A la temprana edad de 15 años se dio cuenta de que quería dedicarse a la literatura, aunque consciente de que ser escritor no es un trabajo muy «lucrativo», decidió ingresar en la Facultad de Derecho y ejerció la abogacía durante años. Algo más de dos décadas después, Lorenzo Silva, con más de medio centenar de publicaciones y varios premios en su haber, el año pasado publicó un libro sobre la Guerra Civil y otro sobre la lucha de la Guardia Civil contra ETA. Precisamente, sus personajes más conocidos, Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, también agentes de la Benemérita, regresan el próximo mes a las librerías.

Estos días ha mantenido varios encuentros con jóvenes, nativos digitales que viven constantemente conectados a las redes sociales. Usted decidió 'salir' recientemente de Twitter. ¿Habla de redes sociales con ellos?

Yo estaba en Twitter para mantener una relación personal con los lectores, pero cuando vi que eso se veía interferido por otras cosas, decidí apartarme. Tenía la sensación de que me ocupaba más tiempo del que le podía dedicar; ahora, leo más y tengo más tiempo. No me he desconectado; sé lo que se escribe y no he cerrado la cuenta, solo que decidí sacar mi persona de Twitter porque era contraproducente para mí, ya que me exponía en un escaparate permanente en el que estaba sometido a la expectativa de responder a todo lo que se escribía de mí. Además, en las redes sociales no solo existe el derecho al improperio, sino también la obligación de la víctima de atender a su injuriador. Me parece que esto supone perder las energías, por ello, cuando hablo con los chavales, les digo que pueden hacer lo que quieran pero que, si les vale mi experiencia, utilicen esta herramienta en la medida en que les aporte algo como personas. Las empresas e instituciones públicas sí deben tener un perfil en Twitter, pero una persona individual no tiene esa obligación.

Ha sido invitado a abrir Innovaedum 2019. ¿Cómo acoge esta invitación?

Creo que me han invitado a hablar de la cuestión capital de una sociedad. Haré lo que pueda, porque yo no soy educador, pero me doy cuenta de hasta qué punto afecta el sistema educativo de un lugar a lo que su gente es, hace y consigue. En España tenemos desigualdades porque hay 17 sistemas educativos y eso acaba creando círculos viciosos o virtuosos. Y ya si comparamos con otros países, se ven más desigualdades. El destino de un país no depende de la lotería, sino de lo que ese país ha hecho con sus jóvenes. No es que la educación sea importante, es que la educación lo es todo. Y este país no piensa lo suficiente en la educación. Donde hay que gastar es en educación, y nuestro país se ha permitido el lujo de recortar en ella con insensatez.

Dos personajes importantes en su carrera han sido Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, dos guardias civiles que 'nacieron' en los años 90. ¿Cómo fue su creación?

Sinceramente, fue una mezcla de intuición y chiripa. Buscaba un personaje original para hacer una novela policíaca ambientada en España y me atraía hacer algo que no estuviera hecho. Entonces me di cuenta de que no había leído nunca una novela en la que hubiera un guardia civil. Era un personaje inédito, y eso, para un escritor, es un regalo. Hice 'un experimento', que podría haber salido fatal pero, curiosamente, es lo que me ha salido mejor ya que, por el camino, no solo la Guardia Civil ha sufrido una cierta transformación, sino que el público español ha sido consciente de lo que son los guardias civiles, al ver, por ejemplo, al equipo que ha resuelto el crimen de Diana Quer. Hasta me han hecho Guardia Civil Honorario por la mejora de su imagen, pero creo que influye más cuando te pierdes en un pico al que nadie llega y cuatro guardias civiles se juegan la vida por sacarte de ahí. Eso hace mucho más que una novela.

Tan bien han ido que se han llevado varias de sus novelas al cine, proyectos en los que ha colaborado en la adaptación del guión.

Verlos en la gran pantalla fue muy raro. Aunque ya no tengo tanta extrañeza e intento ver qué aporta el cine que no estaba en los libros. Voy con curiosidad y, más que ir a ver mi libro, voy a ver qué hay de nuevo en la película, más allá del material que les da mi libro.

También le han merecido premios como el Planeta o el Nadal.

Los premios siempre se agradecen porque este es un trabajo muy solitario, inventando historias que no sabes si son chorradas que no interesan a nadie. Al recibir un premio comprendes que a alguien le ha interesado y da confianza. Con el de Guardia Civil Honorario siento hasta pudor, porque desde que me lo dieron me acogen como si fuera uno de ellos pero realmente hay una diferencia con todo lo que hacen ellos en su día a día. Estoy muy agradecido.

Y viene de entregar la segunda edición de un premio con su nombre.

Esto es más abrumador todavía. Siento mucho agradecimiento; les dije que sí sin pensarlo porque es un premio para jóvenes escritores de 12 a 18 años. Creo que hay que invitarlos no solo a ser lectores sino a que cuenten su versión de la historia. Es muy importante que lleguen nuevas voces.

Dejó la abogacía para ser escritor. ¿Cómo tomó esa decisión? ¿Y cómo es su día a día ahora?

Me considero escritor desde los 15 o 16 años, cuando tomé la decisión de escribir. A la facultad de Derecho fui porque me di cuenta de que de la literatura en España no vive casi nadie y necesitaba una profesión con la que ganarme la vida. Durante algún tiempo tuve esos dos trabajos pero cuando empecé a ganar premios y vender libros, las cuentas me salían. Estoy muy agradecido a la abogacía pero llevo 17 años viviendo del trabajo que yo quería. Ahora hay días en los que no paro, voy corriendo de un lado para otro, hablo con gente y me quedo con lo que me aporta cada persona. Y cuando me siento a escribir, lo hago ya con la materia prima; si no tengo nada, me doy un paseo con mis hijos. Por otro lado, al menos un par de meses al año no contraigo compromisos y me encierro en una casa que tengo en Illescas para escribir durante horas cada día, hasta que me aguanta la cabeza. Pero no lo digo como una penalidad, me gusta mucho.

Y en menos de un mes, nueva entrega de Bevilacqua y Chamorro. ¿Le veremos pronto en Murcia presentándola?

Si me invitan, vendré encantado a presentarla. Desde hace 20 años vengo mucho a colegios e institutos de toda la Región; los murcianos son lectores muy generosos y les estoy muy agradecido. Un escritor es sus lectores.