P ¿Cómo se definiría a sí mismo?

R Creo que los dibujantes somos siempre los peores para definirnos. Pero me gusta el término ´dibujante´; no soy solo autor de cómics, ni soy solo ilustrador.

P Como autor de cómics ha trabajado el género negro. ¿Cómo se prepara una obra noir? ¿Hay mucha realidad en ella o es pura convención?

R Cuando empecé con Sergi (Álvarez) estaba totalmente virgen en el género. Creo que aprendí mucho con él en nuestros primeros trabajos, vi muchas películas y leí todos los cómics del género posibles (Torpedo, 100 balas, etc.). Cuando llegué a trabajar con Ramón de España y Andreu Martín sus propuestas eran más cotidianas y sus entornos más cercanos; yo, además, llevaba un tiempo adentrándome en el dibujo in situ, y aproveché ese realismo para unificar un poco las dos cosas. Es posible que haya mucha convención, pero lo desconozco. Igual me equivoco, pero creo que los tópicos los maneja siempre el guionista, y el dibujante los ha de disimular.

P ¿Qué hace grande a un cómic?

R Soy de la opinión de que un gran cómic siempre se da gracias a un gran guion. Solo así -por lo menos a mí- me pueden entrar ganas de releerlo. El dibujo es un gran complemento que ha de estar al servicio del guion, pero es labor del guionista transcender.

P Hay quien dice que en España el cómic vive una edad de oro. Otros señalan que es de oro para el lector y de latón para los autores. ¿Cómo ve el medio?

R Pues ahora mismo estoy empezando a trabajar en Francia y creo que es la primera vez que he podido usar la palabra ´trabajar´ relacionada con el cómic. Como en todo, cada uno opinará en función a cómo le vaya, y lo normal es que en prensa opinen aquellos que les va bien, así nos va bien a todos.

Creo que la edad de oro para el autor llegó con la presencia de las revistas en los kioskos. Para el lector, es más difícil opinar, porque hay más variedad y calidad en unos productos y menos en otros. En mi caso, como lector, lo que agradezco ahora -que no pasaba antes- es que puedo conseguir todo cómic que me interese, y puedo estar mucho más enterado antes de hacer una inversión de cada novedad o reedición que sale al mercado.

P Usted es, a su vez, un gran sketcher. ¿En qué consiste el urban sketching? ¿Nos recomienda algún sketcher notable? ¿Hay una relación directa entre su obra como sketcher y su obra como narrador?

R El sketching es algo muy viejo, que consiste en salir a la calle con una libreta y dibujar todo aquello que te llama la atención. Se hace desde que el hombre comenzó a explorar el mundo y tenía que concretar de alguna manera aquello que se encontraba en el camino. Pero este movimiento que vivimos ahora se debe a la posibilidad de compartir toda esa información en las redes sociales. Al igual que la idea de dibujar de forma grupal. Y luego compartir resultados y conocimientos, ¿por qué no?

Entré en el mundo del sketching solo, sin saber que más gente lo practicaba. Gracias a Enrique Flores, conocí a los urban sketchers y todo el movimiento en redes que eso supone. Y me hice amigo de gente como Lapin o Inma Serrano aquí en España. Pero por mi proximidad al cómic los sketchers que más me gustan son los vinculados al cómic. Benjamin Flao, Nicolas de Crecy, Cyrill Pedrosa, Christophe Blain, James Jean, Lorenzo Mattoti o, últimamente, Andrea Serio.

P En Cuentas pendientes, arte y crimen se cruzan en un niño muy especial. ¿Cómo se documentaron para el personaje?

R Pues esta pregunta la debería responder Sergi. Yo como antiguo estudiante de Bellas Artes no quería ni entrar en el tema del arte. Por otro lado Sergi es un tío con mucho humor, y buscamos en el arte cierta parodia. Y, por qué no, también coherencia, usando dibujos de un niño de la edad aproximada del niño protagonista; en este caso, dibujos de mi sobrino que me recordaban mucho a dibujos de Basquiat y algún otro artista expresionista, por poner algún ejemplo.

P Pensando en Dimas, un cómic que no ahorra ningún detalle duro o escabroso, cuando un autor ha de ilustrar un acto violento o abyecto, ¿cómo se decide qué mostrar o no? ¿Hay autocensura?

R Por suerte, la editorial Astiberri casi nunca nos censuró nada; y Andreu es tan detallista en la acción que te deja claro qué hay que mostrar y qué no en cada momento, cosa que facilita mucho la ejecución del dibujo. Por otro lado, conoce las líneas que se han de cruzar y las que no. En La ola perfecta lo pude pasar peor en este caso porque Ramón cruzaba líneas a cada página, usando el tema del terrorismo y la corrupción. Siempre me ha gustado trabajar con diferentes guionistas y creo que he aprendido mucho siempre leyendo sus guiones.

P Vivimos en una época susceptible. ¿Peligra la libertad de expresión?

R Creo que ya estamos perdidos. Las redes sociales se han convertido en una trampa mortal. El exceso de información adulterada, sumada a nuestra ignorancia para digerirla, ha acabado con esa libertad. La información oficial, cada vez más subjetiva, ha abierto la puerta a muchas más subjetividades igual de poco fiables, lo que fomenta el individualismo en un mundo cada vez más globalizado.

P El camino del narrador de un cómic a la imagen final es complejo. ¿Cómo se lleva con sus guionistas?

R Creo que mi caso es atípicoporque he trabajado con pocos guionistas (rigurosos) de cómic. Muchos venían de la literatura y cedían casi todas las decisiones de la imagen. He intentado llevarme bien con cada guionista con el que he trabajado, y he aprendido de todos, y he intentado respetarlos a todos. Y, por suerte, casi todos han entendido que la imagen que les proporciono es la idónea (o eso espero). Y también me he encontrado guionistas con ideas muy claras de lo que quieren y me lo han transmitido, cosa que siempre he agradecido. Creo que se ha de encontrar un equilibrio entre las dos partes, para que todo vaya en beneficio de la historia, para que un cómic no termine pareciendo una película de Transformers.

P ¿En qué proyectos anda actualmente?

R Acabo de entregar mi primer álbum en Francia, que publicará en octubre Glénat Editions, y estoy trabajando en un segundo que publicará Delcourt. Ambos proyectos muy diferentes pero a la vez muy interesantes, donde se mezclan realidad y ficción de una forma curiosa. Otro trabajo en el que estoy metido es con un museo de Barcelona, repitiendo colaboración con Jorge Carrión.

P ¿Conocía Cartagena Negra? ¿Qué espera de su estancia en la ciudad portuaria?

R No conocía el festival ni la ciudad, pero tengo muchas ganas de disfrutar ambas. Otros festivales sobre género negro en los que he estado son geniales, o sea que confío que este lo será también.

P Para terminar, qué consejo le daría a alguien que empieza y quiere abrirse un camino en el mundo de la ilustración, el cómic...

R Retomando los tópicos, le diría a todo aquel que se acerque a este mundo con una intención profesional que huya, que huya todo lo rápido que pueda. Pero esto es una carrera vocacional, no se puede aconsejar eso. Solo recomiendo mirar a tu alrededor, aprender de todo lo que se hace ahora y de todos aquellos autores o artistas que te gusten, aprende de lo que se puede incorporar a tu trabajo y de lo que tienes que descartar. Y, sobre todo, disfrutar cometiendo errores (se aprende más rápido). Siempre intentar crecer artísticamente en técnica y conceptos.