Es la apuesta del Grupo Promotor del Mandarache para la presente edición del certamen literario cartagenero; una obra que, pese a no haber alcanzado igual la notoriedad de las otras dos finalistas (El baile de madame Kalalú, de Juan Carlos Méndez GuédezEl baile de madame Kalalú, y La habitación de Nona, de Cristina Fernández Cubas), puede ser la sorpresa de la presente edición al ser considerada para algunos buenos lectores como «la novela que mejor ha contado hasta el momento los años de la crisis financiera en España». Y como la popularidad no es materia de evaluación para el particular jurado del premio -miles de jóvenes de entre 15 y 30 años-, a nadie extrañaría que su autor regresara el próximo 9 de mayo a Cartagena.

Hablamos del tinerfeño Julio Fajardo Herrero y su segunda novela, Asamblea ordinaria, que, desde la intimidad, narra la vida de tres parejas de personajes cuyas historias dibujan una radiografía de lo que nos está pasando como sociedad; una idea que, según explica su autor, puede desprenderse del propio título: «Me gustaba la idea de ´asamblea´ como el lugar al que acude la gente a hablar de sus problemas, de cómo gestionarlos, de cómo ponerse de acuerdo. Eso es lo que pretende hacer, en cierta medida, el libro con sus personajes, que de algún modo representan a mucha gente, de procedencias y generaciones diferentes».

Y ahí reside, precisamente, la fuerza del libro, el magnetismo de una novela que, si bien no está basada en hechos directamente reales, sí contiene detalles extraídos de la «realidad propia», ya sea la de su autor, la de amigos o la de desconocidos que se han acercado sin pretenderlo a esta narración por medio del televisor o la prensa. «Estas historias se fueron acumulando, con estos temas en común -el desempleo, la crisis-, durante mucho tiempo de una forma no muy consciente», explica Fajardo Herrero, que con este libro, y con todo lo que ha escrito, intenta ponerse en la piel de otras personas «de la forma más honesta posible». «Y así van dibujándose los personajes, y el objetivo, que no sé cuánto se llega a cumplir, creo que es enriquecer esa misma experiencia -la de ponerse en la piel de otras personas- en la mente del lector».

El libro, por supuesto, tiene un alto contenido político -uno de los protagonistas, de hecho, se refugia en el activismo para contrarrestar los efectos del desempleo-, aunque no quizá desde su concepción más extendida. ?«Creo que hablar de temas que te importan es, inevitablemente, hablar de política, o hacer política. No hace falta mencionar siglas ni exponer ideologías o soltar argumentario para hablar de política, afortunadamente», explica, y añade: «Aunque no describa un ambiente crisis, como en esta novela, ?me cuesta imaginarme a mí mismo escribiendo algo que no tenga un componente o un trasfondo político, la verdad».

De esto y mucho más hablará esta tarde el tinerfeño en la UPCT, el Museo Arqua y Cajamurcia -a las siete de la tarde, en el único de estos actos abierto al público-, en una visita que le servirá para defender su candidatura al Mandarache, el proyecto de fomento de la lectura «más apasionante y mejor montado» que ha conocido, «sin exagerar ni un ápice»: «Me siento muy afortunado y agradecido por poder participar este año. Es un verdadero lujo».