La escritora valenciana Elísabet Benavent presenta esta tarde en la librería Educania de Murcia su último libro, Fuimos canciones, primera parte de la bilogía Canciones y recuerdos, que concluirá el próximo 3 de mayo con la publicación de Seremos recuerdos. En apenas cuatro años y medio, la joven autora de Gandía ha publicado un total de 16 novelas, todas enmarcadas dentro del género romántico, así como un cuaderno y un diario basados en sus libros. Con una forma sincera y divertida de describir los sentimientos de amor y amistad, Benavent no se impone barreras e intenta representar en sus páginas a todas sus lectoras.

P En alguna ocasión ha comentado lo gratificante que es crear a sus personajes y lo difícil que es, después, despedirlos, ¿cada vez es más sencillo afrontarlo o le embargan los mismos sentimientos que con Valeria -de la saga En los zapatos de Valeria-?

R Una va aprendiendo herramientas para poder afrontarlo, pero siempre acaba costando lo mismo... A base de escribir vas repitiendo personajes y aprendes a despedirte antes de ellos. Cuando comencé Seremos recuerdos ya les estaba diciendo adiós, pero no por ello fue menos duro.

P Sus protagonistas mantienen personalidades bastante dispares. ¿Esta construcción de los personajes se basa en sus propias vivencias, en conocidos, en sus sentimientos a la hora de escribir?

R Es una mezcla de todo. Cuando escribo vuelco muchas cosas que he sentido en la vida, momentos vitales y vivencias que me han contado mis amigas; cualquier detalle puede terminar dentro de un personaje. Pero no es una ciencia exacta, es un pellizquito de magia. Al final son ellos solos los que acaban cogiendo personalidad, nosotros solo somos médiums que les vamos dando vida.

P ¿Alguna con la que se sienta particularmente identificada?

R Estoy un poquito en todas y todas están un poquito en mí, pero Valeria quizás sería con la que más identificada me siento porque le da muchas vueltas a las cosas. Por otro lado, en Sofía [bilogía La magia de ser Sofía] también veo un reflejo de mí misma, ya que la mitad de ella es cómo soy realmente y, la otra mitad, como me gustaría ser. Es muy soñadora, pero siempre tiene un pie en el suelo, vive la magia de las pequeñas cosas que le rodean. Espero ser alguna vez como ella.

P La protagonista de Fuimos canciones, Macarena, es una chica a punto de entrar en la treintena, con trabajo, pero sin ninguna idea de lo que quiere hacer a nivel profesional, ¿cree que retrata a una generación?

R En ese sentido también me identifico con Macarena, al igual que muchas amigas mías se han encontrado en algún momento de su vida en esa situación. Sales al mercado laboral, te dejas llevar por la inercia y te olvidas de lo que soñabas. Al mismo tiempo nos encontramos en un momento muy conflictivo de la economía española y eso no facilita las cosas. Yo he tenido mucha suerte en ese sentido, pero el comerte todas las frustraciones y convencerte de que estás bien acaba por explotar.

P ¿Qué consejo daría a las ‘Macarenas’ que la leen?

R Les diría que se enfoquen en qué les hace felices y que busquen su escala de prioridades real, porque muchas veces no nos decimos cosas por miedo a tener que asumirlas. Y que una vez hecho esto vayan a por todas, que busquen su propia felicidad y que no lo tapen con otras cosas. Porque al final la vida se va en un soplido, y dedicarla a una cosa que te hace feliz merece el esfuerzo de luchar por ello.

P En Fuimos canciones aparecen por primera vez en su obra personajes LGTBI relevantes, ¿qué le inspiró a incluirlos? ¿Aparecen por la necesidad del momento social en el que nos encontramos?

R Cuando escribes tantas historias de amor el paso natural es abrirte a otros tipos de amor. Llevaba mucho tiempo con ganas y el momento en el que nos encontramos me creaba la necesidad de plasmarlo en el libro para que las personas que me lean se sientan con la fuerza de encontrar lo que a uno le va a hacer feliz. Me siento en la obligación de dejar por escrito mi creencia de que no hay una forma equivocada de querer siempre que sea sana, que no forme parte de una relación tóxica que haga daño.

P ¿Por qué en Fuimos canciones y no en otros trabajos?

R Estuve a punto de hacerlo en la anterior novela, pero al final cuando la trama se asentó es un tema que quedó aparcado y que he retomado en ésta porque me apetecía mucho hablar de ello.

P En La magia de ser Sofía aparece una protagonista con un cuerpo no normativo, ¿cree que este tipo de personajes son arriesgados a la hora de vender una novela?

R Crear personajes reales no creo que sea arriesgado porque la lectora se tiene que sentir identificada. Hay que presentar una pluralidad de personajes femeninos que no tienen por qué ser siempre iguales. Es una de las cosas que más me preocupa: que no sean un cromo de la anterior. Una parte muy importante de la comedia romántica es soñar que ésto te puede pasar y sentir que eres un reflejo de ellas. De hecho, desde la editorial nunca me han impuesto un perfil de personaje femenino, tengo libertad total.

P En la primera parte de Canciones y recuerdos utiliza un guión bastante curioso con la asociación de canciones a cada capítulo, ¿crees que nuestra vida está asociada a canciones?

R Lo creo hasta el tuétano. Soy una persona que siempre he ido pegada, en primer lugar, al walkman; luego, al discman, el mp3, el iPod, un vinilo, la radio del coche, un CD… Yo no concibo la vida sin música. Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a la idea de que cualquier historia, sobre todo las historias de amor, se puede contar con una lista de canciones sin añadir ninguna palabra. Hay algo en la música que la convierte en un idioma universal que nos hacer entenderlo todo.

P Además, la relación de canciones que ha elegido es muy peculiar: incluye el rock de Fito y Fitipaldis, el pop de Lady Gaga, el reggaeton de Maluma y a Blondie cantando la mítica María. Ha mezclado artistas sin miedo a lo que puedan decir. ¿Cree que hay géneros mejores que otros?

R Quien no haya bailado una canción de reggaeton que tire la primera piedra [Risas]. La verdad es que nunca me he metido en la discusión de «este producto es una mierda», porque existen canciones para un momento y otras para otro. A mí me pones una canción de Maluma de fiesta y la bailo mientras me echo unas risas; no tengo miedo a que me echen en cara que no soy purista con la música, porque no lo soy. Todos tenemos nuestros guilty pleasures [‘placeres culpables’]; guardamos un montón de canciones que escuchamos con la reproducción secreta en Spotify porque no queremos que se enteren los demás. Al final todas las artes son cuestión del género y es el público soberano quien decide lo que consume, y eso es respetable siempre.

P En Fuimos canciones, uno de sus personajes reivindica la libertad de leer el género literario que nos guste, ¿alguna vez se ha sentido menospreciada por lo que escribe?

R Yo creo que nos ha pasado a todas las que escribimos este género en algún momento de nuestra vida. Nos hemos encontrado con algún comentario un poco desafortunado, porque tradicionalmente se ha tratado esto como un género menor. En ese momento te sientes un poco dolida porque piensas que tu lo das todo para que la lectora se ría, para que se entretenga, para que entre a este universo y se pueda desvincular de la rutina, y yo no aspiro a más. Cuando lo piensas en frío te das cuenta de que nos encontramos en un momento en el que el entretenimiento está un poco infravalorado, de que tiene connotaciones negativas; pero eso no me preocupa. Lo que me inquieta es decepcionar a la lectora que me está leyendo, pero que otros autores o la crítica consideren que lo que hago es un género menor no me importa en absoluto.

P ¿Qué le diría a los que menosprecian un género entero únicamente por prejuicios?

R Que si dejaran los prejuicios se lo pasarían mejor; al final son como cadenas que nos vamos colgando y que, conforme las vamos acumulando, nos impiden movernos cómodamente. Hay que desembarazarse de los prejuicios porque nos limitan. Si coges un libro mío y no te gusta, no pasa nada; no le puedes gustar a todo el mundo, pero al menos lo has probado.

P ¿Alguna vez se ha sentido menospreciada por autores o lectores de literatura romántica?

R Nunca. Puedes hacer una novela que guste más o que guste menos. Me considero muy afortunada porque lo bueno de las lectoras de este género es que son voraces en sus lecturas y se acercan a muchos autores, por lo que siempre encuentran algo constructivo que decirte. No, nunca me he sentido menospreciada por ellas.

P Cuando habla de sus fans siempre los menciona en femenino, ¿cree que sus novelas están dirigidas únicamente a mujeres o que se puede acercar a un público más heterogéneo?

R Las redes sociales dan la posibilidad de conocer muchas cosas, y una de ellas es el rango tanto de edad como de género, y el dato es que un 96 % de mi público es femenino. Hablo en femenino porque es la realidad detrás de estos libros. Lo cierto es que hay hombres que leen y vienen a las firmas; en Vigo, por ejemplo, vino un chico a decirme que defendía mis libros delante de sus amigos. Así que haberlos haylos, como las meigas, pero son menos. Es también una cuestión de prejuicios: los hombres no se van a meter a una novela por esa sensación de que el género romántico es para mujeres, pero es como todo, tienes que probar para ver si te gusta.

P ¿Qué podemos esperar de Seremos recuerdos?

R Fuimos canciones habla de los fantasmas del pasado, de la mochila emocional que llevamos a nuestra espalda y que no podemos perdonar. Seremos recuerdos retoma la historia desde ese punto: Qué pasa cuando por fin nos desembarazarnos de esa mochila y empezamos de cero con los demás y conociéndonos a nosotros mismos. Cómo enfrentarse a lo que se es ahora mismo y lo que será en un futuro.