A las puertas de la celebración del Día de los Trabajadores, el próximo viernes llega a los cines La mano invisible, adaptación de la novela de Isaac Rosa que propone una reflexión sobre las consecuencias de la precarización y que invita a recuperar el sentimiento de «clase obrera».

«Desde el individualismo, todas las batallas están perdidas, pero si aunamos fuerzas y nos reivindicamos, la empresa al menos tendrá que negociar», señaló ayer el director cartagenero David Macián después de presentar ayer en Madrid la cinta.

Partiendo de la presunción, asumida desde niños, de que el trabajo es un medio para la realización personal y el desarrollo colectivo, la película plantea cómo en muchos casos acaba sucediendo lo contrario, que saca «lo peor» de cada uno. En este sentido, la puesta en escena aporta desde el primer minuto una sensación de «extrañamiento casi kafkiana» que ayuda a reflexionar sobre el sentido del trabajo.

En una nave de un polígono industrial once trabajadores desarrollan sus tareas frente a un público. Han sido contratados para ello. Un albañil construye una pared para más tarde derribarla y volver a empezar; una chica coloca piezas en una cadena de montaje sin saber para qué sirven; un carnicero despieza animales en descomposición; una teleoperadora realiza encuestas sobre la consideración del trabajo.

«Apenas has aprendido a hablar te preguntan qué quieres ser de mayor y luego vas viendo el ejemplo de tus adultos, que trabajan de lunes a viernes, ocho horas mínimo durante muchos años. Eso hace que nos cueste creer que existen alternativas, pero existen, te puedes salir del sistema capitalista», explica Macián sobre la motivación del filme, que en principio no estará en la cartelera de la Región de Murcia esta semana.