Miguel Cascales Tarazona (Murcia, 4 de abril de 1965) lleva quince años al frente de la concejalía de Deportes del ayuntamiento de Murcia. Ex jugador de rugby que en la actualidad practica el atletismo -ayer corrió la prueba de 10 kilómetros-, se considera un político de equipo que se identifica más con José Mourinho que con Pep Guardiola. Está convencido de que irá al cielo.

¿A qué se dedicaba antes de ser concejal y qué hará cuando deje la política?

Me dedicaba a la banca. Era comercial de una sociedad de valores y bolsa, aunque mis estudios no tienen nada que ver con mi trabajo, porque estudié Turismo. Ahora mismo estoy en excedencia en mi empresa y pienso que volveré a mi trabajo, pero me gustaría dedicarme al turismo

Podría vender paquetes turísticos para la Paramount.

Yo podría vender de todo porque, fundamentalmente, lo que soy es comercial. Igual que se vende un producto bancario se vende cualquier otro, como la Paramount o el Real Murcia, y la Paramount es un buen producto para vender, las cosas como son.

¿Cuál es su fecha de caducidad en la política? Parece que es eterno.

Yo siempre empleo un símil futbolístico. Hay futbolistas que con 30 años están acabados porque no se han cuidado, y otros que con 33 que aportan su veteranía, su trayectoria y su gusto por ser futbolistas. Yo sé que esto tiene una caducidad, pero no pienso en ello porque me encuentro bien y me gusta mi trabajo. No estoy agotado.

¿Es usted la persona de mayor confianza del alcalde? Siempre se les ve juntos.

Empecé con él y llevamos muchos años juntos. Yo estaré mientras que él y el partido quieran, pero está claro que mi trayectoria está ligada al alcalde. Al alcalde le gusta hacer equipos. Hay un núcleo básico, una plantilla con una serie de futbolistas de confianza para el entrenador, y siempre introduce novedades. Con el alcalde tengo una relación al margen de lo laboral.

¿Qué deportes practicó en su juventud?

Jugué 14 años el rugby y, además, no era malo.

¿De qué jugaba?

De tercera línea, lo que ahora llaman Flanquer. No era malo.

¿Le gustaba más el tercer tiempo -las cervezas después del partido- que el primero y el segundo?

No. El rugby es un deporte de villanos jugado por caballeros y por esa época éramos tan deportistas, que después de los partidos me tomaba dos coca-colas y poco más. Además, cuando era juvenil, como muchas veces le faltaba gente al equipo senior, jugaba dos partidos seguidos. Por tanto, me hacía 180 minutos de rugby seguidos. Así estoy, que tengo la espalda y la rodilla mal.

Es el deporte más noble que conozco.

Es cierto. Yo sólo tuve una lesión grave en mi vida, que fue una rotura de tibia y peroné. Nunca tuve un incidente extradeportivo.

¿Cómo era de jugador?

Creo que igual que político, bastante constante, rápido, vivo. Jugaba en tercera, entre la melé y la línea, lo que te obligaba a estar físicamente en plenitud de facultades, como ocurre en política. Es un poco mi carácter, una persona inquieta, muy viva, vehemente, y de compromiso importante con los compañeros, lealtad al entrenador, al jefe.

Usted y el alcalde tuvieron un ‘matrimonio’ largo con Jesús Samper. ¿Por qué se rompió el amor?

Ni fue un matrimonio ni se ha roto. Lo que ocurre es que los dos o tres últimos años han sido los más descontrolados de Samper, y ahí tienes al Murcia, en Segunda B, pero bastante mejor que cuando él llegó.

Tras el descenso pidieron su marcha.

Nosotros le transmitimos nuestra opinión. Él mismo ha reconocido sus errores porque ha dado un golpe de timón. No se le dijo que se fuera, sino que pensara en un recambio. El problema fue que después de la inauguración de Nueva Condomina y de estar en Primera con 25.000 abonados, se creyó que estaba todo hecho.

Ahora le ha dado por el atletismo. ¿Cómo le va?

Después del verano no estoy en forma, pero voy por seis minutos el kilómetro. No soy un profesional.

¿Alguna vez le ha pedido al alcalde entrar más tarde a trabajar para llevar a sus hijos al colegio?

Nunca, aunque dice Casillas que no lo dijo. Todos nos buscamos la vida.

¿Mourinho o Guardiola?

Soy más del carácter de Mourinho, menos filosófico que Guardiola, más directo, impulsivo, trabajador, sin dobleces ni filosofías, aunque Guardiola es muy bueno.

Estará contento de que le haya tocado el Madrid al Murcia en la Copa.

No soy del Madrid ni del Barça, soy del Real Murcia. Estoy encantado que haya tocado el Madrid porque va a ser una inyección económica importante y la afición se lo merecía después de tres malos años.

¿Cree en el más allá?

Soy creyente y creo que hay algo después de la muerte, que debe haber un premio para los buenos y un castigo para los malos.

¿Dónde cree que irá?

Estoy convencido de que si hay un cielo, voy a estar allí. Soy una persona que no intenta hacer el mal a nadie. Tengo mis defectos, pero me dedico a mi trabajo. Todo se simplifica en que en el mundo hay gente mala, envidiosa, que se dedica a hacer daño porque sí, pendiente del éxito de los demás.

¿Cómo le está afectando la crisis?

Con una bajada del siete por ciento del sueldo. En definitiva, la crisis me ha afectado como a todo el mundo, pero somos unos privilegiados, no nos podemos quejar porque en este país hay un millón de familias que tienen a todos sus miembros en el paro, no me puedo quejar.

¿Hará huelga?

Jamás he hecho una huelga. La anterior me pilló trabajando en el Banco Exterior. Los piquetes pasaron por la puerta y no se enteraron que estábamos allí. No creo en las huelgas ni creo que sea la solución de nada; es el resultado de un fracaso.

Pues gracias y que se cumpla su deseo de ir al cielo.

Gracias a usted.