La de ayer era una de esas pocas jornadas en las que los aficionados estaban disfrutando por ver a su equipo cómo le plantaba cara a un aspirante al ascenso a Primera. Por primera vez se había olvidado lo mal que lo está haciendo este FC Cartagena esta campaña y los Collantes, Lafuente, Braulio y compañía hacían creer en el triunfo de su equipo ante un duro rival. Pero todo este ´buen rollo´ o esa ´sintonía´ entre afición y equipo se esfumó en un instante, el minuto 59. Y es que el colegiado madrileño, pero en el comité castellano-manchego, llamado Alfonso Pino Zamorano decidió suspender el encuentro tras el lanzamiento de un objeto al terreno de juego desde la grada que impactó en el asistente David Escribano.

Según dicta el acta oficial, que mandó el trencilla al comité técnico de árbitros, los motivos de la suspensión son los siguientes: «En el minuto 14 de la segunda parte se produjo la suspensión del partido debido a un lanzamiento de un objeto por parte de aficionados locales ubicados en la grada de preferencia sobre mi asistente número 1 –David Escribano–. El impacto le provocó caer al suelo, produciéndole en el momento un dolor intenso y un gran mareo. Se adjunta parte médico, emitido por el médico del F.C. Cartagena en el que se le diagnostica ´Traumatismo parietal derecho´. El resultado en el momento de la suspensión era de F.C. Cartagena 1 - R.C. Celta de Vigo S.A.D. 1».

Lo que pudimos ver sobre el terreno de juego fue que Escribano cayó al suelo mientras seguía una acción ofensiva del Celta de Vigo. Tras levantarse se quejó de un golpe en la cabeza y tras comunicárselo al colegiado éste decidió no continuar el choque. Es cierto que antes de este suceso, Pino Zamorano había advertido al delegado de campo, Pedro Arango, que si se lanzaban más objetos al campo iba a tomar dicha decisión. Así lo refleja también en el acta: «En el minuto 35 se lanzó desde la grada donde había seguidores del F.C. Cartagena una botella de agua de 33 cl , sin impactar en ninguno de los participantes del partido. Avisando al delegado de campo de dicha incidencia. En el minuto 37 se produjeron lanzamientos de diferentes objetos desde la zona de grada situada detrás del asistente nº2 en la que estaban ubicados seguidores del F.C. Cartagena. En este momento detuve el partido y le solicité al Delegado de Campo que avisara por la megafonía, que de seguir así, me vería en la obligación de suspender el encuentro».

Ante lo sucedido, ni los jugadores ni el público creían lo que estaba pasando. El árbitro decidió mandar a todo el mundo a su vestuario y tras mirar a su asistente en la cabeza y ver las quejas y muestras de dolor, lo mandó para la caseta. La incertidumbre inicial de lo que iba a pasar se desvaneció cuando minutos más tarde los jugadores saltaron al campo para agradecer al público su empuje y desde la megafonía se informaba de la suspensión definitiva.

Luego llegó el tiempo de los rumores acerca de lo que había podido impactar en la cabeza de David Escribano y ante la ausencia de un objeto ni una imagen que lo argumentase, llegaron todo tipo de especulaciones.

Hubo todo tipo de rumores y explicaciones. Mientras que unos decían que pudo impactarle una moneda, otros decían que era una bola de papel o los que iban más allá esgrimían que se había dado accidentalmente con el banderín al caer al suelo y él lo atribuyó a un objeto lanzado desde la grada.

Lo cierto es que ni el propio médico del FC Cartagena, que fue quien lo reconocía en un primer instante, supo decir qué pudo ser lo que le cayó en la cabeza. Pedro Martínez Victorio dijo a los medios de comunicación que «se ve una pequeña erosión en la zona parietal muy superficial y de menos de un centímetro, que no ha hecho falta darle puntos». Al ser preguntado de si pudo ser una moneda, Martínez Victorio añadía que «podría ser, pero muy pequeña, de uno o dos céntimos. Un objeto de consistencia no pudo ser. Un papel puntiagudo pudo ser también. No hay criterio médico para que él necesitara ningún tipo de asistencia ni para que se suspendiera el encuentro».

Ante estos argumentos, el club, en la figura de su director general, Paco López, esperaba el acta para empezar a estudiar las alegaciones. Y es que el Comité de Disciplina Deportiva puede sancionar con dureza al club con el cierre del estadio y una multa económica por este motivo.

Por ello, el FC Cartagena ha empezado a trabajar para buscar imágenes o pruebas que justifiquen que no ocurrió nada para suspender el encuentro e invalidar cualquier argumento del colegiado. Eso sí, el propio Paco López quiso dejar claro que desde la entidad en la que trabaja reprueban este tipo de actos de determinados aficionados. «Hay muchas dudas respecto al posible impacto y también es verdad que el línea tiene una pequeña erosión de no sabemos de qué. No sabemos cuál es el hecho en sí, pero si ha habido un impacto repudiamos cualquier tipo de violencia».

«Cuando ha caído la primera botella de agua nos ha amenazado con suspender el partido. Los árbitros entienden que ha habido una agresión tienen la potestad de suspender. Pero creo que con más tranquilidad se podía haber jugado, porque el asistente está bien», esgrimía el director general.

De la actuación de Pino Zamorano dijo que «sería una irresponsabilidad que pitara más al FC Cartagena». Respecto a la sanción o suspensión del campo dijo que «estamos esperando a ver qué ocurre. No sabemos, pero todo puede pasar».

El Comité de Competición será el que decida cuándo y dónde se juega. «Ahora es muy prematuro para valorarlo», añadía.