El FC Cartagena sigue sin despertar y en su último examen se quedó en la cama durmiendo, por lo que acabó suspendido. El bloque albinegro ofreció otra mala imagen, esta vez en Melilla, y acabó cayendo por la mínima ante un rival que esperó el error no tardó mucho en aprovecharlo para llevarse los tres puntos sin excesivo desgaste.

La historia ya es de todos conocida. Los jugadores salen con una importante empanada de la caseta y cuando aún están colocándose el pelo para empezar, ya tienen un tanto en contra. Luego, vuelta a jugar a contracorriente es la quinta vez esta temporada de los seis encuentros que han jugado en liga, por lo que algunas veces sale bien El Palo, Albacete y Arroyo y otras mal, como ante la Hoya Lorca o la de ayer frente al equipo norteafricano.

En estas cosas, por mucho que el entrenador siga insistiendo mañana, tarde y noche, luego depende de la voluntad que tengan los jugadores por hacerlo así como les pide el entrenador. No ses normal que en tres encuentros de esta temporada hayan recibido un gol en el primer minuto cuando acabamos de empezar. Algo está funcionando mal y por eso Tevenet tiene una enorme preocupación. No le sirve preparar durante toda la semana los partidos a conciencia para que en menos de 60 segundos todo se desbarate y la montaña que ibas a escalar se convierta en el doble de alta justo al calzarte las botas.

Por anecdótico que parezca, sí que creo que es un problema serio el que tiene frente a él el entrenador, que sigue dándole vueltas y más vueltas a un equipo del que no termina de encajar las piezas.

Ayer un cambio obligado por la lesión de Tarantino y el central Astrain se quedaba en el banquillo. De esta manera, Mariano y Carlos David ocuparon los dos puestos en el eje de la defensa, Riau entró en la izquierda por Zurdo. En el centro del campo seguía Marcos Rodríguez, pero ahora su pareja de baile iba a ser De Lerma.

Menudo fue el sacrificado en la media punta para que Diego Segura volviera tres semanas después a la titularidad.

Tevenet justifica los cambios argumentando que cuando las cosas no están bien lo lógico es cambiar para dar con la tecla. Probablemente la semana que viene vuelva a buscar otras piezas, porque las de ayer no convencieron a nadie, probablemente al que menos, a su entrenador.

Con una falta enviada al área y un remate, libre de marca, de Migue Montes empezó en el minuto uno de partido la pesadilla para el equipo. No encuentra la fórmula de jugar en igualdad de condiciones un tiempo y ponerse por delante para saber qué es capaz de hacer este Cartagena.

El tanto hizo que los visitantes tuvieran que llevar el peso del partido y los locales jugar con comodidad a la contra, a la búsqueda de otra nueva oportunidad para hacer un segundo tanto y casi sentenciar la contienda.

El dominio de los albinegros no transmitía, pese a todo, sensación alguna de peligro. Tocaban, trataban de jugar a las bandas. Antoñito buscaba el uno contra uno, pero no era su tarde tampoco. Fede apenas lo intentó por la suya y prefirió ser un jugador de área, aprovechando su estado de gracia rematador. El argentino conseguía conectar un remate en la frontal de la portería que se marchaba al poste izquierdo de la meta defendida por Munir. Ese fue el único aporte ofensivo de los albinegros en la primera parte.

En la segunda, Chota a los cinco minutos, estuvo a punto de hacer el segundo, pero su remate, cuando lo había hecho todo bien para llegar ante Limones, se marchó muy alto. Cuando no falló fue en el minuto 60. Una galopada por la banda izquierda de Migue Montes era bien rematada al fondo de las mallas por Chota, que hacía el 2-0 a falta de 30 minutos para el final.

Cambios y soluciones

El problema es que el FC Cartagena no había dado muestras hasta ese instante de ser capaz de solucionar sus problemas con una defensa demasiado blanda y un centro del campo muy lento y poco vertical.

Tevenet dio entrada entonces a Menudo en el medio campo y poco más tarde a Megías para tener dos referencias en el ataque. El resultado fue un tanto del segundo tras recibir un balón en el borde del área. Su volea descolocó a Munir, que nada pudo hacer para detenerlo balón.

Balones colgados

En trece minutos el FC Cartagena lo intentó de la única forma que podía o sabía, colgando balones al área. La tuvo en al menos tres ocasiones. En el 83' con un doble disparo tras un saque de esquina, en el que el meta melillense se estiró lo suficiente para evitar un tanto que sí que parecía cantado. En el 90' Fernando volvía a intentarlo pero otra vez una gran intervención del portero local evitaba el empate.

Con este resultado, el Cartagena se queda en la mitad de la tabla clasificatoria, con ocho puntos en su casillero, fruto de dos triunfos y dos empates.

A partir de esta semana le espera un par de encuentros ante rivales del filial, además de un encuentro de Copa del Rey y un difícil y largo desplazamiento a Tudela, para enfrentarse al equipo navarro el próximo 16 de octubre.