La Asociación Amigos de la Danza, cuya cabeza visible, la recientemente investida académica de las artes escénicas de España Margarita Muñoz Zielinski, junto a Carlos Grávalos Muñoz, director artístico de la Gala ofrece un año más la posibilidad de dar a conocer los rostros de la nueva cantera de bailarines murcianos que hoy día figuran en la plantilla de diversas compañías europeas y americanas. No obstante, esta propuesta no sería viable sin el fiel apoyo de la Consejería de Cultura, que un año más cede el emblemático espacio del Víctor Villegas, escenario muy deseado por los bailarines tanto por su amplitud y sus excelentes dotaciones técnicas, como por el excelente trato del equipo técnico y directivo.

La Región de Murcia ha dado al mundo de la danza bailarines y coreógrafos de talla internacional como José Carlos Martínez, actual director de la CND; Muriel Romero, bailarina y coreógrafa de su propia compañía; Juanjo Arqués, coreógrafo free lance pero vinculado al Het National; África Manso bailarina con Blanca Li; María Muñoz (CND), Carmen Piqueras y Alejandro Martínez (Semperoper Ballet), Erre que Erre, Carmen Coy, Lucía Nicolás y un larguísimo etc.

Estos artistas en plena productividad artística y creativa dan la mano a las nuevas generaciones de murcianos, ofreciendo oportunidades, apoyando y compartiendo escenario para mostrar sus capacidades artísticas. De la misma manera, es imperativo por parte de las administraciones públicas no dejar de lado al bailarín que se ha formado en conservatorios públicos y escuelas privadas y que, por el mero hecho de pertenecer a una compañía de danza (por desgracia extranjera en mayor porcentaje), no le excluye de su responsabilidad social. El seguimiento, el mimo y la posibilidad de seguir desarrollando su trayectoria artística es importantísima. En resumen, estos eventos son necesarios y que prolifere la programación de espectáculos de danza en los teatros deberían ser una prioridad máxima.

La V Gala de danza de bailarines murcianos abrió y cerró telón con los bailarines invitados María Muñoz y Juan José Carazo (Compañía Nacional de Danza) con Romeo y Julieta ( Lavrosky/ Prokoviev), y uno de los Pas de deux de la Holberg Suite de Tony Fabre con música de Edvard Grieg. María Muñoz, cada vez más madura en sus interpretaciones, estuvo elegante y correcta. Irene López (Mecklenburgisches Staatstheater, Alemania), con Gymnopedie3 ( Chaix/ Satie), mostró excelentemente el atractivo de su danza y en Quizas, quizás, quizás su faceta como coreógrafa, con soltura y buen conocimiento de su anatomía. La música fue de Joe Davis y Osvaldo Farrés. Por último, Irene bailó Devotion, de Jutta Ebnother y música de Ora Bat Chaim, un auténtico placer. Isabel García (Ballet Preljocaj Junior, Francia), que bailó Amnesie ( Chatar/ Uematsu-Kitase) y Como si fueramos inmortales, sorprendió con su desenvolvimiento y su savoir faire tanto como intérprete como coreógrafa, pese al poco tiempo que hace desde que emprendió su trayectoria profesional. Cristina Salamón (Magdeburg Theater, Alemania) bailó Cisne negro ( Petipa-Ivanov/ Thaikovsky) y Trascendence (de Sousa/ Stirling). Lucía Nicolás (Cía. Sangre y Raza) con Ritornello ( Nicolás/ Vivaldi) y Mañana vendré a buscarte (Nicolás-Muñoz/Las Migas y popular), acompañada de Francisco Espada, fue un terremoto escénico, fantástica por los cuatro costados, con una tremenda capacidad como bailarina y creadora.

Por otro lado, los alumnos premiados en la pasada edición del VIII Concurso Tiempo de Danza, Julia Cano, José Vicente Yerbes, Marta Muñoz, María Hernández y Paula Aragón, tuvieron el privilegio de presentar también sus propuestas con mucha ilusión y entrega, reuniendo buena disposición y ganas de luchar para iniciar un futuro profesional.

La cosa no se les presenta fácil, ser bailarín requiere no solo poseer el talento natural (que lo tienen), también presencia escénica, disciplina, voluntad, carácter, humildad, escucha y sobre todo perseverancia. Quien esté dispuesto a asumir esa responsabilidad tendrá su objetivo al alcance de la mano y la recompensa final valida el camino elegido, y animamos a ello. «La Fortuna está al lado de quien se atreve» ( Virgilio).

La velada fue ágil pese a las dos horas y poco de duración. El público disfrutó, que es lo que importa.