Con protagonismo femenino arrancó la 37 edición del Cartagena Jazz Festival, que además de su concierto central en el Nuevo Teatro Circo, un clásico del jazz y de la música en directo como pudiera serlo el popular 'Johnny', presentó interesantes actuaciones en otras salas dentro del denominado Off Jazz.

Luisa Sobral, que hizo su primera actuación en nuestro país en 2011 en el Cartagena Jazz Festival, regresaba varios años después a presentar su cuarto álbum, Luisa, que estrecha la complicidad y los lazos afectivos con su público gracias a unas emotivas canciones, y sitúan a la cantante lusa en un punto creativo maduro, permitiendo mostrar su lado más seguro, exigente, auténtico y espontáneo.

La cantante lisboeta puso de manifiesto su gran versatilidad vocal mezclando temas del más genuino jazz con otros registros. Cantó en inglés, francés, portugués y español ( Duérmete de Silvia Pérez Cruz). Con Francia en el alma, Luisa se convierte en la jefa de fila de un estilo contenido y urbano que tiene pinceladas jazzísticas, pero acaba saliendo pop.

Tan deliciosa como instintiva y expectante, escribe sus canciones y las canta con su voz de gatita que persigue el ritmo, con un seductor fraseo. Una suerte de folkpop noctámbulo y jazz sedado marca su guion. Recuerda a Madeleine Peyroux y la comparan con Norah Jones. Y es que sus voces tienen en común la manera de trascender del sentido del oído al del tacto. Puro terciopelo.

Material original

El concierto fue un paso audaz que la aleja de standards familiares, con material original escrito por ella. Abrió con Learn how to love, y luego presentaría algunas reinvenciones como As the night comes along, sobre un ritmo que podría recordar a Stevie Wonder, o Janie, de aroma campestre crepuscular; con breves introducciones para cada canción, saltando entre géneros sin parar de ofrecer sorpresas, como cuando acometió una interpretación inesperada de una canción de Adele, Hello, en una performance haciendo percusiones con su batería. Sobral contó sobre su participación en el Festival de la Cançao y la canción Amar pelos dois, con la que su hermano Salvador ganó Eurovisión. La interpretó en la tonalidad baja de su hermano con la única compañía del guitarrista, reivindicando el poder de las canciones hechas desde el corazón; con un tono elegíaco, un ambiente fantasmagórico, interpretó Stormy Weather" creando un espacio absolutamente mágico.

Versátil, trémula y delicada, su voz susurrante y aterciopelada, acuna las palabras y las desliza dentro de ese atinadísimo envoltorio sonoro que desde su banda fabrican a medida de una artista como salida de otra época. No es un cumplido ambiguo decir que Sobral es una artista popular. Aunque en cada nota demuestra su dominio del jazz y el blues, hace música pop de calidad. Sin embargo, su personalidad trasciende fronteras y etiquetas. El arte por el arte es lo que transmite. Es de otro planeta, maneja un dominio absoluto de la voz y de la emoción de los temas, y para ello emplea un despliegue de poderío que hace que se vacíe literalmente en cada canción. Suena tan hermosa que resulta imposible no enamorarse. Su voz calma los golpes producidos por la vida como un bálsamo refrescante. Ella canta y el mundo se detiene.

Si tuviéramos que definir la elegancia en el jazz de hoy, el primer nombre de la lista sería Dee Dee Bridgewater. Su voz grave, nítida y técnicamente depurada fue la protagonista de la primera jornada del Cartagena Jazz.

Dee Dee Bridgewater no hace las cosas a medias, y cuando quiso explorar sus raíces musicales en Memphis, pasó 3 años investigando la historia de su familia antes de grabar Memphis.Yes, I'm Ready. Así que el título del disco tiene perfecto sentido. En él recupera clásicos de la música popular de EE UU y los vira al soul con elegancia superlativa. Desde luego, el traje le venía a medida.

Aunque recurrió a su talento 'jazzístico' en varios momentos durante el concierto, como cuando scateaba al unísono con el guitarrista Charlton Johnson, Bridgewater no está interesada en crear un híbrido soul/jazz. Brava y espumosa, la cantante de Memphis se presentó conjugando magia, virtuosismo y expresividad junto a la poderosa Memphis Soulphony, se desplegó como toda una diva del r&b con un estallido de soul sin adulterar, y fue glorioso.

Versiones 'feroces'

Tras una introducción de la banda, Dee Dee salió a escena cantándole happy birthday al teclista para abrir con una feroz versión de Going Down Slow (Bobby Blue Bland), un himno blues clásico donde la optimista resiliencia de la cantante contrasta con la letra oscura y desesperada. Enseguida se introdujo en un túnel del tiempo, bien ejecutado, por más que su show fuera eso: un show. Con el apoyo vigoroso de una experta sección rítmica de Memphis donde se lucen el bajista Barry Campbell, el baterista Carlos Sargent y Dell Smith al Hammond y teclados, la voz de Bridgewater sonaba más poderosa y maleable que nunca.

Puso al descubierto las grandilocuentes raíces blues de I Can't Get Next to You con la Soulphony al completo, pura cepa de la realeza musical de Memphis. Bridgewater les concedió un papel preponderante en una desgarradora versión del lamento gospel de los Staple Singers sobre los derechos civiles Why? (Am I Treated So Bad), una canción que, como recordó, compuso Roebuck 'Pops' Staples en respuesta al caso de los Nueve de Little Rock.

Consciente de la historia de cada canción, las elecciones de Bridgewater son sabias. En honor de Elvis Presley hizo una versión más acelerada que la original de Don't Be Cruel, interactuando a base de scat con el saxofonista. Hound Dog (original de Jerry Leiber y Mike Stoller, popularizada por Big Mama Thornton antes de convertirse en un enorme hit con Elvis Presley), Bridgewater la recrudeció con su voz mordiente mientras ella y las señoritas del coro acorralaban al bajista.

Bridgewater asume riesgos considerables con Memphis. Conoce y transmite a la perfección la música soul que le emocionó de adolescente, pero se ha convertido en una embajadora internacional del jazz, y los que se consideran guardianes del género podrían ser implacables con los artistas que practican el 'cross over' y obtienen mayor audiencia.

Esa es Dee Dee: extravagante, cantante de primera y con un gran sentido del espectáculo. Se despidió agradeciendo haber podido compartir su 'jardín musical secreto' alejado del habitual del jazz. Un concierto que pasará a los anales del festival.