El Cartagena se convirtió en un equipo humano tras perder el primer encuentro de esta temporada ante el Nástic de Tarragona. El conjunto albinegro fue un equipo lento, previsible y sin chispa ante un oponente que supo maniatar a la perfección a un Cartagena desdibujado durante los noventa minutos. A los de Juan Ignacio Martínez le pesaron mucho las ausencias de cuatro de sus titulares y esa sensación de inseguridad se trasmitió desde el propio portero Rubén hasta los inoperantes en el día de ayer Toché y Víctor. El preparador se empeña en decir que tiene un bloque competitivo del primer hasta el último componente, pero a día de hoy hay una notable diferencia entre sus titulares y el resto. Ayer así se pudo ver.

No hay que desmerecer, de todas maneras, el gran trabajo del Nástic, muy ordenado en defensa y contundente en ataque.

El bloque catalán volvió a demostrar lejos de casa que sabe hacer un fútbol práctico pero efectivo, porque metió el miedo en el cuerpo a los albinegros desde el primer instante del encuentro. Además los de Ferrando se encontraron con un Cartagena demasiado atascado, que no sabía combinar con fluidez porque otra vez su organizador, Longás, estaba bien marcado, lo que le impedía practicar el fútbol de toque que le ha dado tan buen resultado hasta ayer.

Además, la ausencia en el centro del campo de Mariano Sánchez la notaba en exceso el equipo en lo que a recuperaciones se refiere, ya que su sustituto, Héctor Yuste, jugaba demasiado retrasado y el centro del campo rojillo podía tocar con comodidad. La ausencia de los sancionados o lesionados la notaba también la zaga, ya que Chus Herrero no encontraba nunca su sitio y José Mari le ganó bien la espalda.

El preparador visitante supo tejer una tupida defensa, que impedía cualquier atisbo de llegada con peligro a los atacantes del conjunto albinegro, además salía muy rápido al contragolpe, con lo que agujereaba una vez tras otra una indecisa, como nunca antes, defensa albinegra.

El Nástic llegaba con peligro a balón parado y fruto de ello vino el primer tanto, con un centro chut de Campano que nadie supo atajar y, tras botar dentro del área, el balón entraba al fondo de las mallas.

No mejoró el Cartagena tras este mazazo, sino más bien todo lo contrario, porque llegó el nerviosismo y las imprecisiones, hasta el punto de que el Nástic atemorizaba en cada balón que tocaba. Un perfecto contragolpe en el minuto 41, bien llevado por Walter por la izquierda, lo culminaba a la perfección José Mari que marcaba solo en el segundo palo tras pase de su compañero.

Era sorprendente porque el Cartagena caía por vez primera esta temporada por 0-2 en su peor primera parte en lo que va de temporada.

Lejos de arreglarse, la situación parecía caminar a peor con un Cartagena claramente fuera del partido. Los técnicos se afanaban en la banda por corregir los errores, pero ayer no era el día de un equipo muy desconectado, que incluso pudo haberse encontrado con un resultado más abultado, si no hubiera sido por las intervenciones de Rubén, que sacó dos goles cantados y del poste, que evitó el tercero.

El Nástic supo leer el choque en el segundo tiempo. Interrumpía el juego y maniató el ataque y el centro del campo, por lo que la fogosidad local se diluyó rápido.

Aún así, el Cartagena sigue líder con un punto de ventaja.