El éxito de Pablo López siempre ha sido incuestionable, pero con su último trabajo, Camino, fuego y libertad, cualquier duda sobre su talento se ha disipado. Tras batir un récord en enero al convertirse en el artista que más rápido ha llenado El Batel de Cartagena desde su apertura, el artista colgó también el cartel de entradas agotadas para su concierto en el Víctor Villegas de hoy y, por ello, ha añadido una nueva fecha para actuar en Murcia en octubre. Esta noche, el artista tendrá la oportunidad de volver a dejar sin palabras al público que disfrutará de su directo.

El piano es una de sus señas de identidad. ¿Es el instrumento el que lo acompaña a usted o la inversa?

En vez de levantarme del piano, cada vez estoy más sentado en él. Cada vez soy más dependiente y me voy enamorando un poco más de ese instrumento hermoso. También estoy cada vez más convencido de que jamás podré hacer nada que esté relacionado con la música si un piano no está por delante.

Su último sencillo, El patio , se ha convertido en todo un himno en las últimas semanas. ¿Esperaba esa buena acogida?

Uno no espera nada. Yo tenía que desahogarme y pensé que si tenía que pasar por esa catarsis, ese momento tan difícil de desnudarme, tenía que hacerlo sinceramente, porque si no la gente me iba a pillar. No sabía lo que iba a pasar con esta canción, estaba un poco acojonado, siempre he vivido un poco acojonado. Pero sí es verdad que El patio daba un poco más de miedo y, mira, cuanto más miedo, mejor lo ha acogido la gente y la ha hecho suya. Porque El patio no es mía, cuando la gente la canta, lo hace con las cosas que les han pasado a ellos. Y eso ha sido el premio más grande, ver a niños de apenas dos años, que casi no tienen vocecilla, cantarla.

Para la grabación del videoclip de ese tema ha contado con la colaboración de numerosas caras conocidas del panorama nacional y fue desarrollado conceptualmente por usted mismo.

Me he involucrado mucho porque, ante todo, quería estar rodeado de gente a la que admiro y que sé que tiene su propio patio. Tuve una respuesta directa y hermosa y, lo más importante, todo el mundo dijo que sí a la canción. Todos los que están en el videoclip, los que me quieren o los que no me conocen tanto, participaron por la canción, pero no sé qué pasó para reunir a tanta gente. Creo que soy un gran anfitrión y me gusta tener en casa a gente dispar. En ese sentido, es muy parecida al videoclip, porque todos los días hay gente de todo tipo.

Con todas esas premisas y lo mucho que se ha involucrado en las diferentes fases del proyecto, ¿diría que es uno de sus trabajos más personales?

Todos mis trabajos son muy personales, pero es verdad que aquí es donde no he dejado lugar a dudas y he ahondado muy profundamente en mí mismo. Creo que lo he hecho tan profundamente que ya no es un trabajo personal sino que es simplemente humano. Hace referencia a lo común del ser humano y no habla solo de un artista o de un hombre de Málaga.

Entonces, más que desnudarse a usted mismo, nos desnuda a todos.

Efectivamente. Nos desnuda a todos muchísimo, pero lo hace en la oscuridad, sin prejuicios, sin tener que mirarnos las vergüenza, tan solo mirándonos el alma.

Su carrera musical comenzó en un programa de talento. ¿Qué opina del fenómeno que ha supuesto recientemente la nueva edición de Operación Triunfo ?

Yo creo que, si hay música en un prime time de la televisión, hay una fiesta. Pero para los artistas es solo una parte más en su camino. Si toda esa gente que sale de esos programas hace algo luego, Operación Triunfo solo habrá sido una etapa más en sus vidas; realmente serán músicos. Esos concursantes ahora tienen que hacer lo más importante, que es tener una canción. Ahora empieza el trabajo más bonito.

Precisamente hace poco veíamos en las redes sociales una foto suya con dos de los grandes triunfadores del programa, Alfred y Amaia. ¿Tendrá el público la oportunidad de disfrutar de una colaboración entre los tres?

Todos los dúos que he hecho a lo largo de mi carrera han salido de forma natural. Ya tengo dúos con ellos, que son los que hice en mi casa. Ahora ellos tienen que hacer su camino para que vayan encontrando su forma de ver la música. Ya veremos después si nos juntamos más adelante. Yo siempre estoy abierto a hacer colaboraciones con toda la gente a la que le guste hacer música.

No solo ha participado como concursante en este tipo de programas, sino que también ha sido coach en La Voz . ¿Da vértigo esa otra faceta?

Fue muy natural, aunque nunca me he considerado jurado. Fui, una vez más, aprendiz, porque estuve rodeado de grandes artistas, que estaban sobre todo en el escenario, los concursantes, que son personas que han trabajado mucho y han hecho mucho por la música. Es algo que volvería a hacer mil veces, porque hay un amor durante esas 13 horas que se está en el plató por la música que, para mí, es un paraíso. Aunque a veces es duro y tienes momentos de agotamiento mental, no tengo nada más que decir de un sitio en el que se quiere tanto a la música.

Las redes sociales se han convertido en una herramienta más para los artistas. ¿Qué papel juegan en su carrera como cantante?

Ante todo, trato que la gente sepa lo que canto y lo que digo. Creo que la redes sociales son un elemento que, bien usado, sirve para comunicarte con gente con la que no puedes comunicarte de la manera más bonita, que es la personal, pero también es cierto que estoy un poco peleado con ellas porque me da miedo que, cuando salga de un concierto, por ejemplo, mi madre sepa más de lo que ha pasado que yo porque lo ha visto todo. Me da miedo porque se está creando una realidad virtual muy peligrosa: todo lo que no se postea no ha pasado. Cuando alguien se acerca a hacerse una foto conmigo, yo se la concedo, por supuesto, pero me gustaría muchísimo más poder hablar con esa persona, preguntarnos por nuestras opiniones o nuestras creencias.

¿Y qué opina de esa tendencia de móviles grabando todas las actuaciones de un concierto?

Me parece nefasto. Yo he estado tocando canciones con el piano con todo desconectado y me he visto interrumpido porque alguien estaba viendo el vídeo de la canción anterior que había grabado y eso es una puñetera pena porque, además de que se han gastado el dinero en una entrada, ese momento no se va a volver a repetir. Pero eso no es culpa de nadie, es culpa de una tendencia que se está llevando a una generación.