A Carolina Illán le arden los ojos. Lo puede ver cualquiera que se asome a la mirada de la fotógrafa de Cartagena: dos órganos en constante búsqueda de la belleza. Los paraísos muertos -que es donde se esconde parte de la vida-, el claroscuro de las ciudades, la felina actitud de unos gatos? En todo encuentra esta joven artista, licenciada en Bellas Artes por la UMU, un escenario sobre el que lanzar el disparo de su cámara. Se escucha un 'clic' y la magia está hecha. Ha encontrado En el vino la verdad, en la leche la belleza, y así ha titulado su nueva exposición, que se inauguró este viernes en el Museo de Archena. Las paredes se llenan de vino, leche, bañeras y cuerpos desnudos. Acaso ahí esté todo. Tal vez no haga falta nada más.

Una bañera, una mujer desnuda, escenarios de ciudades del mundo, vino y leche. ¿De dónde surge esta idea?

Hace mucho tiempo que tenía ganas de una sesión así, pero empezó a tomar forma en Cabo de Gata el verano pasado. Estábamos en el mítico Bar de Jo y había una bañera típica antigua con patas. La gente se metía dentro para hacerse fotos y comenté la idea entre el grupo de amigos que íbamos. Al poco tiempo me llamó uno de ellos y me dijo que tenía la ubicación perfecta para hacerlo y que fuera comprando la leche. Fueron unas cervezas bien aprovechadas.

¿Por qué un cuerpo desnudo y por qué de mujer?

Es cierto que la ropa mojada también deja imágenes increíbles, pero la textura de las gotas de leche sobre la piel desnuda es maravillosa. Crea una especie de encaje lácteo que viste esa desnudez con sensualidad y vida propia. Podría ser igualmente un cuerpo masculino, pero es una cuestión de opinión estética personal. Un cuerpo femenino con sus curvas me atrae más a la hora de sumergirlo en leche en una bañera.

El vino es, de algún modo, símbolo de fiesta, celebración? la leche, sin embargo, recuerda al desayuno, al equilibrio del hogar, a la felicidad casera del inicio del día? ¿Pueden convivir? ¿Usted concibe esos dos líquidos así?

Por supuesto que pueden. Ese contraste simbólico da mayor grandeza. Lo blanco y puro de la leche contra el tono rojizo, pasional y pagano del vino. El enfrentamiento que rodea a estos dos elementos está tanto en el simbolismo, por su color, como en el hecho de ser alimento, líquido sagrado para diferentes culturas. Son elementos muy utilizados a lo largo de la Historia del Arte.

En el texto que presenta la exposición, y que firma Fulgencio Martínez, se habla de la intención de combatir la tendencia machista del arte. ¿Puede ser una fotografía feminista?

Por desgracia, la tendencia machista nos rodea, y no solo en lo artístico, por lo que mi intención es que lo sea. Dentro de la estética de las fotografías, intento ensalzar el papel de la mujer. Es imposible no darse cuenta de que ahora toca luchar para que nos oigan y, si tenemos suerte, conseguir que nos escuchen. No solo es el concepto de un cuerpo de mujer: es su mirada, su mente, el poder y la fuerza que tiene en este mundo y lo que puede aportar. Que sí? que hemos avanzado y ya nos dejan votar y tener cuenta bancaria, pero aún queda muchísimo por hacer. Tenemos que conseguir que desaparezcan ciertos comentarios tipo 'y aun siendo mujer' o 'por ser mujer'. Debemos acabar con los malditos estereotipos y que desaparezcan las cosas de chicos o chicas: que simplemente haya cosas.

¿Aporta algo distinto la mirada de la mujer a la fotografía?

No creo que por ser mujer mire de manera diferente, ni que todas las mujeres miremos igual. El papel de la mujer en la fotografía ha sido constante y evolutivo, pero como el de cualquier fotógrafo. Otra cosa es que no esté reconocida esa igualdad ante la cámara, pero ambos sexos pueden ser igual de inquietos con su actividad artística.

¿Es el cuerpo el mejor 'escenario' de la belleza?

La idea de belleza es muy relativa y es algo totalmente personal. Mi 'escenario' de belleza ideal puede estar totalmente alejado de cualquier persona. Sabemos que hay gustos para todo, y, en el mundo del Arte, el gusto por lo bello tiene miles de opiniones y diferentes espectadores. Esa belleza es lo que veo o creo con mis fotografías con cuerpos desnudos, donde adoro esa masa de carne, las texturas de sus pieles, los colores, las formas? ningún cuerpo es igual que otro. Es como el que realiza fotografías de paisajes, que nunca verá a la misma altura el sol ni los mismos pajaritos.

A usted, que ha montado toda una exposición en torno a la desnudez femenina, no le debe hacer nada de gracia la política de censura de pechos de mujer de Facebook?

Me encanta provocar a Facebook, y varias veces me han censurado. Es absurdo, prohíbe publicaciones de nalgas o pezones femeninos y luego hay vídeos de abusos o animales maltratados, que en mi humilde opinión hieren más la sensibilidad. Aunque realmente, si su intención es censurarlo por ser pornográfico, también deberían hacerlo con los de los hombres, porque habrá espectadores que se exciten con un pezón masculino, ¿no? En algunos aspectos vamos hacia atrás: censurar una obra de la Edad de Piedra como la Venus de Willendorf es ridículo. Las normas rígidas de censura y su absurdo algoritmo en el que se basa deja muchas cosas fuera, como ataques de género o racismo. Es una batalla contra el excesivo puritanismo, que ha llegado a censurar campañas contra el cáncer de mama donde la ausencia de pecho es lo que no les parece apropiado.

¿Hacia dónde no dirigiría nunca el objetivo de su cámara?

Nunca me lo he planteado. Supongo que así de primeras diría que no me veo en medio de una guerra documentándola, pero nunca se sabe dónde puedes acabar. Así que siento decir que no tengo ni idea: las fotos me llaman, y nunca sé dónde pueden estar.

Ha estudiado Bellas Artes en la Universidad de Murcia. De todas las artes plásticas, ¿por qué la fotografía?

De pequeña, cuando mis padres trabajaban en LA OPINIÓN, entré en repetidas ocasiones en el laboratorio fotográfico y coincidí en muchas ocasiones con el difunto Carlos Gallego. Aquello me fascinaba: esa luz roja, los olores de los químicos, las gotas que caían de las fotos secándose? era un universo desconocido para mí que me cautivó. Cuando tuve mi primera réflex ya supe que ese sonido era el que quería para acompañar mis días. Durante la carrera probé otras técnicas y estilos, pero la fotografía siempre ha estado ahí por encima de ellas. Adoro mirar el mundo a través de la cámara, observar un paisaje pensando el encuadre o a luz que mejor le quedaría.

¿De qué sirve plasmar un momento concreto en un mundo en constante cambio?

Con más motivo aún, ese cambio nos produce añoranza al recordar el pasado, la nostalgia. Debemos vivir intensamente esos cambios del presente para añorarlos en un futuro, sin anclarnos al pasado. La fotografía es una puerta hacía un instante concreto, una manera de mirar con la que creamos nuestro propio mundo. Nos transporta a ese mundo que, con el lenguaje propio de quien dispara en cada fotografía, es mirado de diferente manera según quien observa.

¿Cuál es la fotografía perfecta?

La fotografía es un arte que cada uno desarrolla con su propia visión y estilo. Creo que se puede hablar de una buena imagen, no de perfección. Seguramente, si se pudiera repetir exactamente la misma imagen, cambiaríamos cosas para mejorarla o modificarla. La fotografía no solo es buena composición y luz apropiada, tiene que tener algo más para no quedar incompleta. Y es el público quien aporta ese algo, quien hace que la obra cobre vida y significado. Una foto, como cualquier arte, intenta provocar algo y transportarte, y eso sin espectador no se puede hacer.

¿Y el fotógrafo perfecto?

Un fotógrafo es un poeta visual que crea para diferentes miradas y lecturas. Aunque a veces se le pueda poner un pie de foto para encaminar esa lectura, la misma imagen puede provocar cosas diferentes. Cada vez hay más fotos, el avance tecnológico ayuda a sacar infinidad de buenas imágenes, y no por la cantidad pierden calidad. Es como con los libros, que no han perdido valor por muchos que haya ahora. Tenemos más material y facilidades para alcanzar a mayor público y conseguir que ellos juzguen la imagen como perfecta. Por lo que no existe imagen perfecta, sino perfecto espectador.