El UCAM Murcia tuvo poco que hacer en la mañana de ayer en Barcelona, apenas exhibir una buena defensa en los primeros minutos y dar aspecto de cierta solidez hasta que, claro, el equipo local se puso a aprovechar sus incontables virtudes enfrente de un rival que se desmoronó a las primeras de cambio.

A partir del minuto 12 se vinieron abajo todas las premisas de Ocampo, que asistió impotente a una exhibición azulgrana frente a un equipo de calidad prácticamente inagotable en su banquillo que desarboló sin apenas despeinarse a los suyos.

Sin embargo, el conjunto universitario comenzó con una buena dosis de concentración y solidez el partido, algo que le dio réditos inmediatamente a la hora de contener a un Barcelona que quizá no esperaba tanta resistencia. Los de Ocampo sabían que la precipitación significaba el fallo, y por eso a los visitantes, con tranquilidad y sapiencia para buscar sus opciones, les salían las cosas, especialmente en el plano defensivo.

El partido era lento en su evolución, lo que interesaba sobremanera a los murcianos. El Barcelona se perdía en la defensa murciana y se veía por debajo en los primeros compases (7-12), aunque pronto se recuperó tirando especialmente de juego interior, una constante gracias a su infinita superioridad física en la pintura, que produjo un 9-0 de parcial que normalizaba el mando antes del final del primer cuarto (16-12). El UCAM Murcia, sin embargo, no cejó en su empeño y creó de nuevo problemas al rival con una buena defensa, lo que equilibró el tanteados tras el primer acto (17-15).

En el segundo, y ante la inoperatividad de su juego exterior, Xavi Pascual optó por el camino más obvio y cargó el juego dentro, donde la ventaja era clara debido a la infinita superioridad física. Tomic se hizo de oro, destrozando por compelto el entramado defensivo murciano (10 puntos consecutivos). De ahí que, tras haber empatado el UCAM Murcia a 22, el Barcelona empezara a escaparse poco a poco hacia la victoria. Los de Ocampo, con Wood vigilado y Antelo fallando de lejos, no producían desde el triple, y bajo aros la inferioridad era palpable, por lo que el 12-2 de parcial era el único camino lógico hasta el 41-28 al descanso que dejaba el partido prácticamente visto para sentencia.

Porque el milagro de la remontada no llegó en el tercer cuarto, más bien lo contrario, ya que el Barcelona eliminó de raíz cualquier posibilidad de sorpresa y puso su maquinaria a funcionar para cerrar su previsible victoria. Con la honrosa excepción del joven Alberto MArtín, que dejó buenas sensaciones en los minutosde los que disfrutó, el resto del UCAM Murcia fue engullido sin piedad por los catalanes. Para empezar, un 15-0 incontestable que llevaba el marcador a límites insalvables (56-28) y que significó sólo el principio de la exhibición azulgrana ante su público con los murcianos como impotentes expectadores. El martilleo continuó desde todas las posiciones incluso en el último cuarto, ya que el Barcelona, lejos de dejar el tiempo correr con la victoria en el bolsillo, se gustó y mantuvo la presión durante el último acto.

Y es que el 68-40 a falta de 10 minutos no fue suficiente. El Barcelona apenas se había despeinado para conseguir una ventaja tan clara, así que se dedicó a producir jugadas espectaculares sin descuidar demasiado su defensa. Previeron que, con el UCAM totalmente fuera de partido, les iba a resultar muy fácil conseguir un resultado escandaloso y fueron a por él, sin cabida para la relajación. El estilete fue un Álex Abrines que tiró de calidad para enchufar un triple tras otro y subir la ventaja a más de 30 puntos (77-44). Pero es imposible, con el camino tan despejado, no detenerse a contemplar el paisaje, y por eso el UCAM Murcia podo maquillar en cierto modo el resultado, con Kelati y Antelo convirtiendo, hasta un algo menos deshonroso 90-70 final.