Cada ama de casa tiene su plato predilecto. A unas no las superará nadie en la tortilla de patatas, otras son expertas en croquetas, las más golosas prefieren los postres. Sus invitados disfrutarán de una receta perfecta. Ni salada ni dulce, ni pasada ni cruda. Todos los ingredientes en su justa medida. El secreto, la mayoría de ocasiones, está en la dedicación y en la experiencia. Y ni una cosa ni otra parece tener el ´cocinero´ del Real Murcia.

José Luis Molina confeccionó hace una temporada un equipo mágico, destinado a hacer disfrutar, pero al final fue tan dulce que se empalagó en las tripas de los aficionados. Este curso, en vez de repetir receta e intentar mejorarla para llegar a los paladares más selectos, ha preferido cambiar directamente de plato. De las tartas creativas que tan de moda están ahora y que tantas posibilidades ofrecen se ha pasado al típico cocido. No hay sorpresa ni variedad. Eso es, tras tres jornadas disputadas, el Real Murcia actual.

No hay creatividad, no existen magos en el centro del campo, todo se basa en la solidez, da igual la línea de la que hablemos, y en sacar el máximo rendimiento posible a los recursos de los que se disponen. Y ahí es donde aparecen las jugadas de estrategia. Seis de los ocho goles anotados por el Real Murcia en este inicio han llegado a balón parado. Ocurrió ante el Recreativo, se repitió en Mallorca y fue clave ayer en Nueva Condomina para salvar un punto ante la Ponferradina. Kike empataba desde el punto de penalti el tanto inicial de Yuri, mientras que Acciari se jugaba el tipo para saltar más que nadie y cabecear un balón mandado desde la esquina por Saúl.

En el Murcia está todo estudiado. Julio Velázquez ha regalado a cada uno de sus jugadores un libro de disciplina y les examina cada día. Nadie puede saltarse el guión, ninguno tiene potestad para inventar, y menos los laterales y los centrocampistas, que esta temporada tienen prohibido hasta sonreír. Molinero, lo que puede significar un alivio, ya no deambula a sus anchas, y a Álex Martínez sólo se le dio la oportunidad de explorar en los últimos minutos, pero su centro al área no encontró rematador.

Los jugadores del centro del campo viven en una situación parecida, lo que complica a los extremos, con los que apenas se combina. Acciari es el destructor, ese tipo de futbolista necesario en cualquier esquema, pero ni la presencia de Dorca, al que habrá que dar unas jornadas para que demuestre de qué juega, ni la de Eddy, al que alguien tendría que decirle que en el fútbol el protagonista es el balón y no las sombras que hay en el césped, aportan nada. Por eso, las jugadas a balón parado se convirtieron en el único recurso potable de un Real Murcia que apenas inquietó a Santamaría. Tete, cuya velocidad y lucha fue suficiente para conquistar a la grada, fue el que más lo intentó, aunque sus compañeros pasaron de él durante casi toda la primera parte. Los pelotazos que le enviaban o le sobrepasaban o eran interceptados por algún rival.

Lo que no ha conseguido todavía Julio Velázquez es que sus centrales (repitieron de nuevo Mauro y Óscar Sánchez) no provoquen ataques del corazón entre los aficionados. Su debilidad se hizo notable en el primer gol. Acorán, el futbolista más activo de la Ponferradina, metió el balón al área y Yuri controló, disparó, recogió el rechace de Casto e inauguró el marcador sin que el capitán murciano y el argentino hiciesen nada para detenerlo.

Un fallo, un despiste y la Ponferradina, que hace solo unos meses daba uno de los mayores disgustos vividos en Nueva Condomina, ya estaba por delante en el marcador. Y, lo peor, sin hacer mucho más que el Real Murcia.

Los granas no se alteraron. Julio Velázquez es como David Beckham, un adicto al orden. Si el inglés no soporta que en su nevera haya un número impar de bebidas, el salmantino no puede consentir que las líneas se separen más de la cuenta. Y tanta sosería, cuando vas por detrás en el marcador, lleva los nervios a la grada y genera los primeros pitos en una afición que en la primera media hora sólo vio un disparo lejano de Kike (minuto 10) y un córner rematado casi sin querer por Acciari que se marchó rozando el poste (31´).

Cuando los aficionados ya tenían los dedos en los labios para empezar a silbar, Kike García fue derribado dentro del área por Alán y el punto de penalti se convirtió en el mejor aliado del combinado grana. El conquense, que sigue engordando sus cifras como goleador -no ha fallado en las tres jornadas disputadas-, acertó desde los once metros.

El gol y el descanso no provocó nada diferente en los murcianistas. La Ponferradina se encontraba cómoda y se limitaba a esperar su momento, estrategia muy parecida a la del Murcia, con la diferencia de que los granas jugaban en casa y ante una afición deseosa de victorias. La historia de la primera parte se repitió. Fofo, con un magistral lanzamiento de falta que tocó el larguero antes de sobrepasar la línea de cal, adelantó de nuevo a los suyos.

Tuvo que ser la bendita cabeza de Acciari, ese futbolista que nunca entró en la receta inicial del Chuti Molina, el que de nuevo volviese a dar esperanzas al Murcia. Poco antes había saltado al terreno de juego Iván Moreno, que supera con creces en la media punta a Eddy pero que ve el inicio de los partidos en el banquillo, y unos minutos después lo hizo el imaginativo Wellington, pero poco más ocurrió, porque lo importante no era ganar sino «no convertir el partido en un correcalles», tal y como explicaba el propio Julio Velázquez.

Tete: «El equipo lo ha dado todo hasta el último minuto»

El punto conseguido frente a la Ponferradina dejó un sabor agridulce en el vestuario del Real Murcia. Uno de los grandes protagonistas del choque de ayer, Tete, admitió marcharse «jodido» de Nueva Condomina «por no lograr la victoria», pero también quiso ver la botella medio llena aferrándose a las virtudes exhibidas por el conjunto grana: «El equipo lo ha dado todo hasta el último minuto, ha logrado empatar y ha tenido ocasiones para dar la vuelta al marcador».

«Ahora tenemos cuatro puntos y la semana que viene hay un partido muy complicado en el que vamos a ir a ganar. Lo importante es sumar para lograr cuanto antes la permanencia», subrayó el extremeño.

Otro de los jugadores que sobresalió frente a la escuadra castellano-leonesa fue José Luis Acciari. El argentino, que evitó la derrota de su equipo con un cabezazo providencial, reconoció que «marcar un gol con el Real Murcia es algo único y he tenido la suerte de marcar dos en tres partidos».

«Me quedo con el trabajo de todo el equipo y con que nos dejamos el alma durante los 90 minutos. La línea es ésa y ahora hay que corregir las cosas que se pueden mejorar», prosiguió el ´15´ grana, que ensalzó el hecho de que el Real Murcia remontara «dos veces el marcador» después de que «la cosa se pusiera muy difícil» al encajar «dos goles en momentos claves».