No es un grupo de tantos. No es muy difícil darse cuenta: los primeros segundos de Stendhal -su primer single y el primer corte de su álbum debut, ...en la era de la reproducción digital- transportan al oyente a un limbo entre los sintes de aquellas bandas sonoras de finales de los ochenta y un futuro incierto. Y, cuando dejamos que la voz de Juanfra Cerdá penetre en nuestros oídos a través de los auriculares, la cabeza se pone a trabajar: letras reflexivas y un mensaje que retoman postulados de la Teoría Crítica y la Escuela de Fráncfort. Tan solo llevamos una canción y los murcianos Kracauer ya han puesto sobre la mesa algo diferente. Las tendencia esbozada en este primer tema se repite y reafirma a lo largo de diez cortes más en los que filosofía y electrónica se ponen al servicio de un pop cargado de matices. Hablamos con su vocalista, alma máter y referencia compositiva del grupo.

Háblame un poco de este proyecto, Juanfra. ¿Cómo surge Kracauer?

Kracauer empieza en mi casa. Empecé a componer los temas, primero tres, luego otros cuatro, y enseguida le propuse a mi antiguo bajista hacernos un home studio para grabar estas ideas. Nos compramos unos cuantos cacharros y, cuando nos pusimos a grabar, tenía ya estos once temas que presentamos ahora. Fue después de mezclarlos y masterizar cuando estuve realmente convencido de que quería tirar adelante con Kracauer, así que me puse a buscar gente que se quisiera embarcar en el proyecto. Y ahí llega Daniel Cano, que había tocado en Errecinco, en Elora, y en algún proyecto más, y Marcelino Navarro, un batería cojonudo que llevaba tiempo dándole a distintos proyectos y que ahora compagina nuestro historia con Le Mur, un grupo que acaba de sacar un pedazo de disco, por cierto. Al final nos faltaba alguien que se encargara de los sintetizadores y, después de dar un montón de vueltas intentando reclutar sin que nadie cuajara, mi hermano Pablo me dijo: "Nene, déjame que me encargue yo de las teclas". La verdad, no puedo estar más contento.

Acabáis de sacar vuestro primer disco, ...en la era de la reproducción digital, que ya el título es toda una declaración de intenciones o, al menos, sirve para saber por dónde van a ir los tiros... Tanto a nivel musical (los sintes destacan por encima del resto de instrumentos) como a nivel, casi diría, teórico.

Eso es. Los sintetizadores son una parte fundamental del sonido en Kracauer. En muchos momentos están mezclados por encima de las guitarras incluso, y los bajos están todos hechos con sintetizadores también, y las baterías son digitales. En directo la cosa queda bastante más humanizada. Y, a nivel teórico, pues también. Es decir, yo creo que este disco, el proyecto en sí incluso, sale adelante porque la tecnología ha abierto nuevas vías tanto a nivel de grabación/producción, como de distribución. Este disco pertenece a ese mundo, al DIY, al Low-Fi, a la distribución digital€

Entre el título del álbum y el nombre del grupo, la primera vez que escuche el proyecto lo primero que se me vino a la cabeza fueron mis clases de filosofía hablando de la Escuela de Fráncfort. ¿Hay algo de la Teoría Crítica en vuestro trabajo?

[Risas] Claro, totalmente. El nombre del grupo y del disco son homenajes a la Escuela de Fráncfort, al famoso ensayo de Benjamin, a Sigfredo... Y el interés por la Teoría Crítica creo que viene de un cierto tipo de curiosidad. La verdad es que me embelesan los ensayos de los teóricos alemanes, y de muchos otros teóricos culturales. Es un género muy especial, que te descubre perspectivas y conceptos sorprendentes, y que te hace reflexionar más allá de lo evidente. Ojalá hubiera algo de eso en la música de Kracauer, aunque yo afronto la composición desde los instrumentos, más que desde las ideas. No sé si hay algo de esas lecturas en la música del grupo, o en las letras. Quiero pensar que todo lo que uno va leyendo y la música que va escuchando te va amueblando la cabeza, y formando tu gusto y tu capacidad de expresar cosas.

Igual estoy muy influido por Netflix, pero los primeros segundos de Stendhal me han sonado a Stranger Things. ¿Kracauer es nostalgia ochentera/noventera?

Pues creo que no vas nada desencaminado, pero es que muchos de los que utilizamos cacharraje electrónico ahora seguimos tirando de los sonidos básicos, de los grandes sintetizadores de los ochenta. Incluso marcas relativamente nuevas, tan de moda como Arturia, siguen sacando módulos que recuerdan descaradamente a los módulos de Korg o de Roland del principio, y al final todos terminamos sonando un poco Blade Runner. Pero en nuestro caso creo que no es nostalgia. Conocerás seguramente Retromania: la adicción del pop a su propio pasado, el libro de Simon Reynolds, que es sin duda brillante, pero no termino de estar de acuerdo con que los años noventa fueron la última época puramente original o auténtica. Los ochenta y los noventa también vienen de cosas anteriores, y estas dicotomías nuevo/viejo, original/copia, no dan tanto de sí como se pudiera pensar. Ahora, no te voy a engañar, a mí me pones a Gary Numan o a Soft Cell y me vengo arriba, muy arriba, igual que si me pones a los Pixies o Nirvana, pero Kracauer es un intento de aportar algo, de sumar, aunque sea utilizando cosas del pasado. Pero no se trata de añorar del pasado, si no de aprender de él, y de utilizarlo para proponer tu propio sonido.

Al hilo de lo que cuenta€, ¿qué grupos te han influido a nivel compositivo? Si te soy sincero, entre los sintes y el nombre del grupo me ha sido inevitable pensar en Kraftwerk y toda esa corriente krautrock del siglo pasado.

Realmente hay distintos tipos de influencias. Unos más generales, como los que hablábamos -el uso del sinte ochentero o las dinámicas estrofa/estribillo noventeras-, y luego hay detalles más concretos. Por ejemplo, una de las guitarras secundarias que se escuchan en Stendhal es una especie de homenaje a un trocito muy específico de una canción de Refused. Ese grupo me flipa, por ejemplo, y está ese detalle, pero de ahí a decir que es una influencia en Kracauer va un trecho. La historia es que yo casi siempre me doy cuenta de esas cosas después de hacerlas, así que no tengo muy claras las influencias directas. De electrónica escucho muy pocas cosas, pero las que escucho (Air, Digitalism, Kavinsky) me obsesionan, y cuando encuentro algo que me llega lo escucho hasta que casi lo aborrezco, así que tampoco me sorprendería si algún sinte está sacado de algún tema de esta gente. A Kraftwerk no le he metido ese tipo de tralla, pero es un grupo que me fascina, la verdad, y creo que si hay algo frío en Kracauer que viene de ese tipo de música, pero también del synth-pop que era más comercial.

Ahora que parece que todo lo que suene pop y se salga de lo que dictan los 40 principales es indie. ¿Os consideráis indis?

Pues depende de lo que signifique ´indie´. Creo que es ese tipo de palabra que da tanto que hablar, como ´posmodernidad´, que al final se vacía de significado; termina no significando nada, o confundiendo más que ayudando a la comunicación. Si ´indie´ significa que funcionamos al margen de las grandes compañías discográficas, de los grandes canales de distribución, y que mantenemos el control creativo de nuestra propuesta de forma radical y alternativa, pues sí, somos superindies. Pero si te refieres a esa especie de pose, de esa apuesta desmedida por la imagen donde va primero el diseño de la camisa y después la propuesta musical, espero que no lo seamos. En cuanto a sonido, el supuesto ´indie´ es tan variado que prácticamente ahí entra cualquiera que no haga metal, trap o rollo Operación Triunfo. E incluso no sé hasta qué punto porque, aunque no sea políticamente correcto decirlo, todavía me duele un poco la actuación de Amaral en el SOS de hace un par de años.

Cómo os definirías para convencer a alguien que vaya a leer esta entrevista en el periódico.

Es difícil definirse uno mismo. Lo ideal es que te escuchen, claro, y que cada uno forme su opinión. Como hablábamos antes, puede que conectes con nosotros si te interesa el pop de sintetizadores ochentero, o el grunge noventero, pero, sinceramente, a mí me gustaría que Kracauer llegara a toda esa gente que no paran de escuchar música nueva, que están abiertos a descubrir cosas, gente inquieta. Esos son los que me ponen muchísimo y a los que espero que les guste nuestro grupo. A esos y a los músicos, que son los que tienen mi admiración y respeto más profundo.

Y, por si los has convencido, ¿cuándo estaréis por aquí presentando el disco?

Pues vamos a presentar el disco el 16 de febrero, en la Sala 12&Medio junto con Neon Lights, pero antes vamos a hacer un acústico en el Mercado Rin Ran el 28 de enero, y en Cartagena, en El Soldadito de Plomo, el 26 de enero. Ahí estaremos, para el que le apetezca, y el que no se pueda aguantar puede buscarnos en Spotify inmediatamente.