¿Cómo fueron sus inicios en el tenis de mesa?

Cuando tenía ocho años vino al colegio el club de mi ciudad, que era bastante importante en Rumanía, para hacer pruebas físicas a los niños y me seleccionaron. Antes había hecho gimnasia, pero hasta ese día no sabía ni lo que era el tenis de mesa. Siempre me pregunto qué habría pasado si no hubiera ido al colegio ese día.

¿Sus padres hacían deporte?

No, no, qué va, nada. Mi padre, de niño, jugó al fútbol y al balonmano. De niña yo tenía mucha energía, empecé con la gimnasia porque me gustaba, y al tenis de mesa llegué por casualidad.

¿En Rumanía las niñas quieren ser gimnastas?

Bueno, en realidad, como en todos los sitios, el deporte más popular es el fútbol, pero sí que tiene mucha tradición la gimnasia.

¿Hay tradición de tenis de mesa en su país?

Bueno, es una de las mejores escuelas de Europa y siempre ha obtenido buenos resultados en mundiales, pero no deja de ser un deporte minoritario.

¿Está mejor que en España?

En plan financiero no, pero quizás la gente sí que tiene más conocimiento del deporte porque la selección ha obtenido mejores resultados que en España. En mi ciudad es bastante famoso el tenis de mesa porque es donde está el centro de preparación olímpica.

Hace ya ocho años que llegó a Cartagena. ¿Sabía dónde estaba cuando le propusieron venir aquí?

La verdad es que no. Cuando tenía 19 años me fui a Alemania a jugar y allí conocí a quien entonces era mi novio (Jesús Cantero). A Cartagena llegué gracias a él.

Y me dicen que ahora no quiere irse.

No, la verdad es que me siento muy a gusto aquí. Aparte de jugar, también estudié en la UCAM la carrera de Turismo y un Master de Administración de Empresas, y ahora estoy trabajando en las oficinas.

Por lo que dice también ha tenido una vida académica intensa y variada.

Hice la carrera de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en Rumanía y aquí llegué con la idea de estudiar otra cosa. Después, a través de las prácticas del Master, entré a trabajar en las oficinas de la universidad.

¿Cuándo salió por primera vez de su casa?

A los 13 o 14 años pese a que tenía el centro de alto rendimiento en mi ciudad. Siempre he estado viviendo fuera de casa, un hecho que me ha dado la oportunidad de conocer mundo y de hablar cuatro idiomas. Echo de menos a mi familia y a mis amigos, pero estoy acostumbrada a estar lejos de casa.

Fue olímpica en Pekín. ¿Qué recuerdos tiene?

Es una experiencia que no se puede explicar con palabras. Encima, estábamos en China, donde el tenis de mesa es el deporte nacional. Había un pabellón precioso que siempre se llenaba y mi selección logró el diploma olímpico, vamos, un éxito.

¿Se hizo fotos con muchos deportistas?

Con Nadal fue con el que más fotos nos hicimos, pero no con muchos otros porque nos daba vergüenza. Tiene que ser muy duro para ellos estar todo el día de mascota.

¿En España se vive bien del tenis de mesa?

He tenido suerte porque muchos equipos sí que han desaparecido y el nivel financiero ha bajado bastante, pero nosotras hemos tenido a la UCAM detrás. A nivel profesional sí se puede vivir de esto, pero no como un futbolista, vamos, un sueldo normal.

¿Le dan alguna beca por jugar con su país?

No, ese es el problema. En Rumanía no hay tantas ayuda por parte del Estado como aquí. Si obtienes algún resultado sí que te dan algún premio, pero es ridículo comparado con otros países. Lo que sí hay es una renta vitalicia que dan cuando te retiras si ganas un oro en el Europeo, Mundial o en la olimpiada, pero yo he ganado tres medallas de plata europeas en tres años seguidos, es decir, que no la he logrado por muy poco.

¿Se ve jugando con 50 años como Juanito (jugador del UCAM Cartagena de 52 años)?

No, yo no me veo con esa edad, es que Juanito es una excepción, no es lo normal, tiene unas cualidades físicas y un juego que le permiten seguir con esa edad. Este año lo hemos visto aquí y es una persona muy responsable.

¿Usted es tan responsable?

Sí, soy muy seria, muy profesional.

¿Ni una broma?

Bueno, también me gusta bromear, pero cuando se trata de trabajo, me gusta hacer las cosas bien, tanto en el tenis de mesa como en el resto de la vida. Hay tiempo para trabajar y para divertirte. No puedo decir que sea una persona seria porque me gusta reírme y bromear, pero cuando las cosas tienen que ser serias...

Su equipo ha ganado ocho títulos de Liga seguidos. ¿No se cansan de ganar?

No porque cada año es distinto aunque pienses que es otro título más. Parece fácil, pero no lo es, porque hay que trabajar muy duro. En cuanto no estás al cien por cien, se te puede ir la liga.

¿Por qué ha sido diferente esta temporada?

Ha sido la más diferente de todas. Hasta ahora teníamos a Yanfei y Zhu Fang y yo era la más joven del equipo, pero ellas no estaban, mis compañeras apenas tienen 20 años y yo he sido la más veterana.

Es decir, que usted ha sido más importante.

No puedo decir eso porque todas las chicas han sumado, pero a lo mejor sí que he tenido más responsabilidad, aunque cada una es muy importante en el equipo.

¿Se plantea volver a su país?

No, de momento no tengo planeado irme a ningún sitio. Para mí tu casa es donde encuentras la oportunidad de hacer tu vida, como me ha ocurrido aquí.

¿Conoce la Semana Santa de Cartagena?

Sí, por supuesto, y te digo que soy una rumana muy españolizada a la que le gusta dormir la siesta, aunque ahora no puedo hacerlo mucho porque estoy trabajando, y me encanta la paella.

¿Cocina bien o las manos solo las usa para jugar?

La gente dice que sí y nadie, de momento, se ha muerto. Me relaja mucho cocinar y hacer cualquier plato internacional, ya sea de Rumanía, español e incluso chino.