Las palabras, las promesas, la poca ilusión que había llegado a la afición después del triunfo en Miranda... Todo se lo llevó ayer el viento que corrió durante los noventa minutos en Nueva Condomina. Porque el Real Murcia volvió a las andadas, al fútbol de bostezos, a la desesperación, hasta el punto de convertirse durante muchos minutos en un equipo tan repelente que acabará echando a toda su afición de las gradas. Onésimo se empeña en seguir jugando con diez desde el inicio por la alineación de Paco Sutil, un futbolista que pide a gritos volver a la grada. O mejor con nueve. Ya que a los treinta y ocho minutos Mauro se iba a su casa, sin necesidad ni de pasar por la ducha, porque ni le había dado tiempo a sudar la camiseta. Sólo el coloso Matilla y la salida en el segundo tiempo de Nico Martínez sacaron alguna tímida sonrisa en los rostros de cansancio y decepción de los aficionados.

Fue un primer tiempo para olvidar. Sin profundidad, sin llegadas al área, sin ocasiones. Cualquier intento de Matilla, que se desfondó en las ayudas, que robó uno y mil balones, acababa con falta táctica del Numancia y un volver a empezar en el que apenas se avanzaban metros. Los sorianos se conformaban, esperaban atrás y soñaban con las alas de Cedrick y el ancla que frena a Óscar Sánchez. Por esa banda izquierda los visitantes sacaron petróleo, celebraron una fiesta de cumpleaños. El exmurcianista Malón fue el taladro que en el minuto 2 abrió el hueco que después explotaría Cedrick una y otra vez, pero las facilidades dadas por los murcianistas en esa zona no eran aprovechadas posteriormente por los delanteros sorianos.

El Real Murcia ni eso. A veces da la sensación que este equipo está confeccionado para jugar en la luna, donde, por la baja gravedad, el conducir el balón a ras de césped es un imposible. Y ese fútbol, el de las imprecisiones, el de la falta de espacios, el de jugar al montón y ver quién tiene la suerte de salir vivo y con el esférico en los pies, es el que practica el equipo de Onésimo.

Tres partidos y la libreta del técnico vallisoletano ha quedado al descubierto. Si hay alguien que pisa el área e intenta algo es el rival, porque para ver el primer disparo entre los tres palos del Murcia hubo que esperar al minuto 30. Centro de Cristian García y remate de cabeza de Kike que llega manso a las manos de Herrerín, que ayer incluso podría haber dejado la portería para irse a hacer unas compras al centro comercial de al lado del estadio. Dos minutos antes se vio la mejor jugada grana del primer periodo. La tocaron con criterio Matilla, Sutil y Emilio. El albaceteño la cruzó muy flojita y Kike no llegó a rematar.

Si el partido estaba lento, pesado, si era imposible ver tres toques seguidos, todavía fue peor tras la expulsión de Mauro. Desde ese minuto 38 hasta el descanso el balón estuvo más parado que en juego.

El Numancia, que sólo había recibido unas cuantas cosquillas en un estadio en el que cada semana se escapan más puntos, dio un paso al frente en la reanudación. Lo tenían todo a favor. El Murcia era incapaz de jugar a algo llamado fútbol y encima lo hacía con un futbolista menos. Fueron minutos en los que los sorianos dominaron el centro del campo y obligaban a los granas a dar continuos pasos hacia atrás. Sólo salvaba a los locales alguna salida a la contra, donde podría haber matado de tener mejores jugadores de ataque. Kike se marcó un jugadón, marchándose de varios defensas sorianos, pero otra cosa es el remate. Es pisar el área y el conquense se disfraza de Don Quijote, ve gigantes donde solo hay molinos. Llegó tan apurado que apenas pudo tocar el balón ante Herrerín. Luego tiraba por tierra el trabajo de Sutil y Emilio al optar por rematar en vez de buscar a Óscar Sánchez en uno de sus pocos paseos por el área rival.

Y es que al murciano le tocó lidiar con Cedrick, el jugador más peligroso de los soriano, la pesadilla que acompañará durante días e incluso semanas. Pero el congoleño, al igual que Kike, sólo asistió a las clases de vuelo. Lo del aterrizaje ya es otra cosa. Ni encontraba rematadores en sus centros ni estuvo acertado al definir una ocasión clarísima. Solo en el área, con Javi Jiménez prácticamente batido, envió al lateral de la red el balón (70´).

Ese fallo fue el fin del Numancia. Había tenido su ocasión y la había errado. No hubo más de los sorianos. Puede que eso también estuviera unido a la salida al terreno de juego de Nico Martínez, un jugador que dio otro aire a los granas. El argentino quiere el balón y lo cuida, y eso animó a otros futbolistas que también aman el esférico como Emilio Sánchez y Matilla. Sin continuidad, pero el Murcia mejoró. Lo intentó. Las inmediaciones del área soriana ya no daban miedo. En uno de los bailes de los ´chisposos´ granas, Molinero recibió el balón en el pico del área y no lo pensó. El trasero de un defensa arrastró el esférico a la línea de gol, pero cuando ya se cantaba el tanto, la pelota prefirió besar el poste. Siempre queda algún romántico que prefiere los sapos a las princesas. Las bicicletas y piruetas de Nico volvieron a aparecer. Los ojos de Matilla hacían chiribitas, el balón se divertía. Sin embargo, el centro del toledano no encontró rematador.

Dos mimitos que no ocultan un partido decepcionante, en el que el Murcia no mereció ganar y perdió una gran oportunidad para dar un nuevo golpe y alejarse de la zona baja. Bueno, para Onésimo parece que sí fue suficiente. Ya se sabe que un hijo es la debilidad de cualquier padre.

Baja.

La expulsión de Mauro vuelve a romper el centro de la defensa.

El defensa argentino Mauro dos Santos fue expulsado en la primera parte del partido de ayer y no podrá jugar dentro de una semana frente al Xerez en Nueva Condomina. Así, Onésimo tendrá que romper otra vez el centro de la defensa titular de los granas. Si Mauro y Catalá volvían a jugar juntos y ofrecían un buen nivel ante el Mirandés, repitiendo ayer en el once inicial, todo cambiará el próximo domingo. Onésimo tendrá que confiar de nuevo en Jorge, futbolista que, pese a no ser titular indiscutible, está disfrutando de muchos minutos por la irregularidad de sus compañeros de puesto. El asturiano actuará con Catalá de nuevo. El último partido que ambos jugaron juntos fue en Nueva Condomina ante el Recreativo de Huelva. Por otro lado, Onésimo tendrá que espera para ver si Nafti acelera su recuperación y vuelve el próximo partido. Sí estará Dani Toribio después de cumplir un partido de sanción por acumulación de tarjetas.