A nadie le gusta cambiar lo que está funcionando bien, pero José Manuel Aira, el entrenador del Real Murcia, está obligado a realizar modificaciones en su retaguardia, ya que el defensa David Prieto no podrá jugar el domingo por la mañana en casa del filial del Sporting de Gijón por acumulación de tarjetas amarillas. No deja de ser mala suerte para el preparador grana, toda vez que la línea defensiva de su equipo se ha desmarcado como la parcela más fiable de todas desde el inicio de la temporada, aunque tampoco es ni mucho menos la primera vez que el técnico leonés tiene que lidiar con un problema de este tipo. Otra cosa son las soluciones que tenga Aira tanto en el banquillo como en el Imperial de Tercera, que son muchas, aunque teniendo en cuenta sus preferencias personales, el círculo parece que se estrecha un poco, dejando a unos más dentro que a otros.

No será el primer partido de sanción para Prieto, ya que el sevillano tampoco pudo jugar contra el Burgos después de ver la quinta amarilla en casa del Avilés, la misma situación que va a producirse el próximo domingo. Entonces, en la jornada dieciséis del campeonato, la decisión del entrenador del Murcia fue la de depositar la confianza en el canterano Álvaro Marín para el lateral derecho, optando por reubicar a José Martínez como central, ayudando a Sobregrau en el eje de la zaga, con Pumar en el lateral zurdo. Parece que esta opción sería, en principio, el mejor dibujo que tiene el máximo responsable del banquillo murcianista para actuar en Gijón, pero existen alternativas que nadie puede pasar por alto.

Todas las lesiones son inoportunas, pero la grave lesión de Miguel Albiol también genera algo más de incertidumbre con la vacante que deja David Prieto para el próximo equipo titular. El valenciano ha sido otro de los jugadores, por ejemplo en el Carlos Tartiere de Oviedo, también ha actuado como lateral derecho debido a su polivalencia. Sin embargo, todavía con Albiol a pleno rendimiento, fue el momento en el que Aira decidió probar a Álvaro Marín, quien dejó un muy buen sabor de boca entre los aficionados, aunque después no haya vuelto a tener minutos con la primera plantilla. La lesión ante el Somozas de José Martínez le abrió al canterano las puertas de la titularidad durante cuatro jornadas en las que cumplió el expediente de manera muy eficaz. Tras probar con Albiol ante el Oviedo, una semana después, curiosamente contra el Sporting B, el rival del domingo, el nombre de Álvaro Marín ya apareció con galones en el equipo titular grana. Además Marín también dio el susto en este partido, ya que tuvo que ser retirado en el minuto setenta por unas molestias que, por suerte, terminaron por confirmarse como una sobrecarga propia de un jugador que debutaba en otra categoría y que llevó casi al límite su capacidad de esfuerzo. Ante los asturianos fue también la gran noche con la que soñaba José Ángel Carrillo, quien marcó dos goles y culminó la remontada de los suyos.

En la derrota una semana después en casa del Avilés y en el empate en Murcia contra el Burgos, correspondiente a la jornada dieciséis, Marín volvió a disfrutar de una titularidad que aprovechó bien, pero que se le terminó una semana después, ya que para la visita al campo de la Cultural, Aira ya tenía en perfecto estado a José Martínez y volvió a apostar por una de sus piezas de máxima confianza, jugador que por cierto parece que mejora su forma física semana tras semana después de sus intervenciones en los últimos encuentros.

Por este motivo, por lo bien que está Martínez, parece lógico que el catalán pase al centro de la defensa para aportar más seguridad, pero también está la figura del canterano Pibe, que fue titular en el centro de la defensa con Aira durante las tres primeras jornadas de Liga, con Prieto cogiendo el nivel físico adecuado, y quien después no ha tenido la suerte de volver a intervenir con el primer equipo.

Aunque todas las preocupaciones parecen llegar por las bajas en defensa, lo cierto es que desde los centrocampistas hasta los delanteros tendrán que dar un paso al frente para salir de un pequeño bache de tres jornadas sin conseguir la victoria.