El sueño de la Segunda División deberá esperar para el UCAM Murcia, que puso fin a su temporada cayendo con todos los honores. Un empate en casa ante el Bilbao Athletic (1-1) le apeó de las eliminatorias por el ascenso después de que los rojiblancos igualaron el encuentro a falta de ocho minutos para el final. Un duro mazazo para los universitarios, cuando todo apuntaba a que el duelo se iría a la prórroga.

No transmitió buenas señales el UCAM en el final de la temporada regular y esas malas vibraciones se han reflejado en este play off. Sufrió para eliminar al Real Unión en la primear ronda y ayer no pudo con el Bilbao. El equipo ha llegado tocado físicamente al tramo decisivo y eso le ha pasado factura al ser un conjunto que vive de la inspiración de sus atacantes y de su juego colectivo. Aun así, nada que reprochar a Eloy Jiménez y los suyos. Han firmado un notable curso e, incluso ayer, murió con las botas puestas.

Con la eliminatoria en contra, se plantó en el terreno de juego con su habitual ambición. Salió al ataque pero sin asumir excesivos riesgos, consciente de que un gol en contra ponía la serie cuesta arriba. Pero no tardó en avisar de sus intenciones. Chavero fue el primero en intentarlo con un disparo desde la frontal. El interior derecho fue el más activo de su equipo en los primeros minutos y poco después volvió a probar fortuna con un remate a la media vuelta. Manolo, ayer titular junto a César Remón en la medular, también se encontró con un balón muerto aunque su lanzamiento salió muy desviado. En solo 15 minutos, los universitarios ya habían gozado de tres aproximaciones claras. Del Bilbao Athletic aún no había noticias. El filial rojiblanco tardó en cogerle el pulso al partido. Como ya sucedió en el encuentro de hace siete días en San Mamés, no se encontró cómodo en los primeros compases por la presión alta a la que le sometió al UCAM. Pero curiosamente el gol de los murcianos llegó por un error clamoroso del guardameta bilbaíno, Remiro. Con el balón en los pies, se durmió tanto que la presión de César Remón acabó surtiendo efecto. El despeje del portero rebotó en el mediocentro y la pelota se coló dentro de la portería. El error definió la bisoñez de un equipo filial y la experiencia del UCAM, con futbolistas dispuestos para el toque y la brega.

Lo curioso es que el desacierto no desorientó ni a los jugadores del Athletic ni a su portero, que siguió jugando con calma cuando disponía de la pelota pese al runrún de la grada. La valentía también es un atributo que suelen poseer los filiales y éste no fue menos.

Después del tanto el partido entró en un periodo de tensa calma. El conjunto local, con media parte del trabajo hecho, cedió el balón a su rival y retrasó unos metros las líneas. Con la eliminatoria igualada ya no había necesidad de arriesgar aunque un gol en contra se podía pagar caro. Aun así, el Athletic no generó peligro sobre la meta de Escalona, que vivió una primera parte muy plácida. La única intervención de mérito fue un disparo desde la frontal de Santamaría que desvió a córner. El encuentro estaba como lo quería el UCAM, cómodo sin la pelota y tratando de hacer daño con salidas rápidas. Tampoco lo consiguió porque los chavales de Lezama estuvieron bien plantados atrás y apenas dejaban huecos atrás.

Fue tras el descanso cuando los de Eloy Jiménez volvieron a asumir más protagonismo. Y no tardaron en generar peligro. En apenas un minuto rozó el segundo tanto con dos acciones consecutivas. Primero Nono filtró un balón perfecto a Javi Gómez, que cedió a Chavero y su disparo lo desvió Remiro con los pies. Luego fue el propio Javi Gómez el que con una chilena espectacular envió el balón pegado al palo. Las intenciones de los locales eran claras. Pero el Athletic no se amilanó. Siguió manteniendo el tipo con pulso firme.

El UCAM tenía una carta fuerte en el banquillo y Eloy no tardó en utilizarla. Hugo Díaz, habitual en el once a lo largo de todo el año, entró desde el banco a los 15 minutos de la reanudación en lugar de Javi Gómez. Y poco después ingresó Juanto por un Nono muy cansado, el mejor reflejo de este UCAM en este tramo final. Los murcianos mantenían el mismo sistema aunque con dos futbolistas de refresco con los que buscar el segundo gol. Hugo Díaz no tardó en generar problemas a la defensa del Athletic con su punta de velocidad. En una de sus primeras acciones con su zancada dejó varios metros atrás a Unai Bilbao, que en la carrera partió con ventaja, pero no supo resolver delante del portero rival.

El partido estaba en el alambre. Un gol, en un lado o en otro, podía resultar definitivo. Y así sucedió. El Athletic, que llevaba varios minutos sin jugar a nada y hasta tocado, empató el encuentro en una jugada sin aparente peligro. Gorka Iturraspe recibió en la frontal del área y con un lanzamiento fuerte y seco envió el balón al palo largo sin que nada pudiera hacer Escalona. El tanto dejó en estado de shock al UCAM, que solo pudo reaccionar a base de arreones. Con 1-1 y, después de no haber marcado en la ida, tocaba hacer dos goles. Una misión imposible para un equipo sin gasolina y carente de efectividad que se despidió con honores delante de su afición.