A veces tratar de hacer una semblanza de una artista, y en concreto de Cynthia Cano, debemos de reconocer que en este caso, al tratarse de una bailaora reconocidísima artísticamente, se torna sumamente fácil, y da igual que analicemos su vida apegada a la danza -al baile- desde sus primeros pinitos en este medio, con sólo dos o tres años, o, si se tercia, recorrer todas y cada una de las etapas que, con tesón, le ha permitido ser una artista y una bailaora de postín. Y será necesario también decir que habiendo seguido la trayectoria artística de Cynthia desde la lejanía, ello no fue óbice para haber analizado pausadamente el estilo que le imprime a sus bailes, una vez que se planta en el escenario; un estilo que se percibe al comprobar determinados movimientos muy característicos, e innatos, que al observarlos pausadamente, nos recordaba la silueta candorosa de la magistral Carmen Amaya. Precisamente Cynthia, casualidad, en febrero de este mismo año, estrenó una obra bajo el título de Bailaora de Postín, en homenaje a tres mujeres que han sido catalogadas de mito del baile flamenco, siendo las agraciadas Matilde Coral, P astora Imperio y Carmen Amaya. Por supuesto, el triunfo de Cynthia estaba asegurado, y la noche fue completa y un tanto mágica al recibir el premio 'Artista revelación' de 2016.

Quizás su nuevo espectáculo, y el premio recibido, por reciente, sea lo más importante resaltar, pero, claro, ello no se consigue así porque sí, porque antes de llegar a lo máximo Cynthia tuvo que pasar más de una calentura, y si no que se lo preguntes a sus progenitores cuando, casi sin haber aprendido a caminar, ya la llevaban a la clase de danza de la profesora María Dolores Ros. La joven bailaora tenía meridianamente claro que lo suyo era el baile, y la mejor manera de adquirir academicismo era ingresando en el Conservatorio de Danza de Murcia donde ha cursado sus estudios, habiéndose especializado en la modalidad de baile flamenco. Cynthia, paralelamente a los estudios de conservatorio, quiso tomar lecciones de bailaoras y bailaores de reconocida fama y muy decididamente contactó con la Fundación Cristina Heeren de la capital Hispalense, haciendo lo mismo con las bailaoras Milagros Mengíbar y Merche Esmeralda; y lo propio con bailaores de reconocida solvencia a la hora de instruir a sus discípulos novedosos ritmos, transmitiendo nuevas formas; siendo, en este caso, el bailaor El Guito quien durante un tiempo le fue enseñando a Cynthia giros de cierta dificultad, pero, a la vez, de depurada belleza. La señorita Cano es profeta en su tierra, pues de todos los eventos de flamenco que se celebrar en la Región de Murcia, recibe invitaciones para actuar, concediéndole, además, títulos merecidos como ser la representante en el apartado de baile de la Peña Melón de Oro de Lo Ferro y madrina de la Peña Flamenca de Sucina. Quizás, por su juventud, la concesión de estos premios pudiera parecer que le fueron otorgados sin demasiado merecimiento, pero no, pues conociendo la trayectoria de Cynthia a lo largo de su vida artística, tales galardones son merecidísimos, porque ella, desde niña, ya demostró que su vida era el baile, y la justificación la encontramos al situarnos en el momento en que Cynthia sólo contaba diez u once años, y, a esa edad, consiguió el premio especial al flamenco en el Concurso Veo-Veo, que se emitía por televisión y era presentado por su paisana Teresa Rabal. En lo que concierne a los progresos que continuamente desarrollaba en al ámbito del estudio de la danza -el baile-, en competición con sus compañeros/as, consiguió varios premios en el Concurso Coreográfico del Conservatorio Profesional de Danza de Murcia.

Ciertamente, sobre Cynthia Cano hemos hecho un fugaz -y exiguo- recorrido de todo cuanto en el tiempo ha realizado en su vida artística, que no va más allá de los veinticuatro años, y a pesar de ello ha sido admirada en los escenarios de diversas ciudades, no sólo de España sino de Europa y América. Hoy sigue, con férreo tesón, su trabajo, y lo que le gusta que es bailar; y como el alma de artista de la señorita Cano es inquieta, entre tanta ocupación, actuaciones y viajes, ha encontrado un hueco para ofrecer su arte a quienes comienzan con ilusión la difícil tarea de aprender a bailar; y Cynthia, para desarrollar tan magnífica labor ha elegido las aulas de la Cátedra de Flamenco de Cartagena.