La visita del Hércules el próximo sábado a Nueva Condomina volverá a poner de relieve de forma irremediable la desagradable trifulca que se vivió en el palco del Rico Pérez en el partido de la primera vuelta cuando los directores deportivos de ambas entidades, Sergio Fernández por parte alicantina y el Chuti Molina por el bando murciano, se engancharon en un bochornoso espectáculo después de una semana en la que se habían mandado todo tipo de mensajes y recaditos como niños de colegio a través de los medios.

Lo que sí es seguro es que, al menos, por parte de Sergio Fernández no van a existir problemas de ningún tipo, ya que el director de la secretaría técnica del Hércules anunció ayer en rueda de prensa que no piensa asistir a Nueva Condomina el próximo sábado y ofreció las pertinentes explicaciones para justificar su ausencia: «Tengo que decir que no voy a estar el sábado en Nueva Condomina, porque el protagonismo tengo muy claro que es para los jugadores y no tengo ningún tipo de intención en que nadie se pueda distraer. Hay que pensar únicamente en el partido de fútbol».

Sergio, al margen de todo, tampoco escondió ayer lo agradecido que le está al Real Murcia por haberle permitido formar parte de sus filas, primero como jugador y después para debutar como director deportivo con la tarea de montar un equipo de campanillas que permitiera el regreso a Segunda División en una temporada: «Nunca voy a esconder que le estoy muy agradecido al Real Murcia en todos los sentidos y lo único por lo que no pienso acudir a Nueva Condomina es para que no se cambie el enfoque del partido».

El exdefensa leonés, que no mencionó en ningún momento el incidente de la primera vuelta, sabe de sobra que su llegada al coliseo grana supondría un morbo de alto voltaje por si vuelve a tropezarse con José Luis ´Chuti´ Molina, el secretario técnico del Murcia y quien al final quedó señalado como el verdadero culpable de los incidentes que ocurrieron en el palco del Rico Pérez el pasado doce de noviembre. En los diez años que el Murcia navega bajo el timón de Jesús Samper, nunca antes de la llegada del Chuti se había expulsado a ningún miembro de una expedición grana de ningún palco del territorio nacional. Hasta la llegada del manchego claro está, quien según comentaron a este diario distintas personas que vieron desde el palco la meritoria victoria del Murcia sobre los herculanos desde la zona noble, se pasó todo el primer tiempo calentando al personal con comentarios fuera de lugar y haciendo constantes referencias a que el colegiado del encuentro era de la misma ciudad que Sergio Fernández. La cosa llegó hasta el punto de que alguno de los consejeros murcianos que suelen viajar con el equipo pasó vergüenza, tal y como han reconocido después sin micrófonos ni cámaras de por medio.

Entonces llegó el descanso y tras cuarenta y cinco minutos de constantes faltas de respeto, el Chuti se tropezó con Sergio Fernández. Y aquí fue el momento clave porque, según los testigos, el murcianista trató de embestir a su homólogo con un testarazo, mientras que el exfutbolista, más hábil físicamente, esquivó la acometida y sorprendió a su ´colega´ con una patada de esas que, viniendo de una defensa, nadie querría recibir en sus carnes. Al final la Policía Nacional desalojó del estadio a Molina, y algunos representantes destacados de la entidad murciana tuvieron que dejar de atender sus obligaciones en el palco para acompañar al Chuti. Ahora bien, tampoco será fácil volver a ver al Chuti saliéndose de la norma establecida en ningún sitio en el que represente al Murcia después de que una voz muy autorizada le leyera la cartilla muy despacio y claro hasta que lo entendió con una celeridad pasmosa.

Sergio y el Chuti no tienen ganas de verse por muchos motivos, pero otro de ellos es que el pasado verano ´chocaron´ al mostrar interés por algunos jugadores que gustaban mucho en los dos clubes. Pero son distintos. Y la última. El leonés respeta el trabajo de los periodistas mientras que el manchego ya se ha atrevido a decir que «la prensa de Murcia es mafiosa». Lo dicho. Comparten cargo, pero distintos. Muy distintos.