Hablar de Ángel Calvo es hacerlo de una de las voces más originales de la nueva canción de autor murciana. Paisajes coloridos y buenrrollismo primaveral que esconden una verdad amarga, cruda, y, sobre todo, cotidiana. Porque este valenciano de corazón murciano y mente bipolar -no le tiembla la voz a la hora de reconocer la enfermedad con la que convive- busca la inspiración en sus colegas, en el desamor y en las largas noches de fin de semana con sus compañeros de fatigas. «Hay literatura, pero no ficción», dice sobre sus canciones. Un buen ejemplo de ello son Bohemio maldito y Echar de menos, dos cortes para un epé de nombre sugerente ( Real 0 - Ciudad 4) que le presentan, tras su periplo en riguroso solitario, con Los Trenes de Larga Distancia.

Real 0 - Ciudad 4 . ¿No cree que con el título del epé se ha quitado ya a la mitad de Murcia como posibles seguidores?

[Risas] Yo soy del Ciudad de Murcia y Rafa, el batería de la banda, también. Por un lado es un homenaje al Ciudad de Murcia, sin duda, y por otro lado es un guiño al London 0 - Hull 4 de los Housemartins, que es uno de mis discos favoritos y uno de los álbumes que más he escuchado durante el tiempo que he estado haciendo estas canciones. Ahora, no creo que la gente sea tan radical como para decir: «No voy a escuchar a Ángel porque sea del Ciudad».

Pero..., ¿va con segundas? ¿Hay dos Murcias?

Creo que la forma que tiene el Ciudad de entender el fútbol hace que juegue en otra liga. No es que haya dos Murcias, sino que hay un equipo que va a contracorriente y otro que juega a un fútbol moderno, y de hecho creo que le va mal precisamente por ser eso: una mala gestión, un pelotazo urbanístico, ahora viene otro presidente, ahora no se sabe ni de quién es el Real Murcia... Y eso realmente me entristece porque es el club de mi abuelo, me jode. Pero claro, por eso digo que el ciudades otro mundo.

Sea como sea, es un artista que lleva lo de ser murciano con mucho orgullo -ahí están temas como Levante o El donante -, por lo que por un lado se quita a la mitad de Murcia por ser del Ciudad y, por otro, a la mitad de España por ser de aquí; porque parece que últimamente eso de ser murciano no está muy de moda...

¿No está de moda, tú crees? Hay muchos cómicos que dicen que cuando ellos hacen un chiste de Murcia nosotros ya lo hemos hecho antes, nos hemos reído de él y ahora nos reímos de ellos. De todas formas, esto ya lo dije una vez en una entrevista y no me importa repetirlo: Cuando me preguntan que si escribir canciones de Murcia me puede quitar repercusión fuera de la Región pienso: «Nadie le dice a Sabina que hablar de Madrid le puede quitar oyentes fuera; o, yo que sé? a Nacho Vegas cuando habla de Asturias, o a Siniestro Total, con todas las referencias que hace de Galicia. Así que no sé si hay un menosprecio desde fuera, pero desde luego hay un complejo desde dentro.

¿Se define como cantautor?

Bueno, desde luego pertenezco a la tradición de cantautores. Soy una persona que escribo una canción, que lo hace desde un punto de vista lírico y personal -o sea, hablando de sus experiencias y de sus sentimientos- y que luego canta su propia canción; en ese sentido lo soy. Pero también tengo otros proyectos en los que no soy cantautor, en los que hago power pop u otras cosas.

Le pregunto esto porque, si lo es, desde luego es de una forma atípica. Lejos del pesimismo -o incluso del positivismo- típico de la canción de autor, sus canciones destilan una suerte de alegría amarga, de ironía vital, muy peculiar.

Mira, hay una cosa que siempre dice un buen colega mío y que me parece muy certera y es lo que él llama lo 'no-solemne'. El ejemplo que siempre ponemos son, de nuevo, los Housemartins: ellos hablan de política constantemente, pero no están dando el coñazo, lo hacen desde la alegría, el bailoteo... En este sentido, una de mis características es que cuento cosas jodidas -porque es de cosas jodidas de las que normalmente salen las canciones- pero siempre soy bastante optimista; incluso cuando estoy muy jodido intento disfrutar de la vida, y hay mucho de mi personalidad en las canciones.

¿Qué le motiva a la hora de escribir? No me diga eso de que «es por necesidad»...

La primera pulsión que sientes cuando 'tienes' una canción no es: «Venga, voy a escribirla». Las buenas canciones salen cuando necesitas expresar algo, entenderte a ti mismo a través de algo que hayas creado. Ahí es cuando se produce lo que Freud llamaba una 'sublimación' de los sentimientos; ese es el primer impulso. Luego está la diferencia entre una persona cualquiera que hace una canción y el artista, que es el que da el segundo paso, que sería mostrarla. Ahora la necesidad ya no es solo con uno mismo, sino con los demás; una necesidad de que la gente se entienda con esas canciones.

Bueno, hábleme de este epé. ¿Qué es? Y, lo más importante: ¿Qué conlleva?

Es la presentación de Ángel Calvo con banda, pero son dos canciones del que será mi próximo disco no, sino el siguiente.

Explíqueme eso...

Mi forma de componer es vivencial, los discos están basados en periodos de mi vida que yo considero que significan algo, que tiene una unidad. Entonces, cuando Marco, el productor, nos dijo de grabar dos singles del próximo disco -que ya está hecho y escrito desde hace tiempo a falta de entrar en el estudio-, y le dije que no, que quería hacer dos canciones de lo que estaba haciendo ahora mismo. Y estas dos canciones, Bohemio maldito y Echar de menos, si me soy fiel a mí mismo, no deberían ir en el disco que sacaremos en septiembre.

¿Qué nos puede adelantar de este inminente lanzamiento?

Realmente lo que vamos a sacar en septiembre al fin y al cabo es el disco de La crisis del yo burgués [su primer disco como Ángel Calvo, en solitario y acústico], pero con banda. Hemos hecho una selección de las canciones que mejor nos han funcionado en este formado y las vamos a volver a grabar. Es un proceso delicado porque son canciones que no estaban pensadas para grabarse con banda...

¿Qué significa para sus canciones este cambio?

Yo parto de la experiencia de muchos cantautores. Creo que fue Bob Dylan quien, de pronto, dijo que quería que sus canciones sonaran «grandes». Además, tocar con banda es una experiencia genial; la relación entre los músicos, la química cuando estás tocando, la compenetración..., muchas veces es complicado pero, cuando todo sale bien, la satisfacción es brutal. Te sana, te cura. Pero bueno, cuando estás solo, lo controlas todo y, cuanto te metes con banda te arriesgas a que las cosas no sean siempre como tu quieres, te obligar a acoplarte, a ceder... De todas formas, creo que es completamente compatible tocar tus canciones en acústico -y eso le gusta mucho a una parte del público- y tocarlas también con banda. Además, el acústico es café para muy cafeteros [Risas].

2017 ha sido un año importante para Ángel Calvo.

Sí. Es importante señalar que tres de los integrantes de la banda veníamos de tocar con otro grupo, El Pico de la Panocha, que era quizá nuestro primer proyecto serio. Pero después de dejar el grupo estuve un tiempo sin subirme a un escenario, y hace cosa de un año tuve la necesidad de volver a tocar. Fue bien, a la gente le gustó, y pensé lo de grabar el disco.

Y, ahora, con Los Trenes de Larga Distancia.

Espero que la banda me acompañe por mucho tiempo, porque este disco y el siguiente quiero grabarlo con ellos. Pero, claro, nos movemos en el ámbito de la semiprofesionalidad, y la gente tiene otras ocupaciones... Lo que sí es seguro es que el siguiente disco, el que vendrá después de la nueva grabación de La crisis del yo burgués, irá en un formato doble: por un lado irán las canciones en acústico y, por otro, con banda.

Me decía que hace un año decidió volver y se nota que lo ha hecho con muchas ganas: el CreaMurcia, conciertos, dos discos en mente...

Me lo he tomado muy en serio, sí; aunque me cuesta verme en la idea casi utópica de dedicarse a la música. Me parece muy difícil... Pero bueno, soy de los que piensa que los músicos tenemos fecha de caducidad. Normalmente las mejores cosas las hacemos a los 20, a los 30..., si acaso algún disco de madurez a los 40... Pero es muy raro que un artista te haga un buen disco a los 50 o los 60.

De todas formas, sus canciones nacen de lo que le pasa en su día a día; vaya, que no se anda con las ramas como Vetusta Morla.

[Risas] Ellos son muy figurativos y yo soy más realista. Tengo canciones que son más ficcionadas y otras que prácticamente no tienen nada de ficción, como en Podría ser peor, en Y tú..., en Y tú, por ejemplo, hay literatura, figuras, pero no hay ficción. Te puedo decir que todas mis canciones hablan de una verdad, todas están compuestas pensando en alguien o en algo que ha pasado.

Como en Bohemio maldito .

Sí. Bohemio maldito la compuse después de que me diera un brote de ansiedad, y habla de mí. Me río de la idea de bohemio, pero es que al fin y al cabo la vida, por circunstancias, me está empujando a eso... Yo tenía un plan de vida y se truncó; pero bueno, con ese truncamiento vino la música. De eso habla la canción.

Joder, da la sensación de que ser cantautor es malo para la salud... ¡Están todos tocados de la cabeza! ¿Se puede ser cantautor y sano?

[Risas] Yo creo que el único cantautor sano es Jorge Drexler, pero porque está con Leonor Watling, así también estaría yo sano. Fuera de bromas, yo creo que estaríamos más jodidos si no hiciésemos canciones. Es algo que va de serie: si no escribiéramos estaríamos jodidos, y ya está; nos dejarían nuestras novias, tendríamos brotes hipomaníacos, estaríamos aburridos en nuestros curros? Es que, ¿hasta qué punto hacer canciones es un don o es una putada? Cuando tú tienes esa pulsión creativa, en tu curro te sientes doblemente alienado. Para mí es una maldición: por un lado, si estoy en mi casa componiendo me siento un 'bohemio maldito', un vago, y cuando estoy currando estoy pensando: «Joder, estoy aquí, aguantando carros y carretas, cuando debería estar en mi casa con una guitarra».

¿Pero es usted de esos que se ponen el despertado para escribir?

No, no puedo. No me parece honesto artísticamente, además. Lo respeto, pero? ¿Podría hacer canciones por encargo? Lo podría hacer, pero es que no lo termino de ver. Por ejemplo, en la literatura es diferente; ahí sí que tienes que tener un método y demás. Pero, según la escuela que yo he seguido, una canción, si no tienes la idea desarrollada en dos minutos... Si tienes que darle muchas vueltas, normalmente esa canción no sale. Pero es por la forma que tengo yo de hacerlo, por impulsos; y, por culpa de eso, puedo pasarme semanas sin escribir o hacer varios temas en un día.

En una entrevista que leí hace tiempo, Calamaro decía que él escribía cuarenta canciones a la semana.

Y yo me lo creo. Calamaro me parece que es una persona bastante inestable y yo he tenido episodios de mi transtorno bipolar en los que he hecho barbaridades, pero cosas como leerme tres libros de Galdós en una semana o estudiarme un examen de cinco temas solo con memoria fotográfica; pero esos superpoderes los perdí, y gracias a que los perdí ahora me muero menos cuando estoy jodido.

Pero, ¿qué es para usted estar jodido?

Depende. Mira, La crisis del yo burgués se divide en dos partes: la primera, que habla de mis amigos, de meterte hostias, de Murcia..., y, la segunda, que yo llamo 'La pequeña crisis del yo burgués', que habla del amor. Para mí el amor es brutal, y soy muy enamoradizo, pero los problemas en este sentido no dejan de ser, dentro del tema crisis, de 'segunda linea'. Yo estoy jodido de verdad cuando se me va la cabeza, no puedo hablar claro, estoy hasta arriba de medicación y se me jode la memoria, estoy llorando todo el día? Eso, para mí, es lo grave.

Imagino que se refiere a la bipolaridad de la que me hablaba.

Sí. Yo estoy diagnosticado médicamente como bipolar.

¿Y eso le influye a la hora de escribir?

Por supuesto. Tú tienes un brote maníaco y haces 15 canciones, estás jodido y haces otras 15, y luego estás eutímico, que es estar estable, y haces? dos; y ahora que estoy madurando como artista igual haces dos y están bien, ¿eh? Porque a veces, cuando estoy tan jodido, he hecho canciones que ni siquiera se las he enseñado a nadie. Son marabuntas, hay algunas en las que hay mucho infantilismo, mucho narcisismo... Y no me terminan de gustar, pero bueno, soy yo al fin y al cabo, y tampoco quiero renunciar a ellas.

Qué guapo va a estar el disco de rarezas...

[Risas] Pues hay un montón. Si algún día me hago famoso de verdad, el que coja mi iPad se puede forrar.