El WARM UP señala el final de las fronteras entre la escena independiente y la mainstream, aunque las cifras que facilita la organización parezcan ostensiblemente hinchadas comparadas con la realidad. La segunda jornada del WARM UP tenía un atractivo principal: la actuación del trío de Leeds Alt-J, un cabeza de cartel de actualidad; asimismo, el gancho de un par de bandas nacionales presentando nuevos trabajos (Izal y Dorian), que aseguraban tickets, algunas pinceladas de clase media, digamos que interesantes, y un buen puñado de bandas murcianas, algunas de ellas entre lo mejor de la música española de estos días (Neuman y Viva Suecia). Si hemos de hablar de triunfadores, en el trono de esta segunda jornada se sentarían Alt-J y Viva Suecia, protagonistas, sin chovinismos, de dos de los mejores conciertos del festival

Todos quieren ser Izal

Hoy todos quieren ser Vetusta Morla o Izal. Imagino por qué. Shinova han viajado desde un pasado en el que sonaban a grupos como Sôber hacia terrenos más sutiles que incluso en algún momento rozan lo bucólico y la americana. En un mundo en que Izal y Vetusta Morla logran discos de oro y convocan a un par de decenas de miles de personas en festivales, es normal que surjan bandas en la estela. Shinova abrían el escenario Estrella de Levante ante un público escaso que se reservaba para más adelante. De eso, de recetas de autoayuda, íbamos a estar bien servidos el resto de la jornada. Ver a Shinova después de Cooper no tenía color.

Ambiente relajado, tranquilo a la temprana hora en que Cooper abrió fuego para presentar su inminente álbum 'Tiempo, temperatura, agitación'. El devoto público merecía un premio, y Cooper se lo concedió con un repertorio que es un homenaje al POP. Con mayúsculas, sí. Al de los 60, al rockero, al power pop, al folk rock de The Byrds, al de armonías vocales de Teenage Fanclub... Recordó a Los Flechazos ('A toda velocidad', 'Luces rojas'), estrenó canciones nuevas como 'Infinito', 'El último tren' o 'Ya llegó el verano', y recuperó ya clásicos como 'Cerca del sol' y 'Rabia', con la que se despidió. Ruido y melodía a cargo de un dandy que sigue desnudando su corazón y que actuó en el escenario y horario equivocados. Un concierto de hechuras clásicas donde triunfaron las buenas canciones cargadas de sentimientos. El pop quizás ha perdido la capacidad de sorprender, pero no la de emocionar.

Al margen de las modas, sin rendir cuentas a nadie, The Yellow Melodies ofrecieron una actuación a base de pop soñador mecido por la melancolía. Pop clásico, encantadoramente sofisticado, que se reconoce por lo cristalino de las guitarras y lo angelical de los coros. The Yellow Melodies andan sobrados de melodías adhesivas y de calidad en uno de los cancioneros más inspirados y sensibles de los noventa, que impregna su último disco, 'Life', logrando que el pop de siempre parezca nuevo y resplandeciente. Recuperaron 'The championship', su versión de 'Legata a un granello di sabbia' de Nico Fidenco , e invitaron a tocar con ellos a Ross. Si crees que el indie no existe, pregunta por Rafa Skam.

Siguiendo con el indie, ese ¿'género'? en peligro de extinción y vampirización definitiva, imposible pasar por alto el synth-pop de Murciano Total -José Lozano (Automatics, Universal Circus) y Elena Molina- , que han sumado al combo a Rafa Skam y a Víctor, guitarrista de los llorados La Maniobra de Q. MT tienen el don de sonar moderno pero tradicional, visceral pero delicado, y es precisamente en esa anomalía (y por supuesto en unas canciones siempre acertadas) donde se focaliza su fuerza y capacidad para convencer. La lluvia y algunos problemas técnicos no pudieron impedir que disfrutáramos de su proto-hit 'La Parranda' ni de las frases punzantes y la venenosa ironía de ´No sabes nada sobre mí´, con ritmos electrónicos de la mano de sucias guitarras eléctricas. Parece fácil, pero no lo es.

¿Autoterapia o electroshock?

Resulta menos fácil quizás comprender el éxito de Izal, que concentraron la mayor cantidad de público (unas 15.000 espectadores; Vetusta metieron ellos solos casi tanta gente) para estrenar su nuevo disco, 'Autoterapia', y el montaje que van a llevar en su gira esta temporada. una escenografía -en forma de mirilla como la portada de su disco- que luego, cuando salieron Alt-J, por comparación, daba la impresión de poco más que unas tiras de luces de los chinos.

Izal son la nueva punta de lanza del indiemainstream español, un nuevo referente de 'stadium-bands', pero ¿quién necesita las canciones de autoayuda de Izal? ¿Son Izal el Paulo Coelho del indie? ¿No suenan algunas canciones a himnos pensados para dar palmas y cantar a pleno pulmón? Como cantan en ´Ruido blanco´: "Nos afectan los modales de una muchedumbre apasionada: tantas palabras para no decir nada". Escuchas a Mikel presentar 'La increíble historia del hombre que podía volar y no sabía cómo' y te entras deseos de marcharte volando por su incontenible tendencia hacia el AOR plasta, entre los Coldplay más aburridos o los Héroes del Silencio más mesiánicos, con esas letras revestidas de grandilocuencia y el irritante tono vocal, tan triunfito, de Mikel Izal.

Cuando se despedían haciéndose la foto del triunfo, su público seguía cantando la frase de 'El Pozo': "He despertado en el fondo de este pozo sin saber quién soy. ¿Cómo he llegado?". Más de uno se lo pregunta también y no encuentra la respuesta. ¿Autoterapia o electroshock?

Otro de los grupos con tirón de la jornada eran Dorian, de los que se esperaba que estrenaran alguna canción más de ´Justicia Universal´ ("nada que esperar de un mundo neoliberal" o "firma con el banco tu futuro decadente" son algunas de las frases de la canción titular, que repite "estamos cerca del final, esto es la última señal"). Pero dejaron a sus seguidores con las ganas. Hicieron ´La Isla´ para abrir el show, y sus dos adelantos (´Noches blancas´ y ´Hasta que caiga el sol´). La banda barcelonesa no olvidó alguno de sus himnos de pop generacionales como 'A cualquier otra parte' o 'La tormenta de arena'. Después de 15 años y con varios himnos en su cancionero, Dorian siguen siendo capaces de poner boca abajo cualquier festival pop,

Rozando la perfección

Los británicos Alt-J protagonizaron el concierto estrella del WARM UP, dejando un rastro de fascinación. Entre electrónica siniestra y la voz encantadoramente brumosa de su cantante, Alt-J rozaron la perfección tocando canciones de sus tres álbumes con una actitud hierática. "Bloodflood", "3WW" -que abre "Relaxer"- y "Breezeblocks" dejaron claro que la banda de art-pop británica ha construido su carrera a base de evitar lo obvio. En sus canciones defienden los giros inesperados, casi constantes, antes que las líneas rectas, sin renegar en cualquier caso del buen estribillo. Cuando un grupo rock añade capas de complejidad a su sonido o juega con las estructuras compositivas, como es su caso, enseguida aparece el adjetivo 'progresivo' y en algún momento, como cuando se pusieron a cantar a capella, puede que recuerden a Queen.

El despliegue creativo de ALT-J es tan personal y único que uno no puede más que rendirse ante semejante muestra de talento tan excepcional, que va permeando hasta casi hipnotizar a la audiencia. Desde los primeros acordes de "Deadcrush", y envueltos en un espectáculo de luces tan fascinante como efectivo, (de lo mejor que se haya visto ) que acompasaba a cada acorde y hacía flotar, el trío de Leeds nos embaucaron con su pop inmaculado y etéreo que conecta con grupos como Animal Collective, Massive Attack o Fleet Foxes. La esperanza está puesta en que un grupo tan poco convencional pueda llegar al gran público.

No deja de resultar curioso que con tanto bombo a la música murciana, ninguna banda actuará en el escenario principal (los errores de ubicación y de horario fueron garrafales). Y lo cierto es que tanto Neuman como Viva Suecia lo merecían por derecho propio. En el caso de Viva Suecia, que tocaron ante miles de espectadores, son el relevo de la aristocracia indie, y están llamados a ser cabezas de cartel en los grandes festivales veraniegos. Son uno de los grupos del momento, y quedó bien fundado en su actuación, con un sonido potente y el público coreando los estribillos. Sus canciones conectan con la gente y, sin ningún tipo de artificio maravilloso, sin tratar de inventar nada, sólo intentando hacer buenas canciones han llegado. Eso es lo que verdaderamente funciona. En un festival se trata de convencer, de subir la intensidad y captar la atención de mucha gente, y lo consiguen con un repertorio directo, en el que distribuyen temazos como "A Dónde ir", "los Años" "Piedad" o "Bien por Ti". Tocar en casa añade un plus de responsabilidad, pero Viva Suecia salieron victoriosos del trance con el "Canto a Murcia" sonando en su despedida. Bolazo. Lo petaron.

Neuman continúan presentando 'Crashpad', con un sonido espectacular. La voz y las guitarras sonaban con tal nitidez, y ese teclado le da tal intensidad a las canciones, que era fácil sucumbir a sus encantos. Ofrecieron un concierto entre la distorsión de las guitarras, la voz honda de Paco y multitud de registros sonoros, que crearon una atmósfera especial, una sensación que lo envolvía todo. Uno de los mejores directos de la actualidad en un set que fue de más a supermás. El muro sonoro producido por Neuman engulló al público llenando el recinto de tensión contenida, melancolía, nostalgia y contundencia.

Vitalic desplegó toda su artillería electrónica en su formato OCD Live. El francés tardó un poco en coger el ritmo. Pero la temperatura y los bpm fueron subiendo. Con muchos temas propios (clásicos y últimos lanzamientos) y muchos hits remezclados bien insertados, hizo que la pista no perdiera fuelle ni por un segundo. Y en su propuesta, el aspecto visual siempre ha tenido especial importancia, sabiendo sacar partido del "menos es más". Nunca trató de imitar a Daft Punk, pero tampoco nunca les perdió de vista. Tal vez hubiera venido mejor antes el Yelle Club Party, con un show que suele ser bastante visual por las pequeñas coreografías de los chicos y las formas geométricas que tanto les gusta formar con sus baquetas. No tiene la mejor voz, no son los mejores músicos, no hacen las composiciones más espectaculares, pero ¿quién puede aburrirse en esta Club Party de Yelle?

Noche de locura

Si hay algo que siempre le achacan a Joe Crepúsculo es su voz, y es que no es un gran cantante, pero es que además esta vez vino algo afónico, acompañado por Carlos Ballesteros de Hidrogenesse. Por el contrario, sus canciones no tienen tachadura alguna, son grandes las cante quien las cante, con unos estribillos que te conquistan y no puedes escapar de ellos; invitan a cantar sin prejuicio alguno. Al fin y al cabo, son canciones pop con toques de electrónica, tecno, bacalao y ritmos latinos que resultan altamente pegajosos. "Te voy a pinchar", cantó al principio, y fue una noche de locura.

Los madrileños Biznaga destacaron entre la suavidad imperante por sus guitarras enérgicas, pasajes oscuros y letras que revelan sin pelos en la lengua la realidad que nos rodea, tomando como referencia a los Clash. El lema imperante de Biznaga es el terror de la mediocridad. Fue el apocalipsis. Por su parte, Melange vendieron bien su discurso, que respira entre la psicodelia, la música experimental y el folk; un poco los "nuevos Triana".

Parafraseando a El Último de la Fila, cuando el mainstream entra por la puerta, el indie salta por la ventana, y se despeña o no. ¿Son Izal la consecuencia de los discursos buenrrollistas de Manolo García? ¿A qué distancia está Izal de Pablo Alborán? ¿Las radiofóruulas se han disfrazado con piel de cordero? Lo peor es el rollo cansino, pedorro, mesiánico del indiemaisntream y los festivales que lo cobijan. El FIB de Benicassim dejó de ser la referencia, y en este sentido, al WARM UP todavía le queda un largo viaje. La vida es como Matrix y muchos aceptan la realidad sin más, pero hay vida más allá del mainstream coñazo.