Menuda faena para el fútbol. Siempre llueve cuando no hay escuela y nunca a gusto de todos, pero el partido tuvo muchos contenidos que unían al agua con el fútbol o viceversa. Era la primera vez que La Hoya Lorca y Real Murcia se enfrentaban en la historia y la Ciudad del Sol recibió a esta fiesta regional del fútbol con unos cuantos litros por metro cuadrado que cayeron durante toda la jornada, incluidas las dos horas que duró el partido.

Pero la sonrisa en los directivos del brócoli mecánico lucía y de qué manera. Y es que el agua caída había regado los agradecidos campos lorquinos y eso traducido en euros son bastantes. Teniendo en cuenta que la economía de La Hoya Lorca se sustenta en los empresarios hortofrutícolas, se puede decir que los puntos en juego era lo de menos para los hoyeros.

Algún directivo se atrevió a decir, incluso publicó en las redes sociales, que en cuanto la Hoya Lorca ha demandado agua, el liquido elemento no se ha hecho esperar. Por si alguien no lo sabe,el mensaje que luce el club que preside Luis Jiménez es «necesitamos agua». Un gran cartel con ese lema presidía la grada lateral con los escudos de la Hoya Lorca y Real Murcia.

Esa misma agua tan necesaria frenó la presencia de más público en las gradas del estadio Artés Carrasco. Las cámaras de la 7 Región de Murcia también dejaron a los mas frioleros en sus casas.

Fue Día del Club, es decir, que los socios tuvieron que pasar por taquilla y los precios se incrementaron. Quienes no fallaron fueron los doscientos fieles del Real Murcia, los cuales desafiaron las inclemencias del tiempo y se ubicaron en el fondo sur. Se dejaron notar con los gritos de siempre, Samper y demás. Solo se les escuchaba a ellos. Quien sí estuvo a cubierto, como casi todos en la tribuna alta, fue Merche Sanguiao, una lorquina, socia del Real Murcia, que lleva tatuado en un muslo el escudo del club del club pimentonero y la frase «contigo hasta el final».

El estado del terreno de juego ya estaba mal, pero se puso peor con el agua que cayó. La empresa Heredia y Mulero, la cual lució dos modelos de tractores en las esquinas del terreno de juego, fue invitada por algunos, aprovechando que ya estaban las máquinas y en tono jocoso, claro, a labrar el penoso césped, el cual está pidiendo a gritos un cambio. «No hay futuro sin agricultor», fue la frase que lucían las pegatinas que regaló la citada empresa. Todos contentos y felices con el agua. ¿Los puntos que se jugaban en el partido?, ayer no era lo prioritario, puesto que quedan muchas jornadas. Pero por si acaso, también se quedaron en casa, tanto los puntos como el agua.

También estaba satisfecha la Consejera de Medio Ambiente, la lorquina Adela Martínez Cachá, quien después del partido felicitó a los jugadores locales por la hazaña conseguida junto a Paco Jódar, alcalde de la ciudad; y Juan Marín, presidente de Proexport. Feliz porque se enfrentaban dos equipos murcianos, cuya amistad está más que demostrada y porque el agua que había caído y estaba cayendo hará olvidar por unas semanas la sequía que sufre nuestra Región. Nunca hubo tanta y tan buena relación entre el fútbol y el agua.

También debutó en el palco del recinto lorquino el director general de Deportes, el cartagenero Alonso Gómez López. Cerquita, estaba el representante del Real Murcia en la persona de su director general, Víctor Alonso.

En estas fiestas del fútbol murciano se esperaban más primeros espadas de la política regional, pero como somos de secano y el agua arruga, igual prefirieron verlo por la televisión. Ya habrá mejor momento para lucir palmito.

El brócoli mecánico es una entidad agradecida y no olvida a los jugadores que fueron más mecánicos que nunca hace dos campañas. Por ello entregaron un recordatorio al hoy grana Armando en su primera visita como visitante.

En el descanso, la atracción fue el bingol. Con Jesús Abellaneda, ´fresita´, como animador, la agraciada con la camiseta y pellas de brócoli fue una chica llamada África. Las cosas de la vida. Lloviendo a mares y África se lleva el premio. Muy sentido fue el minuto de silencio en memoria de las víctimas del rally de Galicia.

Otro hecho curioso fue que el trío arbitral, del colegio madrileño, tomó café, dos horas antes del encuentro, con el flamante árbitro lorquino de Primera División, José María Sánchez Martínez. Se conocen y ambos aprovecharon la ocasión para contarse sus cosas. Miguel Ángel Ortiz Arias fue el más listo. Fue el único que tenía camiseta de repuesto. En el descanso, dejó en el vestuario la empapada camiseta amarilla y se colocó la de color verde esperanza, mucha más ligera sin agua.