El Sevilla Atlético, un equipo maduro con las ideas claras, puso ayer contra las cuerdas la idea de fútbol de toque que propone el entrenador albinegro Víctor Fernández. El filial hispalense respondió al Cartagena con su propia medicina, sometió al rival y estuvo cerca de sumar otros tres puntos. Moisés García, en el minuto 84, rescató un punto para los visitantes, que merecieron al menos el empate en la segunda parte.

Quiso proponer Víctor Fernández menos riesgo y más seguridad en la línea defensiva. A la entrada obligada de Candelas en el once por la la lesión de Jesús Álvaro, el técnico emeritense dio la titularidad a Federico Laens, un chico veloz que nunca da un balón por perdido. Con el uruguayo en punta, Menudo y Sergio García en las alas, Limones optaba por el balón largo por primera vez esta temporada. El Cartagena estuvo incómodo, molesto por la buena presión rival.

Un Sevilla Atlético con carácter dejaba claras sus intenciones a ocupar los primeros puestos de la clasificación. Empatar en La Condomina, vencer al Real Jaén y sacar los colores a todo un Recreativo de Huelva en el Colombino eran unos antecedentes a tener en cuenta. Entre Lasso, Cotán e Ivi, tres novatos con pinta de experimentados, trenzaron a las mil maravillas y pusieron a trabajar a Limones desde el primer minuto.

Carácter y personalidad

Los hispalenses fueron una calcomanía del fútbol de toque y presión intensa que también propone Víctor Fernández. No se asustó el filial sevillista, que plantó cara al conjunto albinegro con su propia medicina: intenso, ordenado, concentrado e incisivo en todo momento.

El Cartagena, no obstante, respondió con dos balas en los carriles diestro y zurdo. Así, Menudo no dejó de buscar asociaciones y Sergio García intentaba hacer sangre en el área de Soria, seguro y acertado en sus intervenciones. De hecho, mantuvo la atención cuando Cristo filtró un balón entre líneas a Menudo.

Cuando los de Diego Martínez insisten, hasta el Cartagena se ve forzado a cambiar de guión: desdibujado, impreciso, una versión inédita del conjunto albinegro, sometido a la entereza local. Ivi, el hombre gol de los hispalenses, aprovechó una salida en falso de Limones para adelantar al Sevilla Atlético a la media hora de partido.

Acto seguido, un Sevilla Atlético autoritario lo volvió a intentar en un par de combinaciones de Cotán y Lasso, una pesadilla para la zaga albinegra. Borja, de hecho, a punto estuvo de sorprender a Limones de falta directa. El balón se marchó al lateral de la red.

Como cuando ocurre un accidente, el área de Soria estaba acordonaba. Zona prohibida a la que el Cartagena necesitaba estar acreditado para entrar y en la que apenas si pudo meter la punta de la bota. La primera parte fue fa madurez de unos contra la impotencia de otros.

Ya en el segundo acto, los de Víctor Fernández ganaron en equilibrio y protagonismo. No arrojaron la toalla ante un Sevilla Atlético que en los últimos años siempre dio guerra al Cartagena. Primero dio el campanazo en el Cartagonova cuando Menudo, un sevillano de corazón bético, daba sus primeras lecciones de fútbol. De hecho, aquella tarde el filial hispalense se llevó la victoria de benipila por 2-3.

Al margen de enfrentamientos pasados, el ariete Carrillo, ex del Real Murcia, sacaba petróleo de cualquier balón suelto en el borde del área. Sin embargo, varios de sus disparos acabaron por encima de la portería de Limones.

Las sustituciones decidieron la segunda parte del choque, para bien y para mal. La cruz se la llevó el Sevilla Atlético, que mantuvo la compostura de conjunto disciplinado que conoce la lección al dedillo. La envoltura del filial hispalense, aparentemente, lleva a pensar en un equipo verde, físicamente muy justo, pero lo de ayer en el Ramón Cisneros constató que los resultados cosechados anterioremente no fueron casualidad: es un rival duro, con las ideas claras y difícil de hacer daño.

Los de Sevilla perdieron la fresura y la claridad con la que llegaban al área del Cartagena en la primera parte, pero, eso sí, no dieron síntomas de derrumbe: hubo solidez defensiva y gestión del tiempo. Los locales hicieron los deberes hasta el momento y la réplica tenía que venir del conjunto albinegro, por detrás del marcador.

La remontada, o al menos la igualada, se presentaba complicada pese a que había margen de sobra para la épica: el único acercamiento que exigió a David Soria los cinco sentidos fue un pase entre líneas de Cristo a Menudo en la primera parte. Excepto aquella del sevillano, apenas si a los asistentes les entró miedo con algún balón por alto que peleó Laens como un jabato.

Decía el uruguayo Julio César Ribas que a la cancha «no entran los que se lucen con la pelota, sino los que le hacen bien al equipo». Rivero, Juanlu Hens y Álvaro Montero le hicieron bien al Cartagena, le dieron otro brío, un intercambio de protagonistas que reclamaba el partido. Tarde o temprano, conforme avance la temporada, Víctor Fernández valorará las alternativas que tiene en el banquillo, como por ejemplo Ayoze, el prometedor Palau y el Pepe Reina albinegro, Manzanares, un chico nada problemático que es consciente de su papel secundario en el equipo.

Rivero fue algo así como la alegría del Cartagena, que agradecía la pausa y la distribución otorgada por el exfutbolista del Tenerife. Juanlu, ausente en el partido ante la Real Balompédica Linense por lesión, sumó una batería de centros al área de Soria. En el caso de Montero, pudo marcar el empate en un córner que cabeceó al primer palo pero que se marchó por encima del larguero.

De nuevo el premio a la insistencia, a mantener el tipo pese al dominio local, tuvo un premio merecido para el Cartagena: en el minuto 84, Moisés García cabeceó a la red un buen centro de Menudo desde la frontal.

Sigue sin poder sacarse la espina de la primera victoria, pero el Cartagena, al menos, ya obtiene un premio: dos puntos.