Algunos estudios apuntan que tres de cada diez trabajadores sufrirá del síndrome posvacacional, «y si a estos les sumamos los niños, adolescentes y las personas activas en diferentes campos, estaremos hablando de un porcentaje mayor», apuntan especialistas de los Hospitales de Quirónsalud.

Este síndrome suele generar alteraciones físicas, como fatiga, falta de apetito, somnolencia, dolores musculares y cansancio; y psíquicas, como apatía, irritabilidad, nerviosismo, inquietud, desesperanza y tristeza. «Se trata de un estado de malestar general que aparece acompañado de síntomas que dificultan el retorno a la actividad diaria. Si esa desazón no desaparece en unos 10 o 15 días, es necesario consultar con el médico, ya que podemos estar ante un proceso distinto que requerirá de atención especializada», aclara Marina Sangonzalo, especialista de la Unidad de Psicología Clínica.

La identificación de estos síntomas como síndrome postvacacional es relativamente reciente y está relacionado con la etapa final de las vacaciones de verano y de Navidad o con aquellos periodos de descanso de varias semanas de duración. «Todos necesitamos un proceso de adaptación a las nuevas circunstancias y en ocasiones al volver a la rutina aparecen dificultades de afrontamiento que requieren a una movilización de los propios recursos o bien aprender otros nuevos que nos ayuden a enfocar de forma más adaptativa la situación».

El estilo de afrontamiento de cada persona repercutirá sobre cómo se regresa a la rutina diaria, explica Nuria Javaloyes, especialista en psicología. Alrededor de un 20% de los afectados se recupera prácticamente en uno o dos días y un 35% puede prolongar este malestar hasta dos semanas. «En el peor de los casos, si pasado este tiempo persisten los síntomas o aparecen otros nuevos más alarmantes, conviene consultar con el especialista en psicología clínica, para descartar el inicio de una patología más seria», aconseja Javaloyes.

Cómo evitar el síndrome posvacacional

En función de las circunstancias que rodean a cada persona, los especialistas aconsejan atender al siguiente decálogo:

·Haga un bonito álbum de fotos y ordene los recuerdos para revivir los buenos momentos.

·Planifique la incorporación a la rutina dos días antes del final de las vacaciones como periodo de adaptación, disfrutando de ellos.

·Poco a poco, retome los horarios habituales de acostarse y levantarse.

·Programe actividades de ocio para los primeros días tras el regreso. Una buena película o un paseo por el parque pueden resultar muy gratificantes.

·Duerma más horas los primeros días de la vuelta a la normalidad. También hay que descansar de las vacaciones.

·Evite el pensamiento en blanco (la felicidad de las vacaciones) y negro (el sufrimiento de la rutina). Abra la puerta a los momentos gratificantes en cualquier época del año.

·En los primeros momentos y días, regule el nivel de actividad. Vaya de menos a más, de esta manera se sentirá más competente.

·No se queje permanentemente. Se sentirá mal y no le ayudará a adaptarse.

·Si se nota muy afectado por la vuelta al trabajo, no tome decisiones vitales sobre su futuro laboral en estos días. Pida consejo y espere a sentirse mejor.

·Afronte la vuelta con ideas ilusionantes y trace planes para que se cumplan. Haga como los niños, retome su proyecto vital en septiembre.