El nombre de Antonio Campillo luce desde hace años entre los de los vecinos más ilustres que ha dado la ciudad de Murcia a la historia del arte; y, ahora, algunas de sus obras más destacadas brillan también a orillas del Segura, en La Glorieta, ejerciendo de anfitrión de lujo para una colección única que sirve para inaugurar hoy (20.00 horas) una de las salas del edificio consistorial, convertida en un «espacio cultural abierto».

El alcalde de Murcia, José Ballesta; el concejal de Modernización, Calidad Urbana y Participación, José Guillén; el presidente de la Fundación Antonio Campillo, Clemente García; el propietario de la colección, Juan Pérez Ferra, y el comisario de la muestra, Martín Páez, presentaron ayer la exposición Antonio Campillo: coleccionismo de una época, un recorrido por la trayectoria «del más murciano de nuestros escultores», que se completa con obras pictóricas y escultóricas de dos de las escuelas artísticas más importantes del mundo del arte: París y Madrid; muchas de las cuales se exponen por primera vez en Murcia.

La exposición engloba un total de 52 obras (27 esculturas y 25 cuadros) y en ella participan 33 creadores: Antonio Campillo y otros prestigiosos artistas (19 de París y 13 de Madrid), cuya obra se expone en los museos más importantes del mundo, como el Metropolitano de Nueva York, el Centro Pompidou de París, el Montmartre, el Museo de Arte Moderno de París, el Reina Sofía de Madrid, el Petit Palais de Ginebra o Instituto de Arte de Chicago, entre otros.​

Cinco obras inéditas en Murcia

La exposición de Campillo está compuesta por 20 esculturas -cinco de ellas nunca antes vistas en Murcia- que abarcan un periodo temporal de 56 años, desde 1952 hasta 2008. Recibirán al visitante en el exterior de La Glorieta sus obras en bronce Maternidad y Venus en bicicleta. Una vez dentro, los trabajos del escultor murciano se reparten en dos salas. La primera acoge la temática ‘Antonio Campillo y la Navidad’, con obras como la emblemática Sagrada familia, Angelote, San José o Virgen de la Anunciación. La segunda incluye obras en madera como Mujer en el baño o La ciclista; en bronce como A coscaletas o Mujer sentada, o en escayola, Mujer cordobesa.

Dos escuelas

La tercera sala de la exposición acoge ‘Dos escuelas en las colecciones murcianas: París y Madrid’, con obras de pintores y escultores de estas dos ciudades que han sido un polo de atracción para los artistas. La exposición nos permite contemplar una amplia variedad de artistas que en casi su totalidad nunca han sido expuestos en Murcia y que son bastante desconocidos en España, a pesar de ser altamente valorados fuera.

Así, en la exposición encontramos artistas en la órbita del impresionismo como Frank Boggs con Rue de Dieppe, del expresionismo como Pierre Dumont con Rue de l´Epicerie á Rouen’, o Maurice Louvrier con Rouen, la Place Saint-Hilaire.

Singularmente destacado es la selección de artistas españoles de la Escuela de París en la que destaca el murciano Pedro Flores, que marchó a la Ciudad de la Luz junto a Luis Garay y Ramón Gaya. Allí desarrolló su propio estilo influido por el expresionismo y el fovismo, como se puede ver con dos obras de principios de los años cuarenta presentes en la muestra, Maja y torero y un Bodegón.

Otro de los puntos destacados de la sala es la presencia de dos artistas judíos de la escuela de París: el polaco Nathan Grunsweigh -que fue deportado y asesinado por los nazis-, con Une rue, y Mané-katz, pintor y escultor, amigo de Modigliani y Picasso, con la obra Violonchelista.

Dentro de los escultores del apartado Madrid encontramos un núcleo muy significativo de artistas, algunos de los cuales mantuvieron amistad con Campillo, como los murcianos José Planes y Francisco Toledo, compañero del homenajeado en el taller de Juan González Moreno.