Las redes sociales llenan de ideas la mente de los novios, pero la realidad se impone al mundo virtual y, antes de contratar cualquier detalle de la boda, se quiere ver, palpar y hablar con quien más sabe de vestidos, viajes, menús y diversión, para un día que todos esperan que sea inolvidable.

Un recorrido por el salón 1001 Bodas, que abrió ayer sus puertas en Ifema, así lo demuestra, como explica la directora de la empresa de organización de bodas Taste & Celebretion, Rebeca Díez, quien cuenta que en la primera reunión la pareja se sienta con el móvil en la mano para mostrar «directamente, una foto de Instagram o Pinterest (redes sociales) y decir: esto es lo que quiero».

Pero lo cierto es que «llegan con un popurrí de ideas» en la cabeza, de ahí que considere que la mejor inversión de su tiempo es «aclararles objetivos».

Díez explica que ellas son las que llevan la ´voz cantante´ en la organización y que las parejas recurren a empresas como la suya «porque no tienen tiempo de organizar» un evento que requiere estar pendiente de muchos detalles.

En el salón se presenta por primera vez una appwedding, útil para enviar desde invitaciones, recoger en el menú las preferencias de los invitados o incluir un espacio para compartir fotos.

La inercia digital conduce al videoescribing, otra de las novedades, según detalla el fotógrafo Nacho Molano, de una boda. «Es una manera original y muy emotiva de remitir las invitaciones», porque con ella se recrea «una historia animada» de los protagonistas, los novios.

En el otro extremo del pasillo, sin embargo, las tarjetas personalizadas pintadas en acuarela, de Cristina Maser, continúan siendo atractivas frente a la tradición. «Creo que ambas opciones se pueden combinar. Es imposible que desaparezca la tarjeta», dice.

Las parejas buscan fotografías originales y divertidas con las que implicar a los invitados y vídeos historiados que resultan ser una «sorpresa» durante el banquete, describe Molano, quien añade que, cuando se trata de un segundo matrimonio, los novios «gastan más», porque no recurren a la ayuda de sus «padres».

Fernando Hermoso, de ArtFotografos, indica que, cada vez más, los novios «buscan retoques en las fotos», en un intento de encontrar la perfección, donde la influencia de «Instagram es más evidente que la imagen de las bodas reales en televisión».

Vestido de novia

El vestido de novia sigue siendo el secreto mejor guardado. El diseñador Hannibal Laguna celebra su 30 aniversario en el mundo de la moda con una exposición de vestidos de novia, rodeados de otros de fiesta, para las invitadas, un resumen de Hannibalismo, la última colección que ha presentado en la fashion week madrileña.

«La exposición contempla los vestidos de novia que han marcado mi vida profesional», explica Laguna, quien considera un «hito por ser algo inédito en su momento, enmarcar el cuerpo de la novia en un corpiño».

La tendencia clásica en los trajes de ellos frente al altar se va rompiendo, según Arancha Rodrigo, de la firma Goviani. «El chaqué es ya muy habitual en las ceremonias, pero también diseños diferentes, con flores bordadas en las chaquetas», con cortes italianos, «más ajustados», una tendencia que también observan en la bodas LGTB.

La alianza, el complemento definitivo para sellar la unión, da un paso más allá hasta personalizarse con detalles insospechados, como relatan Ignacio González y Rubén Rayón, de Seven. El Empire State, una rana, las huellas de su mascota o un violín forman parte de la historia de quienes van a contraer matrimonio. «Con un diseño en 3D conseguimos dividir estas imágenes en dos, de manera que al colocar juntos los anillos se completa como una sola», explica González.