Cuántas veces nos han preguntado nuestras madres qué queríamos de merendar. Los más golosos no podían dejar de pensar en la Nocilla; otros, los más saludables, disfrutaban con un buen bocata de jamón regado en aceite de oliva. Ayer la merienda fue el derbi de Nueva Condomina, y a unos les sentó mejor que a otros. El Murcia se marchó con el estómago lleno; el Cartagena, pese a sus intentonas, no acabó de saborear nada, como el niño tímido que apenas tiene de qué hablar en una fiesta de cumpleaños.

Por ser un derbi y por todo lo que había en juego, el choque de ayer valía más de tres puntos. Los nervios y la tensión dejaron poco espacio al fútbol, pero el Real Murcia, como ocurriera en la primera vuelta en el Cartagonova, tuvo más acierto y puso más empeño en los momentos claves del partido, para así llevarse un triunfo que le permite borrar de un plumazo todos los fantasmas que han acompañado a los de Iñaki Alonso en las últimas jornadas. Todo lo contrario le ocurrió al Cartagena. No tuvo miedo a mover el balón, ganó la partida en el centro del campo, aunque, y esa fue su gran diferencia con los murcianistas, apenas tiene recursos. No es casualidad su mal año, como no lo fue el del Murcia hace ya dos temporadas.

Si lo bonito del fútbol son los goles, el partido no pudo empezar mejor. Dos de los equipos a los que más cuesta ver puerta, sólo necesitaron una ocasión para empezar el festival de abrazos. Emilio Sánchez, ese futbolista al que Iñaki Alonso habría de besar hasta por donde pisa, aprovechó una brillante jugada de Cerrajería para, con esa tranquilidad que va incluida en su carácter, sacarse un disparo preciso desde la frontal del área ante el que Juanma no pudo hacer nada.

No podían pintar mejor las cosas para los granas. Sin embargo, el Murcia se empeña en sacar a relucir todos sus defectos en cada partido. Es de esos equipos que cuando se ve por delante en el marcador no puede evitar dar un paso atrás y encomendarse a las ´brillantes´ salidas de balón de sus defensas, dejando una impresión extraña y dolorosa, como si en la libreta de Iñaki Alonso sólo existiera una lección propia de los cobardes, la del patadón.

Esa actitud de los locales unida a la calidad de Collantes y al acierto albinegro permitió a los de Carlos Ríos hacer temblar a una afición murcianista que apenas disfrutó del tanto de Emilio. Un defensa como Manu Torres fue el encargado de llevar el empate al marcador al aprovechar un rechace de Alberto, que sí frenó a Lafuente, pero que no pudo hacer nada ante el disparo del malagueño.

El empate vino de lujo a los albinegros, que tomaron el mando del partido y, como ya suele ser habitual entre los rivales que visitan Nueva Condomina, no se cansaron de mover el balón. Otra cosa muy distinta fue llegar al área. A veces puede ser tan mala la estrategia del patadón como la de tocar y tocar sin ser capaz de traspasar la línea definitiva, la que te acerca más a la victoria. Lafuente y Juanjo Collantes, el primero mejor defendido por Molinero que el segundo por Óscar Sánchez, demostraron al Murcia que jugar por bandas no es tan difícil, pero Chamorro, ayer el delantero titular de los albinegros, no estuvo a la altura de sus dos compañeros. Álvaro Antón, mientras tanto, bastante tenía con ayudar a Dimas y a Mariano Sánchez para dar a su equipo la victoria en el centro del campo.

Todo cambió en el descanso. Como Juan Antonio Samper no es de los que se dejan ver por el vestuario, daremos el mérito a Iñaki Alonso, aunque también es cierto que la expulsión de Dimas en el minuto 62 fue decisiva en la reacción murcianista.

El paso atrás dado por Emilio Sánchez cuando Cerrajería abandonó el campo significó un paso al frente del Real Murcia y la condena definitiva del Cartagena. El albaceteño es el director de orquesta ideal para dar vida a jugadores como Pedro, Sutil, Isaac y Cristian. Una jugada de los dos últimos, rematada fuera por Iturra, fue el comienzo de los mejores minutos del Murcia.

Isaac falló lo que sólo se permite errar Benzema, Emilio Sánchez lo intentó sin éxito de falta, la cabeza de Amaya tampoco se llevó el premio a la salida de un córner y Juanma sacó en la línea de gol un remate de Cristian García. El gol se veía venir y fue el argentino, como ya ocurriera en el partido de la primera vuelta, el encargado de dar la cornada definitiva al Cartagena al aprovechar una falta lanzada por Sutil. Fue lo único positivo del andaluz, que parece conformarse con demasiado poco. El partido acabó ahí, con el Cartagena en la lona y demasiado débil para seguir soñando.