Desde que Jesús Samper, el máximo accionista del Real Murcia, desembarcara en 2009 en la capital del Segura, nunca había estado tan cerca de conseguir un póquer de ascensos. Bajo la tutela del abogado madrileño, la centenaria entidad deportiva ha logrado ya tres saltos de categoría (uno a Segunda y dos a Primera), tres ases a los que todavía le falta uno que previsiblemente va a salir muy pronto de la baraja. El de esta tarde podría ser, valga la redundancia, el segundo ascenso a Segunda desde la llegada de Samper hace ya diez años. El club, que celebró su centenario en 2008, ha conseguido en más de cien años de historia un total de 12 ascensos. El de Lugo, en caso de que todo salga de la mejor forma prevista, será el salto de categoría número 18 de la entidad.

El primer ascenso de la era Samper llegó en la campaña 1999-2000, logrado en Granada con el mítico gol de Pepe Aguilar en Los Cármenes. Este ascenso supuso el regreso de los granas al fútbol profesional tras unos años desastrosos en todos los aspectos. Desde entonces nunca se había dado un paso atrás en lo deportivo, salvo los descensos de Primera, hasta que se vivió el drama de Gerona el pasado curso. Ahora bien, tanto por el tiempo que ha pasado como por la importancia de los mismos, los ascensos que mejor se recuerdan entre los aficionados son los de Primera División.

El Murcia ha estado 18 veces en Primera División, pero las dos últimas han sido bajo el mando de Jesús Samper. El primero llegó casi por sorpresa en la temporada 2002-2003, con el gallego David Vidal en el banquillo. Se preparó un equipo para pelear por la salvación pero, las cosas del fútbol lo terminaron por convertir en un bloque tan sólido que se plantó en Primera. El año siguiente en la élite sí que fue un desastre en toda regla.

Asimismo, los granas lograron en 2007 en Ponferrada su undécimo ascenso a la Primera División (el segundo con Samper al frente) y el obtenido con mayor antelación, en concreto a falta de cinco jornadas para que finalizara el campeonato en Segunda. Se cumplió una temporada brillante con un gran equipo que diseñó en todos los sentidos Lucas Alcaraz y que, en el siguiente curso en la élite, tuvo fuerzas suficientes como para aguantar la primera vuelta. En la segunda se hundió de forma estrepitosa y tocó volver a la archiconocida Segunda División.

Si se consuma el ascenso esta tarde, el curso que viene no pasarán por Murcia ni Messi ni Cristiano Ronaldo, pero volverá el fútbol profesional olvidando las miserias que se han vivido este año en Segunda B.