No es habitual que un fichaje de invierno se acabe convirtiendo en una referencia para un equipo. Y menos en un símbolo para la afición. Pero no es el caso de Acciari. En febrero de 2002, el argentino fichó por el Real Murcia para cubrir las carencias de la plantilla. Hacía falta un jugador de brega, un pulmón para el centro del campo. El club no solo encontró al hombre ideal para esa posición. Encontró también a un futbolista que muy pronto se ganó por derecho propio entrar en las páginas de historia de la entidad. El Real Murcia en el siglo XXI no se entendería sin la figura de José Luis Acciari. Un jugador que lo dio todo sobre el césped pero también fuera de él. Siempre con pasión y orgullo. Un murcianista de los pies a la cabeza. Días después de anunciar su retirada, repasamos sus nueve temporadas como grana.

De refuerzo invernal a salvador

La historia de Acciari en el Murcia va muy ligada a la de David Vidal, probablemente el entrenador que más influyó en su carrera´. Vidal fue el primer técnico con el que se encontró en la capital del Segura. No tardaron en entenderse. Al gallego no le hicieron falta muchos entrenamientos para saber que el chaval que acababa de aterrizar con solo 22 años estaba en condiciones de ser titular. Aun así, su estreno se produjo saliendo desde el banquillo. Fue en Los Pajaritos (3 de marzo de 2002) en un partido que el Murcia acabaría perdiendo. A partir de ese duelo, y hasta el final de temporada, Acciari jugaría todos los minutos. «Recuerdo que después de jugar contra el Numancia no volvió a sentarse en el banquillo. Hizo una temporada magnífica. Era agresivo, participaba mucho en el juego. Justo lo que necesitábamos en aquel momento. Acciari era un motivador nato y pronto nos dimos cuenta de su carisma», rememora David Vidal. El idilio con la afición comenzó precisamente en la recta final de ese campeonato en Segunda. El Murcia llegó a la última jornada con la soga al cuello. Necesitaba ganar al Jaén para mantener en la categoría. Cuando peor pintaba el partido apareció Acciari para marcar el primer gol de la tarde y encarrilar un duelo que acabaría 3-0 y con los granas en Segunda.

Pieza clave en un ascenso histórico

Pero fue en el siguiente curso cuando definitivamente el ´Loco´ se convirtió en un ídolo para la vieja Condomina. Fue la temporada del ascenso. Un Murcia excepcional, con Acciari como principal sostén, acabaría en Primera después de una campaña sobresaliente. «Ese ya jugó un papel de mandamás. Era el entrenador dentro del terreno de juego. Ordenaba y jugaba. Fue un año de mucho sacrificio, de mucho trabajo y él representaba perfectamente las cualidades de ese equipo», relata Vidal. Fue el propio Acciari quien pasaría a la historia por anotar el gol del ascenso ante el Levante, un tanto que devolvió al Murcia a Primera 15 años después. «Acciari tenía, y tiene, mucha personalidad. Mucho carácter. Puede que no sea el mejor jugador al que he entrenado, pero tácticamente era perfecto».

Sin complejos ante los mejores

El periplo en Primera, sin embargo, no fue demasiado fructífero. Con un equipo lejos de poder competir en la elite, el Murcia acabó descendiendo por la vía rápida y una de las pocas noticias positivas fue la actuación de Acciari. No se arrugó ante talentos mundiales como Zidane y Ronaldinho. Demostró que tenía potencial para jugar en la mejor liga del mundo. Fue el segundo jugador que más minutos disputó con el Murcia y su capacidad de sacrificio no pasó desapercibida para varios clubes de Primera. El Deportivo, que por entonces discutía la hegemonía en la Liga a Madrid, Barça y Valencia, a punto estuvo de contratarlo. Pero, por suerte para los aficionados murcianistas, el fichaje no se concretó.

Peso fuerte dentro del vestuario

Acciari siguió con el Murcia en Segunda en la temporada 2004/05. Un año complicado. El equipo contó con hasta tres entrenadores diferentes: Preciado, Husillos y Casuco. Con todos ellos, había algo indiscutible: Acciari era uno de los fijos. Fue el hombre de la plantilla que más minutos jugó ese año. «Siempre ha sido un jugador importante, no solo conmigo. Desde que llegó a Murcia, demostró tener muchísima personalidad y un compromiso cien por cien con la camiseta», explica Casuco, que destaca del argentino «sobre todo su forma de competir, siempre al máximo». El técnico lorquino va más allá y habla del ´Loco´ como «uno de esos jugadores de equipo que todo entrenador quiere tener». «Es un futbolista que transmite energía, compañerismo, buscando lo mejor para el equipo. Creo que ha sido un símbolo para el murcianismo», añade.

Temporada de transición

Al año siguiente no cambiarían mucho las cosas para el equipo ni para Acciari. El Murcia realizó otra temporada mediocre en Segunda -después de Casuco, que continuaba de la anterior, llegó Sergio Kresic-, pero el argentino seguía erigiéndose en uno de los baluartes principales del equipo. El Murcia ya era sobradamente conocido entonces por contar con uno de los mediocentros defensivos de Segunda que poco a poco iba sumando partidos en la categoría, 35 más ese año.

Ascenso agridulce antes de partir

La 2006/07 fue una temporada de contrastes para Acciari. Por primera vez desde su llegada a Murcia no fue protagonista para el equipo. Pasó a tener un papel secundario con Lucas Alcaraz. El Murcia armó una plantilla a golpe de talonario y se vio relegado al banquillo durante la práctica totalidad del curso. De hecho, sus primeros minutos llegaron ante la Ponferradina en la jornada 37, en el partido en el que se rubricó el ascenso a Primera. Alcaraz le hizo partícipe de una gesta que devolvió al Murcia a la elite. El concurso de Acciari creció en las últimas jornadas del campeonato, pero eso no sirvió para evitar que el argentino acabara su primera etapa como grana con un sabor agridulce.

Regreso a casa por la puerta grande

Seis años más tarde, en la 2012/13, después de su paso por Córdoba, Elche (cuatro cursos) y Girona, el ´Loco´ cumplió otro sueño volviendo a la que siempre ha considerado su casa. Nueva Condomina le recibió con los brazos abiertos. El Murcia y Acciari volvían a encontrarse en Segunda. Siviero arrancó ese año como técnico, pero después llegó Onésimo que apostó decididamente por él en el tramo final del curso, con el Murcia jugándose una vez más la vida. «Cuando llegué, el equipo ya tenía muchos problemas. Pero Acciari fue de los jugadores que hizo grupo. Conmigo empezó sin jugar, pero el tío aportaba igualmente. Siempre dio la cara. Me ayudó muchísimo. Fue un futbolista importante para que acabáramos logrando una salvación creo que muy meritoria», apunta. Para el técnico vallisoletano, las cualidades del ´15´ grana van más allá de lo que se ve cada domingo sobre el césped: «Creo que es un referente para los jóvenes porque es de esos jugadores que saca lo máximo de lo que tiene, y eso no todos lo consiguen. Si hay dos palabras que le definen son profesionalidad y compromiso».

El momento más duro

Con 35 años a sus espaldas, Acciari siguió ofreciendo un rendimiento excelente con la camiseta grana en Segunda. Con Julio Velázquez en el banquillo, volvió a ser un jugador de peso dentro del terreno de juego. El equipo acabó en cuarta posición y se ganó el derecho a disputar el play off, con el argentino buscando su tercer ascenso a Primera. No fue posible y el curso acabó en pesadilla: con el descenso por vía administrativa. El momento más duro que al ´Loco´ le tocó vivir con el Murcia, según reconoció varias veces posteriormente. Aun así, nadie olvida la imagen de Acciari y de Albiol, a las puertas de la sede de la Liga, clamando por la readmisión del equipo en Segunda. Un gesto que acrecentó su leyenda.

Despedida pese a su mejor año

El traumático descenso no sirvió para frenar la ilusión de Acciari por seguir defendiendo el escudo murcianista. Todo lo contrario. Lejos de pensar en su retirada, alimentó sus ganas por devolver al equipo a la categoría que no debió abandonar. Con Aira no solo mantuvo el nivel de siempre, sino que además fue el máximo goleador del equipo, con ocho goles, y uno de los futbolistas que más jugó. El sueño del ascenso se esfumó rápidamente en la primera eliminatoria del play off ante el Hércules, contra el que jugó su último partido con la grana. En el año de su adiós, Acciari transmitió las mismas señales que siempre ofreció, la de un jugador incansable con un amor desmesurado por la pelota y por el Real Murcia. Un futbolista que ya forma parte de la historia de un club centenario.