Las opciones de entrar entre los elegidos para disputar la Copa del Rey eran remotas, pero el UCAM Murcia también estuvo lejos de aprovecharlas en una jornada en la que no solo vio como el CAI Zaragoza ganaba con facilidad su partido en San Sebastián para asegurar una plaza, sino que además cayó en la pista del Iberostar Tenerife (78-72) con una actuación más que cuestionable de los pupilos de Diego Ocampo, que denota la bajada de prestaciones que ha experimentado el equipo a medida que se acercaba el final de la primera vuelta y los partidos definitivos para entrar en el torneo copero.

El equipo universitario cerró la primera vuelta con un balance de 8-9, por primera vez en lo que llevamos de temporada en registros negativos. Bien es cierto que el extraordinario inicio de campaña hizo crecer las expectativas en torno a un equipo del que no se tenía una imagen clara. Ha acabado peleando en la zona superior de la clasificación hasta caerse a última hora, y la decepción no es tanta porque, en resumidas cuentas, la primera vuelta ha sido positiva para lo que viene acostumbrando el club a lo largo de su historia. Acariciar con la punta de los dedos la posibilidad de entrar en el torneo copero hasta la última jornada de la primera vuelta se puede tomar como una alegría y en igual medida como una decepción.

En cualquier caso, el rendimiento del equipo en tierras tinerfeñas fue objetivamente malo, incluso para objetivos más humildes que los anteriormente expuestos. El UCAM Murcia no supo aprovechar en ningún momento lo que estaba siendo una mala mañana para el Iberostar Tenerife, un equipo que hasta ayer acumulaba una racha de cuatro derrotas consecutivas, que se empeñó durante varias fases del partido en ponerle las cosas fáciles a los visitantes. Faltaba el instinto asesino que hace no mucho sí mostraba el conjunto universitario con hombres como Bamforth, Wood o Neto, quienes han perdido algo de fuelle en las últimas citas.

La lista de lastres del conjunto universitario fue variada, incluyendo la defensa interior, la escasa capacidad de cerrar el rebote defensivo en momentos clave y la falta de ideas en ataque ante la dura e intensa defensa local (problema que repite respecto al partido ante el Joventut). Pero la palma se la lleva la falta de acierto en el tiro libre: 12 de 22 para un 55% en un partido que siempre mantuvo el marcador apretado. Lo peor es que el equipo es reincidente y se quedan en el tintero los puntos perdidos y cualquier posibilidad de tener confianza de cara a finales apretados en un futuro. Un problema del que Ocampo y sus jugadores se tienen que hacer cargo cuanto antes para volver a registros propios de un conjunto profesional.

Y eso que la evolución del partido desde el inicio dejaba claro que no era el día de Iberostar Tenerife, que concedió hasta siete pérdidas de balón en los primeros 10 minutos y vio como Sekulic, su mejor hombre, que ya estaba causando problemas en la pintura, hacía muy pronto su segunda falta y tenía que hibernar un tiempo en el banquillo. El UCAM respondió de manera lenta, plana, poco ambiciosa, y no supo aprovechar de ninguna manera el penoso inicio del partido del rival. Únicamente hacia el final del acto, con un par de triples de Cabezas y Kelati y la salida de Radovic, metió cierta presión el conjunto visitante (15-19).

Daba la sensación de que en cuanto el Tenerife pusiera un poco de control en su juego (reduciendo las pérdidas de balón) y le diera un punto de agresividad a su defensa cambiarían las tornas del partido. Así fue. Primero hicieron la goma ante la falta de solidez murciana y no tardaron en echarse encima. Lampropoulos finalizaba con facilidad debajo del aro, asistido por los exteriores locales, buenos penetradores, que abrían brecha sin problema en la primera línea de defensa murciana. Neto le cogió la medida a Úriz y sostuvo al UCAM Murcia en cuanto a la anotación, pero no era ni de lejos suficiente ante un Tenerife que no hacía nada del otro mundo y aún así le valía para dejar detrás a los de Ocampo al descanso (39-37). A estas alturas, la fácil victoria del CAI en San Sebastián (61-76) era un hecho y las posibilidades de entrar en la Copa del Rey se habían esfumado.

En el tercer cuarto el panorama cambió más bien poco. El UCAM incluso se contagió de la dinámica de pérdidas de balón que arrastraba su rival y el encuentro se mantuvo desagradable para el espectador, con el marcador alternando en el dominio de unos y otros y los mismos protagonistas: Lampropoulos, Sikma y Richotti para los locales y Antelo y Kelati para los visitantes. Ninguno de los dos equipos había sido capaz de romper el marcador hasta el momento que dos triples del ex de Murcia Rodrigo San Miguel, sin contestación en el ataque murciano, configuraron un 8-0 que permitió ganar esa ventaja a los de casa (56-48) justo antes de que Cabezas cerrara el cuarto con un triple que apretaba algo el marcador y contenía la sangría de cara al último acto (56-51).

En los diez minutos finales el Tenerife jugó de manera muy inteligente, fiándolo todo a una dura defensa, más llevadera en casa y buscando lo que había resultado fácil y efectivo hasta el momento, especialmente buscando a Lampropoulos o Sikma abajo en superioridad por falta de ajuste de la defensa en la pintura.

El UCAM trató de aumentar el ritmo con Neto, algo que le dio resultado en los minutos finales tras tres jugadas de tres puntos del propio base brasileño (2+1 y triple) y Kelati, que dejaron el marcador en un puño al pillar a los locales desprevenidos (69-66). Sin embargo, las posesiones finales se saldaron con más ineficacia en el tiro libre y en el rebote defensivo, lo que acabó por enterrar las opciones murcianas de manera definitiva cuando Sikma y Lampropoulos cerraron el partido (78-72).