­Visto lo visto sobre el césped de Montilivi, el empate conseguido ayer por el Real Murcia, pese a truncar la racha de tres victorias consecutivas, puede considerarse como positivo para los hombres de Iñaki Alonso. Y es que enfrente tuvieron los granas a un Girona muy motivado tras el relevo en el banquillo y con ganas de sumar para alcanzar los puestos tranquilos de la clasificación. Se adelantaron los de Yosu Uribe, que ayer debutaba, muy pronto, con un gol del asturiano Jandro.

Sin embargo, los murcianistas, tras una pequeña pájara, lograron reponerse y conseguir el empate definitivo antes del descanso tras una acción desafortunada del defensa central Dani Tortolero, aunque el árbitro concedió el tanto al grana Molinero, el autor del centro. Pudieron quedarse los locales con los tres puntos de no haber fallado Ferran Corominas un penalti en el segundo tiempo que se estrelló en el travesaño y se marchó fuera. Son esos pequeños golpes de fortuna que están permitiendo al Murcia brillar con luz propia justo al término de la primera vuelta del campeonato.

Salió algo temeroso el Real Murcia a Montilivi y lo pagó con un dominio total y absoluto del Girona, muy cambiado anímicamente con la llegada de Josu Uribe al banquillo catalán. Así las cosas, el conjunto murciano aguantó bien las acometidas de su oponente durante el primer tramo de la primera mitad, viendo como los gerundenses malograban acciones claras ante Alberto para ponerse en ventaja.

Sin embargo, en una de esas acciones, Jandro lograría adelantar a los locales aprovechándose de un despiste. El jugador de Mieres volvería a la carga en el minuto 15, aunque esta vez no supo definir ante el meta, que le ganó la partida en un mano a mano. Instantes más tarde, el exespanyolista Coro agarraba el cuero en el círculo central y cabalgó hacia el área murciana, pero acusó en demasía el esfuerzo en su carrera y le faltó fuelle en los metros decisivos.

La primera oportunidad para los de Iñaki Alonso no llegó hasta la media hora de juego. Cerrajería, muy activo en labores de contención, agarró un fuerte disparo que el cancerbero rojiblanco tuvo que enviar a saque de esquina. Se animaban las casi dos decenas de aficionados que acudieron a Montilivi apoyando al Real Murcia.

El tanto de la igualada llegó en el 35´, cuando Molinero penetró por el carril del siete, ganó línea de fondo y su disparo lo desvió ligeramente Tortolero, aunque el árbitro se lo concedió al lateral grana. El rebote cambió la trayectoria del balón despistando por completo a Dani Mallo, que no pudo hacer nada para evitar el empate.

Antes del descanso, una ocasión de peligro para cada contendiente. Primero la tuvo Coro que desperdició un buen pase en profundidad de Benja. Y en el 45 fue Cristian García, El Ruso, el que empalmó un disparo desde 25 metros que Mallo envió a saque de esquina.

Tal y como había sucedido en los albores del primer tiempo, el Girona salió lanzado tras el paso por vestuarios. Corominas desde el vértice izquierdo del área grande dispuso de un lanzamiento claro que no llegó a buen puerto. El propio Coro iba a tener la acción de la victoria en sus botas, tras un forcejeo con un defensa rival que el colegiado asturiano Piñeiro Crespo consideró como penalti. El delantero de Banyoles ejecutó la pena máxima pero su lanzamiento se estrelló contra el travesaño.

Le entraron las dudas al Girona y eso lo aprovechó el Real Murcia para pisar con peligro el área de Dani Mallo. Isaac dispuso de un mano a mano con el cancerbero gallego que salvó ´in extremis´.

Uribe, viendo que su equipo había perdido el dominio, introdujo cambios y dio minutos a Acuña, jugador cedido por el Real Madrid que ayer reaparecía tras una grave lesión. El atacante sudamericano estuvo muy activo en los minutos que estuvo sobre el terreno de juego y lo intentó con descaro por la banda derecha. En el minuto 78 un pase de la muerte suyo no lo alcanzó por escasos centímetros Dani Nieto.

El marcador en el tramo final permanecería inamovible, con dos contendientes que se dieron por satisfechos con el resultado.

En Montilivi se quedaron las lágrimas de hace dos años cuando el Murcia firmó en tierras catalanas su dramático descenso a Segunda B tras conseguir el mismo resultado que ayer, aunque con unas consecuencias muy diferentes.

Ahora el Murcia encarará la segunda vuelta del campeonato con 33 puntos en su casillero, o lo que es lo mismo, con más de media permanencia en el bolsillo. Los próximos partidos marcarán el destino de un equipo que está condenado, de seguir así, a luchar por algo más grande que la permanencia. Quedan todavía muchas jornadas para ver cómo acabará todo.