Dice el refranero popular español que «a perro flaco todo son pulgas», algo que representa a la perfección la situación que está viviendo el Real Murcia, ya que el mal arranque deportivo de los jugadores que dirige José Manuel Aira ha repercutido directamente en el último empujón que solía recibir la campaña de abonados de la centenaria entidad.

Sin embargo, ahora mismo el número de carnés retirados solo supera ligeramente la cifra de los 5.000 y las mejores expectativas dentro del club es que se puedan abonar todavía medio millar de socios, pero no muchos más. Teniendo en cuenta que el curso pasado la cifra final de abonados murcianistas, con 6.906 socios, a las puertas de los 7.000, todo hace prever que la situación para esta campaña será distinta, quedándose en el camino un grupo de más de mil quinientas personas que respecto a la temporada pasada han decidido no renovar su confianza en la centenaria entidad.

Y es que la rabia no se refleja solo en el capítulo deportivo, donde el equipo no ha sido todavía de ganar después de tres partidos de Liga y uno de Copa del Rey, ya que las malas sensaciones del arranque del campeonato han frenado, con toda seguridad, a los más indecisos, los que esperan hasta última hora para ver cómo arranca el equipo y entonces decidir si realizan el pertinente desembolso o si ven los partidos en casa a través de la televisión. El curso anterior, también con Aira en el banquillo y con una plantilla confeccionada en apenas quince días, el Murcia firmó un inicio de Liga tan bueno que los dirigentes granas sí notaron entonces una especia de efecto llamada que logró darle el último empujón a una campaña de abonos que también se había estancado, como la actual sin ir más lejos.

En cualquier caso, existe una última oportunidad de ayudar a las arcas del club por medio del trabajo de los jugadores, y no es otra que aprovechar los dos partidos seguidos en Nueva Condomina para enderezar un pésimo arranque que ha llevado a los murcianistas a hundirse en la clasificación del Grupo IV de Segunda B, siendo uno de los conjuntos que partía como aspirante, como mínimo, para jugar el play off de ascenso, tal y como ocurrió la última temporada. Primero llega el filial del Betis el domingo y una semana después será el turno para que el Melilla pise el coliseo grana, dos oportunidades fantásticas para cambiar la dinámica y para darle una alegría a unos aficionados que en ningún caso esperaban verse como colistas a las primeras de cambio.

Esa decepción y el constante clima de inestabilidad que rodea al Murcia también se podrían traducir como factores a tener en cuenta para que las mejores previsiones en las oficinas de Nueva Condomina sea la de estar a tiempo de hacer unos quinientos carnés más. La reducción en el número de abonados también es algo que repercute de manera crucial en los escasos ingresos de los granas, ya que la partida económica que se obtiene de la campaña de abonados es la más suculenta y, además de las aportaciones personales del presidente Samper, supone también un seguro de vida para cerrar el ejercicio sin mantener ningún tipo de deuda ni con los jugadores ni con los empleados.

Por lo tanto, si finalmente la cifra se reduce drásticamente, será otro hándicap para las maltrechas arcas de la entidad y obligarán al máximo accionista, como siempre por otra parte, a poner el dinero de su bolsillo para cuadrar un presupuesto que para esta campaña volverá a rondar los dos millones de euros, englobando tanto el capítulo deportivo como todos los gastos derivados entre empleados y mantenimiento del estadio.

Otra vía que habría sido atractiva para los que se lo piensan hasta el último momento habría sido la de seguir vivos en la Copa del Rey, alimentando las opciones de pasar tres rondas y tener opciones de aspirar a una hipotética eliminatoria frente a un rival de Primera División, pero el Cádiz se encargó de dilapidar estas opciones en noventa minutos. La última oportunidad es arreglar las cosas mal hechas sobre el campo y que los buenos resultados cambien el panorama.