Los ciclistas son los grandes protagonistas de la Vuelta a España. Pero detrás de ellos hay numerosas personas que trabajan intensamente para que todo vaya sobre ruedas. Una de ellas es Francisco Jiménez Miranda, responsable de Medios Sociales de la Unidad de Movilidad y Seguridad Vial de la ronda española, quien se ocupa de ofrecer protección permanente a los ciclistas de los diferentes equipos. El capitán de la Guardia Civil está por tercera y último año al frente del dispositivo de seguridad. Asumió el control en la primera etapa en Marbella y llegará hasta Madrid con el pelotón. Su cargo, que se releva cada tres años dejando paso a otros compañeros, es de carácter voluntario, por lo que se da la posibilidad de disfrutar desde primera línea de esta gran competición nacional. Una organización muy compleja compuesta por 128 hombres, de los cuales 58 son motoristas, que mantienen la seguridad en todo momento de los pelotones. Los operativos motoristas, que provienen de diferentes puntos de España, realizan previamente unas pruebas teórico-prácticas para poder comandar de forma correcta las etapas para que todo transcurra con total normalidad como vemos en nuestros televisores desde casa.

Concretamente desde Jaén, donde ayer acababa la séptima etapa, Francisco Jiménez explicaba a esta redacción que los motoristas que se subdividen en varias unidades. Por un lado se encuentra Seguridad Interna, responsable de controlar los puntos delicados de cada etapa como pueden ser las curvas peligrosas o redondas que deben acordonar. Los Banderas Amarillas embolsan en contra de la carrera a los ciclistas y los Reservas se ocupan de proteger a los ciclistas situándose justo detrás del último pelotón. Por último aparecen los Banderas Rojas, que es la unidad más próxima al ciclista y se encargan de abrir las carreras.

En cuanto al método empleado durante toda la Vuelta, «seguimos el mismo formato, una cápsula móvil que se ocupa de proteger a los equipos durante todo el recorrido y Seguridad Interna controlando los posibles puntos peligrosos». Para el desplazamiento de una ciudad a otra, los Banderas Amarillas desaparecen, ya que no existe la necesidad de embolsar. Se emplean los mismos formatos de actuación tanto para una ciudad como para otra, sin influir la densidad de aficionados que pueda entorpecer la etapa o la dimensión de la misma.

Los corredores se toparán en Murcia con la Cresta del Gallo, el punto más complicado y de más altitud de la etapa murciana. Un recorrido al que Jiménez atribuye de tercera categoría por su extensión de diez a doce kilómetros, con alrededor de un siete por ciento de inclinación en subida. «Para estos casos, los motoristas, primeramente, limpian el itinerario para que la zona esté asegurada y no exista riesgo alguno para el ciclista».

Francisco Jiménez terminaba criticando a esas personas que no respetan a los ciclistas poniendo en riesgo su seguridad. Una buena prueba de ello es esa gente que se coloca delante en las carreras, calificándolos de «acosadores», poniendo en riesgo su vida propia y la del ciclista. Lo ocurrido en esta propia Vuelta con el incidente de Ben King y el hombre que intentó robarle la bicicleta lo considera de un incidente simpático pero que deja en muy mala imagen nuestro prestigio en el deporte internacional.