El Teatro Romea recuerda esta noche a una de esas artistas que marcaron una época. Querida como pocas, fue la cara bonita de España durante los años del dictador; pero también un símbolo de la Transición política de los ochenta. Actriz y cantante, primero lo hizo como Marisol, después como Pepa Flores y, ahora, encarnada en la figura de su hija, Celia Flores, que será quien se suba al escenario para rendir homenaje a su querida madre, retirada desde hace varias décadas.

Joven, guapa, limpia de corazón, entregada al proyecto y con una gran voz; Celia es digna heredera de su madre y, seguramente, la persona ideal para volver a interpretar las canciones de los mejores compositores de la época, revisadas y puestas al día pero fieles al espíritu de Marisol -o Pepa-, como Chiquitita, C orazón contento, Tómbola, Háblame del mar, marinero, Estando contigo o Galería de perpetuas.

Todas las canciones forman parte de un álbum, 20 Años de Marisol a Pepa Flores -título con el que también se ha bautizado este espectáculo-, en el que Celia ha contado con las colaboraciones de artistas como Bebe, Estrella Morente, Antonio Carmona, Lin Cortés y María Esteve, también hija de quien fuera actriz y cantante malagueña. Un disco que solo fue posible gracias a una campaña de crowdfunding lanzado por la joven cantante que logró reunir nada menos que 16.000 euros, lo que demuestra el cariño que este país guarda todavía por Marisol y su herencia.

Dos discos la avalan

Dos discos la avalanCelia Flores debutó en 2006 de la mano del productor Paco Ortega con su primer disco -homónimo-y algunos hits de gran éxito, como Un consejo y Me dices que soy bonita. En el año 2012 grabó su segundo álbum, titulado En una calle blanca, el cual fue autoproducido, algo que, según dice, le hizó crecer como artista confirmando un estilo personal con su sello de flamenco-fusión (rumbas, tangos, canción y balada ) con aires de copla.