l partido Club Baloncesto Murcia-Estudiantes acabó con polémica arbitral por la torpeza de un colegiado que le señaló al entrenador murcianista, Moncho Fernández, una técnica inverosímil aunque con el reglamento en la mano, merecida. ¿Y para qué sirvió? Para que alguien pueda justificar la derrota en esta decisión, aunque no fue el caso del técnico gallego, quien fue honesto en la rueda de prensa.

La decisión arbitral no debe impedir a todos ver la auténtica realidad. Si el CB Murcia perdió ayer no fue por la técnica, sino porque se lo ganó a pulso y se quemó en su propia hoguera. A los errores de los jugadores en la pista, se le unieron los cometidos por su entrenador en la dirección. La inconstancia está siendo el denominador común en las decisiones del compostelano, un hecho que ha provocado que los roles no estén bien definidos en la plantilla cuando se han consumido ya diez jornadas.

Ante el Obradoiro fueron los 'obreros' los que enseñaron el camino a los 'artistas'. Ayer no ocurrió lo mismo y el CB Murcia siempre estuvo a merced de un rival al que dirigió con acierto y maestría Albert Oliver. Lo peor es que tras diez jornadas, los murcianistas sólo llevan dos victorias y han perdido en casa dos choques ante rivales directos. Contra el Estudiantes, después del fracaso frente al Lagun Aro, no se podía fallar y el equipo volvió a hacerlo, un hecho por el que continúa en la última plaza de la clasificación. Además, algunos equipos también inmersos en la lucha por la permanencia empiezan a escaparse, a poner tierra de por medio. Y eso es muy peligroso.

La defensa de dos jugadores exteriores de los que se tuvo que encargar Pedro Robles, Blake Ahearn y Pancho Jasen, se convirtió en un lastre en el primer cuarto. Entre el argentino y el estadounidense hicieron 17 de los 27 puntos de su equipo. Pese a ello, Fernández persistió en su error y 'vendió' al madrileño dejándolo en la pista, permitiendo al Estudiantes que dominara con comodidad a un rival que perdía muchos balones y al que se le echaba en falta más intensidad defensiva. Con el ritmo del juego controlado por los estudiantiles y con el CB Murcia en estado crítico (28-40), llegó una situación clave: la lesión de Ahearn y que Gabriel se encargó de la defensa de Prestes. Vujanic supo leer la situación y el brasileño empezó a encontrar balones interiores. La reacción llegó con un parcial de 2-11 en los últimos tres minutos. La primera crisis estaba salvada y al descanso quedaba todo en el aire (39-42).

El CB Murcia vivió en un tobogán en el tercer cuarto. Fue capaz de lo mejor y de ilusionar a la afición con un triunfo -se situó con 52-46 tras un parcial de 13-4-, y también de lo peor. Los murcianistas iban por delante en el marcador, pero se notaba que muchas de las cosas que estaban saliendo bien eran consecuencia de la improvisación. Y cuando se improvisa en el baloncesto, a continuación suele venir un chaparrón. Así ocurrió. Del 59-57 se pasó al 59-70 que dejó prácticamente noqueado al conjunto de un Moncho Fernández muy espeso en la dirección, que envió en ese momento al banquillo a los jugadores más inspirados.

Cuando todo estaba perdido emergió el talento de Vujanic y la garra de Óscar García para rescatar de las tinieblas a los murcianistas. Con 73-74 (min. 36) tras un triple de Robles parecía que al Estudiantes ya no le quedaba gasolina, que el momento dulce de Jasen, autor de 23 puntos, se había acabado. Sin embargo, otra vez aparecieron las improvisaciones y las brumas se adueñaron de nuevo del juego murcianista, que se volvió a topar con el infalible Ahearn. Pero ayer el CB Murcia fue como un gato, con siete vidas. Por ello Vujanic y Powell le dieron la última vida (79-81) a 40 segundos del final. Y a partir de ahí se vivió en el Palacio uno de los finales más raros que se recuerdan. Con 81-83 y posesión para el Estudiantes, Moncho Fernández se metió en la pista, sin percartarse de ello, pidiéndole a sus jugadores que le hicieran falta personal a Oliver. El árbitro García Leal se percató de una situación que, por otro lado, se repite una y otra vez en finales de encuentros intensos, y le pitó técnica ante el asombro de todos los presentes. Ahearn, por supuesto, no falló los tiros libres y sentenció un choque que, en cualquier caso, si alguien mereció ganarlo, fue el Estudiantes.