María Reyes Aznar estudió en la Escuela de Arte Dramático de Murcia y tras terminar decidió recorrer Latinoamérica para aprender de grandes maestros. Durante sus seis años en Chile ha fundado junto a su marido el dúo ´Hispania: Verso y Madera´, que tiene tres recitales y la compañía de Teatro Finalis Terra, que cuenta con tres obras ya dirigidas.

Estudió en la Escuela de Arte Dramático de Murcia, ¿cómo fueron sus inicios?

En Caravaca siempre fui muy activa e inquieta, tratando de buscar todo lo que tenía que ver con el mundo actoral, teatral y musical. Recuerdo mis inicios de niña en la Escolanía de la Vera Cruz, después formé parte del Coro Arsis, así como de la Zarzuela Emilio Thuillier. Esos comienzos me dieron un bagaje sobre las tablas y frente al público.

En el 2011 termina la carrera y ese mismo verano decide marcharte a Chile. ¿Cómo fue tomar esa decisión?

Vino de una inspiración de lo que uno conoce. Aquí en España tuve la oportunidad de ver mucho teatro latinoamericano, y me llamó la atención la diferencia que había. Creo que en España, además de tener una gran cantera de autores y de creatividad, se podía completar con esa efusividad y emotividad que existe en el mundo latinoamericano. Decidí recorrer el continente para estudiar y aprender de grandes maestros, empezando por Chile, que fue el punto de partida de toda la aventura.

Seis años en Chile que dan para mucho. ¿Qué trabajos ha estado realizando?

Chile me ha dado una buena parte de mi carrera, si no toda. También el que es mi esposo Ramón Vergara, concertista guitarrista, que lo conocí al poco de llegar a Chile. Juntos fundamos el dúo ´Hispania: Verso y madera´, que actualmente tiene tres recitales con formato similar: poesía y canciones con guitarra clásica de temática del siglo XIX y XX, con poetas como García Lorca o Miguel Hernández, fusionados con música de los grandes compositores de finales del siglo XIX, como Tárrega o Albéniz. El segundo de los trabajos es de temática Barroca del siglo de Oro, tanto con canciones latinoamericanas como con poemas del siglo de oro español, y el último que hemos estado presentando estos últimos meses, lleva por título El país de los poetas, porque así se conoce a Chile.

También han fundado una compañía de teatro. ¿Cuáles son los trabajos que tienen ahora mismo en marcha?

La compañía Finalis Terra se fundó en el 2012, y hasta ahora he escrito y dirigido las obras Juicio, Belleza y Ocaso, en este momento estoy con la creación y montaje de Olvido, que forma una tetralogía entorno al miedo. Juicio está enmarcado en la Edad Media, donde dos chicas jóvenes en pleno Camino de Santiago tratan de salir de su estado de pobreza, y no se le ocurra otra manera que ir a robar algo muy valioso a una iglesia. Belleza tiene que ver con el miedo a perder la juventud y los cambios que vive el ser humano con el paso del tiempo. Olvido está enmarcado en 1492, es un tema que me pareció muy interesante y se enmarca en la expulsión de los Sefarditas de España; hay un trasfondo de inmigración y refugiados. Siempre he tratado de hablar de temas que tengan interés en la actualidad, pero con distancia.

Un nombre bastante curioso.

Mi idea inicial fue Finisterra, por el cabo que une España y Chile, y los dos Santiago, pero ya había una compañía de teatro, que pertenece a una Universidad, entonces por alcance de nombres quisimos variarlo un poquito y ya no es el fin de la tierra, sino la tierra final, que es lo que significa ´Finalis Terra´ en latín. Enlazar ese fin del mundo que tanto tiene que ver con Chile, la tierra austral que termina en el Polo Sur, nos parecía un nombre muy evocador porque el lema de la compañía es «de aquí hasta el fin del mundo».

¿Cuál es el proceso que sigue a la hora de crear un texto?

Siempre tiene que haber un deseo de decir algo, luego la magia esta en el cómo se cuenta. Cuando tengo la idea, el siguiente paso es documentarse e investigar, trato de hablar mucho con expertos en el tema. También para mí la música es fundamental. Para componer un espectáculo, parto de la música antes que del texto, así la inspiración me va viniendo por otros sentidos, y al final voy creando una puesta en escena.

¿Cómo se está viviendo el teatro en Latinoamérica?

Es un verdadero mosaico, donde la gente reconoce la necesidad y las ganas de hacer teatro. En España es algo diferente. Lo que debe de cambiar o mutar en el futuro allí es el hecho de cómo se ve al artista, porque realmente se piensa que el arte debe de ser algo gratuito, se ve como una necesidad del ser humano. Queda mucho por trabajar en las políticas culturales para respaldar al artista. Ahora mismo en Latinoamérica los festivales son un auténtico ´boom´.

¿Próximo proyectos?

Vamos a estar una temporada por España, con un paréntesis a final de mes, donde iremos a un festival a Albania, con compañías que llegan desde todas partes del mundo. Para el próximo año tenemos el montaje de Olvido, y seguiremos con los recitales, tenemos en mente crear uno nuevo con temática medieval. Y por supuesto, ahondar en la figura de San Juan de la Cruz. También queremos apostar por algunos proyectos que incluyan arte y patrimonio, además de turismo.