ArteTeatro RomeaProducción

: Kamikaze Producciones.

Texto: Yasmina Reza.

Dirección: Miguel del Arco.

Intérpretes: Roberto Enríquez, Cristóbal Suárez y Jorge Usón.

Lugar: Teatro Romea, Murcia.

Fecha: 9 de marzo.

¿Por qué nos vemos si nos odiamos?». La campanilla marca el final del asalto. Asistimos desde la butaca a un combate dialéctico -algún guantazo se cuela también- a tres bandas entre amigos de la adolescencia en plena crisis de amistad y también existencial€ En medio de un cataclismo provocado por una tela blanca.

Sergio, dermatólogo de éxito que ha ido cultivando su gusto artístico de galería en galería, compra un cuadro (blanco con finas rayas blancas) por 30.000 euros. Entusiasmado, guante en mano y pañuelo en pie, decide enseñar su adquisición a sus mejores amigos: Marcos, categórico, dominante y despreciativo, e Iván, tolerante, conformista y pusilánime. Pronto surge el conflicto. Marcos no puede aceptar que el que fuera su mejor amigo, casi su discípulo, haya caído en las redes de un arte que desprecia, e Iván se encuentra atrapado entre sus dos amigos de igual modo que lo está entre su futura mujer, su madre y su madrastra.

La francesa Yasmina Reza escribió hace casi 25 años años este texto que, como los que están llamados a perdurar, escudriña las relaciones humanas. Porque Arte no habla de arte. Hace dos décadas llegó a España de la mano de Flotats convirtiéndose en un éxito indiscutible y, desde entonces, ha sido representado en varias ocasiones. Ahora lo retoma el ´kamikaze´ Miguel del Arco, director sensitivo, intuitivo y poseedor de un ritmo escénico envidiable que convierte a Roberto Enríquez, Cristóbal Suárez y Jorge Usón en un magnífico trío protagonista, en esos tres amigos de toda la vida que, sin saber cómo, han llegado por caminos diferentes hasta ese futuro que poco se parece al que soñaban.

Enríquez lidia con el personaje más desagradecido. Y hace un buen trabajo, porque con cada risotada cae peor€ hasta que sus miserias se destapan entre pastilla y pastilla. Pero un buen púgil necesita un adversario a su altura, Cristóbal Suárez, con quien libra batallas de risas, ironías y desprecios que no convencen del todo al comienzo, pero que se llenan de verdad conforme avanza la obra. Y, en medio, un genial Jorge Usón, pura comedia hasta en el gesto y los andares, el perfecto árbitro de un combate que también le lleva a entrar en el ring. En escena, despierta la mayoría de las carcajadas y triunfa con su monólogo sobre la invitación de una boda, la suya, que supone que le hace feliz.

Del Arco mantiene a los actores sobre el escenario, haciéndoles partícipes de la trama en todo momento, aunque no intervengan directamente, creando así ritmo y complicidad. Firma una puesta en escena sencilla y efectiva, con movimientos marcados, casi coreográficos, pero que no restan naturalidad. Suena la campanilla y los personajes se desahogan ante el público desvelando sus pensamientos, esos que hacen que no sepan por qué siguen siendo amigos. Y es que Reza carga también de oscuridad esta comedia, esta tragedia. Este canto a la amistad a pesar de la diferencia, a pesar de las palabras con sabor amargo. La amistad que se transforma conforme se transforma la vida. La que se construye, deconstruye y reconstruye entre verdades que a veces duelen y mentiras que a veces curan; entre el amor y, sí, también el odio.