerse a remar de nuevo.

El que más lo intentaba era Carlos Álvarez, pero bien por mala precisión (55´), o mediante un cabezado flojo detenido por Bocanegra (59´), los granas sufrían de lo lindo para cruzar el medio campo. Los cambios se hicieron esperar demasiado, algo que por otra parte es marca de la casa. Fue doble por el bando grana, ya que Isi y Fran Moreno sustituyeron a Germán y Azkorra. Cuando Isi sale al campo, los rivales se preocupan mucho del ciezano, genera espacios libres y el Murcia parece otro equipo. Su titularidad y su suplencia es un debate constante para los aficionados.

Aira mueve piezas en ataque con mucha frecuencia, pero cada semana evidencia más que algunos jugadores tienen el puesto garantizado hagan lo que hagan. Por dar más pistas, donde más descarada resulta esta situación es en el centro del campo. El trabajo de Armando nadie lo discute, pero su rendimiento, al menos el positivo, solo lo sigue viendo su entrenador, mientras que jugadores como Guilló y Rafa de Vicente siguen escondidos, quizás como peor pecado, por tener el cartel de ´jugones´.

Pero ayer Chavero tiró de la pausa y el repertorio que mostró el curso pasado defendiendo la camiseta eclesiástica y en el minuto setenta y seis, lo que para cualquiera habría sido un disparo forzado para probar suerte, se convirtió en una lección de calma y de clase. Chavero aguantó y protegió el balón con tanta sangre fría que hasta pudo haberse tomado un café, pero vio a Fran Moreno llegar como un tiro y decidió regalarle un pase que ya era medio gol. El propio Fran Moreno provocó un penalti a dos minutos del final que significó la expulsión del local Juanma y el cuarto tanto de los granas, ya que Chavero desde los once metros también dio una lección, la única que le faltaba al catalán.