Juan Manuel Molina, el mejor marchador de la historia de la Región, está en la recta final de su carrera deportiva. Tiene claro que después de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, para los que aún se tiene que ganar su clasificación, pondrá punto y final a una brillante trayectoria, con dos medallas de bronce en grandes competiciones (Mundial de Helsinki 2005 y Europeo de Múnich 2002). En la cita olímpica para la que faltan seis meses, que será la tercera de su dilatada trayectoria, tiene como objetivo lograr la clasificación en los 50 kilómetros, aunque será en el Campeonato de España del 4 de marzo cuando tomará la decisión final.

¿Qué planes tiene para 2012?

He pasado unos meses desorientado por las lesiones, que me tenían bastante preocupado (se tuvo que operar y pasó 2011 en blanco). Me centré en el lado académico, porque necesitaba terminar la tesis doctoral y no hay mal que por bien no venga. El año 2011 fue nefasto en resultados deportivos, porque fueron cero, y ahora mismo tengo ganas e ilusión de estar en Londres en mis terceros Juegos.

¿Lo intentará en 50 kilómetros marcha?

La preparación es para el 50, pero tengo que ser bastante precavido porque el año pasado empecé con mucha ambición y por pecar de ir a lo máximo, me vinieron los palos. Ahora quiero ir paso a paso. El Campeonato de España es el 4 marzo y ahí es donde se comprobará si puedo estar en 50 o en 20, pero mi ilusión es poder disputar los Juegos en los 50 kilómetros.

¿Cómo se ve ahora mismo, con 32 años, más fondista?

Hay que ser realista y llevo muchos años en la élite. Ahora se cumplen diez años de mi medalla en Múnich y han sido muchas temporadas de exigencia física y mental. Las nuevas generaciones están apretando fuerte y es un paso natural. En 20 kilómetros, cuando la cosa se pone exigente, los jóvenes meten una sexta marcha, y yo me quedé en la época de la quinta. Por el lado positivo hay que ver que la veteranía es un grado y me beneficia para los 50 kilómetros, ya que es una prueba kamikaze, donde la capacidad mental es fundamental.

¿Cree que ahora mismo le queda mucho recorrido en el atletismo de élite? Bragado tiene más de 40 y sigue ahí.

Es cierto, pero Bragado es un ejemplo de lo que no hay que hacer. Su caso es digno de estudio porque han pasado muchas generaciones de atletas y él sigue. Con 22 años fue campeón del mundo en 50 kilómetros y en Berlín 2009 fue bronce. Es impresionante lo que ha hecho. Pero la situación personal de cada uno es diferente. Soy una persona con muchas inquietudes más allá del deporte de élite y acabo de abrir un camino en mi vida a través de la investigación, donde me gustaría seguir en el futuro como profesor universitario.

¿Tras Londres 2012 dará un giro a su vida y dejará la alta competición?

Creo que sí. Mi círculo más cercano lo sabe desde hace tiempo. Mi objetivo está en Londres y quiero terminar mi carrera deportiva con unos Juegos Olímpicos, que es lo que realmente incentiva a un atleta que ha vivido en primera persona un acontecimiento de este tipo. A mí no me motiva ahora mismo prepararme para un Mundial o un Europeo, con todos los respetos. Ahora me queda el broche de los Juegos, que es mi asignatura pendiente. Mi mejor resultado fue un quinto puesto (Atenas 2004) y quiero volver a intentarlo en Londres. La realidad es que ahora mismo no me veo otros cuatro años al máximo nivel.

¿Le ha cambiado mucho su vida tras ser padre?

Por supuesto. Mi hija (Esther) es ahora mismo lo más grande que existe y todas mis inquietudes y pensamientos van enfocados a ella. Son etapas de la vida.

¿Le recomendará que haga atletismo?

Le recomendaré que haga atletismo porque no concibo una juventud sin deporte. Si ella elige el atletismo, bienvenido, porque podré aconsejarle, pero lo importante es que haga deporte.