Enhorabuena por el homenaje que le rindieron en su tierra en la peña El Castillo.

Muchas gracias, fue increíble. Yo no sabía nada, creía que iba simplemente a acompañar al presidente, Enrique Cerezo. Fue muy emotivo porque siempre he tenido mucha relación con las peñas. Yo, que soy muy lorquino y muy murciano, me sentí orgulloso.

¿Con cuántos años se fue usted de Lorca?

Salí de Lorca cuando tenía 20 años. Me fui a hacer el servicio militar a Aviación y ya entonces era seguidor del Atlético. Estuve en la Legión, en Madrid, y allí me quedé, donde me acogieron como a uno más, por eso dije en la cena que me sentía muy español, muy murciano y madrileño de adopción.

¿Pero quién le indujo a hacerse del Atlético?

Cuando era joven seguía al equipo, y en el ejército mis jefes eran todos rojiblancos porque antes era el Atlético de Aviación. En 1948 pasó a ser Atlético de Madrid y jugaba en el campo Metropolitano, donde yo ya asistía entonces a los partidos. Y con el tiempo entró Jesús Gil, que me metió en la directiva.

¿Pero usted tenía amistad con Jesús Gil?

No lo conocía. Yo entonces viajaba mucho con el equipo, conocía mucho a Don Vicente Calderón, y cuando entró Gil fui de los que le votó porque trajo a Paulo Futre. Después, a los cuatro meses, me llamaron, me dijo Don Jesús que si podía representar al club en los desplazamientos, y desde entonces he estado viajando con el equipo por España, Europa, Asia, África.... Allí donde ha estado el Atlético durante los últimos 26 años, he estado yo. He pasado momentos muy buenos, pero también muy malos, como el descenso a Segunda con un equipo con seis internacionales

Pero ahora la situación es muy diferente.

La mejor de toda la historia y, además, luchando contra otros equipos que tienen presupuestos cinco veces mayor que el nuestro. Por eso es un mérito grandioso lo que hizo la temporada pasada gracias a unos jugadores y, sobre todo, a un entrenador que es el mejor que hay en el mundo.

¿No teme que se vaya Simeone?

Sentiré muchísimo que se vaya, pero hay un equipo muy formado y la directiva luchará para que siempre esté en la élite.

¿A qué se dedicó durante su vida profesional, siguió en el ejército?

Fui agente de aduanas. Excepto cuatro o cinco años que estuve destinado en Port Bou (Gerona), un pueblo de la frontera, los demás estuve en Madrid. Por mi afición al fútbol, durante mi estancia en Port Bou fui presidente del equipo de fútbol, que estaba en Regional.

¿Y cómo le fue de presidente?

Muy bien, lo dejé cuando me tuve que venir de nuevo a Madrid con mis hijos.

¿Y su familia, también es del Atlético?

Tengo tres hijos y una hija, que están, Gracias a Dios, y con el esfuerzo de su padre, muy bien colocados. Por supuesto que todos son del Atlético, también mis nietos, que son más que yo. Y sobre todo mi mujer, que casi nunca va al campo, pero que ha permitido que yo esté estos años todos los domingos fuera de mi casa.

¿Usted jugó al fútbol?

Jugué antes de irme al ejército, pero como era muy malo, me ponía de portero. Eso fue en mi juventud, en mis años en el Instituto Ibáñez Martín de Lorca. He sido más un aficionado de asiento.

¿Sus padres a qué se dedicaban?

Mi padre fue agricultor, pero mira por donde le ha salido un nieto que es Teniente Coronel Jefe del Estado Mayor y que se encuentra ahora mismo en Kuwait en una misión de España. Me preocupa, pero me siento muy orgulloso.

¿Qué jugadores le han marcado más en su vida?

Empezando por Ben Barek, Marcel Domingo, Aparicio, Silva y Juncosa, y después Rivilla, Luis Pereira, Adelardo, con el cual tengo mucha amistad, o Enrique Collar, que jugó en el Murcia junto con Peiró. Y ahora, Gabi y Mario Suárez, pero sobre todo una figura que conocí cuando tenía 12 años que es Fernando Torres, al que he visto jugar con el Atlético en todas las categorías.

Entonces se llevaría una gran alegría estas Navidades cuando le dijeron que volvía.

Fue una gran alegría porque lo considero como un familiar mío. Es un chico extraordinario, grandísimo jugador y gran Atlético. El otro día, cuando marcó el primer gol al Barcelona, tuvo un detalle, que fue besar el campo, y lo hacía con el corazón. Hay otros jugadores que nada más llegar al club se están besando la camiseta, pero en este caso él lo hace de corazón.

¿Ahora sigue viajando tanto?

Ahora, en invierno, como hace tanto frío, asisto un poco menos porque mis facultades no me lo permiten, pero siempre que puedo estoy con el equipo.

¿Le ha dado a sus nietos por el fútbol?

Tengo tres, que aunque son todavía pequeños, sí que les ha dado por el fútbol. Sería un sueño verlos un día jugando con el Atlético, sería espectacular. El pequeño de seis años, en el Mundialito de Portugal alevín, ya vistió el pasado verano los colores rojiblancos.

Ahora es más fácil encontrar niños del Atlético, y no lo digo por sus nietos.

Hombre claro, ahora es más fácil. Antes, en los colegios, entrabas a una clase y veinte niños eran del Real Madrid y uno o dos del Atlético. Ahora se ve mucha más ilusión por nuestro equipo.

¿Como atlético no le dará pena dejar el Calderón?

Pues claro, porque son cuarenta años, pero yo también iba al estadio Metropolitano, nos trasladamos al Calderón y no pasó nada. El nuevo estadio será un campo más cómodo, con mejores accesos para la gente, una preciosidad.

¿Y cómo ve desde la distancia la situación que se vive en el fútbol murciano?

Es una pena que la Región no tenga un equipo en Primera. A los que me lean les pido que hagan una reflexión y que consigan levantar a al Real Murcia, que nunca puede estar en Segunda B. No se merece estar ahí.