El día que se perdió la cordura fue el gran descubrimiento literario de 2017. Su autor, el malagueño Javier Castillo, ha conseguido vender en menos de un año más de 100.000 ejemplares; y ello, gracias a una autopublicación on line de la que partió sin mayores expectativas que darle salida a su texto. Su inesperado éxito en Amazon no tardó en llamar la atención de la editorial Suma de Letras, que no dudó en adquirir los derechos para la distribución en papel de esta novela. Ahora, y tras una intensa gira de presentación que congregó en Educania a cientos de lectores a su paso por Murcia, regresa a la Región -esta tarde, a partir de las seis, en la Casa del Libro de la capital y, mañana, también a partir de las seis, en la Librería Santos Ochoa de Cartagena- con El día que se perdió el amor, la inevitable continuación de un thriller que le ha cambiado la vida de la noche a la mañana. Según Castillo, se trata de una obra llena de amor y suspense y con «algunas pinceladas personales».

¿Cómo ha cambiado su vida en este último año?

Radicalmente. Hasta el pasado mes de agosto estaba trabajando de consultor financiero, pero tras la publicación de mi primera novela decidí cambiar de vida y dedicarme por completo a escribir.

¿Esperaba tanto éxito?

Para nada. Yo esperaba que me fueran a leer mis amigos y familiares, pero para nada me esperaba que el libro se agotase en muchas librerías. A mí esto me pilló de sorpresa. Siempre he escrito como hobby, pero nunca he estado metido en este mundo. Cuando el editor me llamaba cada semana para decirme la cantidad de ejemplares que había agotado apenas me lo creía.

¿Se acuerda de lo primero que escribió en su vida?

Pues sí: de pequeño escribí para un concurso que organizó el Ayuntamiento de Málaga y, la verdad, era un cuento muy simple. Con el tiempo me fue llamando la atención la literatura. Además, comencé a ser muy fan de Stephen King. De hecho, he mezclado en mi obra los géneros que más me han llamado la atención desde hace mucho tiempo: el suspense, la novela policíaca y la romántica.

De hecho, le han llegado a llamar el Stephen King español. ¿Qué le parece la idea?

Me parece una locura... Pienso que a quien se le haya ocurrido la idea tuvo que estar muy generoso ese día. Para mí es un genio y yo apenas estoy comenzando en este mundo.

Para su primera obra, ¿cuál fue su inspiración?

La historia salió a raíz de un sueño que tuve una noche. De hecho, el comienzo de la obra es el sueño que tuve: un hombre caminando con la cabeza de una joven. Me desperté y pensé: «Éste será el comienzo de mi libro». A partir de ahí lo fui desarrollando. Tuve de referencia a escritores como Stephen King, sí, y, por ejemplo, la manera en la que va sucediendo la trama y desvelándose las pistas es muy Agatha Christie.

Ahora presenta El día que se perdió el amor

En esta novela pretendo resolver toda la trama a la que he dado comienzo en El día que se perdió la cordura, aunque dejaré algunas subtramas que se podrán reabrir.

¿Por qué decidió ponerle ese título a su nuevo libro?

Esta segunda parte tiene que ver más con el amor, aunque, por supuesto, el suspense seguirá estando muy presente. También hay pinceladas del amor de un padre hacia su hija y un par de guiños sobre mi vida personal.

¿Qué más le puede contar a los lectores de su primer libro para que se adentren en este segundo título?

La historia de la anterior novela continúa. Sigue estando presentes los personajes principales. Además, está presente la espiral pintada como en el primer libro. A partir de la aparición de esta espiral la historia toma un ritmo totalmente frenético. También aparece una chica que se presentará en la oficina del FBI con una serie de papeles que no se sabe muy bien qué son, y, bueno, todo irá cobrando sentido.

¿A qué público pretende dirigirse?

La verdad es que me leen muchas mujeres, pero el personaje principal es un hombre, por lo que intento empatizar también con los hombres. Es una obra de entretenimiento, por lo que pretendo llegar a todo el mundo y hacer que desconecten del trabajo y dejar por un momento de lado todos esos problemas.

¿Dónde se ve de aquí a dos años?

No tengo ni idea. De momento, escribiendo. De hecho, ahora mismo me pillas haciéndolo. Lo único que pretendo es que todo el que me lea disfrute y se entretenga. Que se olviden por un momento de sus problemas personales y que puedan disfrutar de mi trabajo en la playa, en una cafetería o donde sea.