La proyección mediática de personajes como el publicista Risto Mejide, el chef Jordi Cruz o el presentador Christian Gálvez se tradujo ayer en Sant Jordi en largas colas, búsqueda de selfies y un gran número de ventas, algo que también lograron varios iconos adolescentes, como las 'youtubers' e 'instagrammers' Dulcinea y Chusita.

Y es que ayer se conmemoró en toda España el Día del Libro, que aunque no contó con su tradicional acto estrella, la entrega del Premio Cervantes, abrió librerías, bibliotecas, museos e instituciones culturales a un sector que, según los últimos datos, parece en recuperación, con un 8,3 % más de libros editados. El día congregó a gente en lugares tan conocidos por su relación con la literatura este día como las Ramblas o el Paseo de Gracia de Barcelona, el Paseo del Arenal de Bilbao o la Cuesta de Moyano de Madrid.

El último premio Cervantes, Eduardo Mendoza, y otros escritores como Fernando Aramburu, Dolores Redondo, Care Santos, Enrique Vila-Matas, Javier Cercas, Petros Márkaris o Donna Leon firmaron sus títulos en Sant Jordi, en una jornada en la que también dedicaron sus obras diversos periodistas, chefs o personas con proyección pública que ´se llevaron el gato al agua´.

Las colas más codiciadas son las que esperaron al presentador Christian Gálvez , por Rezar por Miguel Ángel. La periodista Samanta Villar, que ha sido polémica por su libro sobre la maternidad Madre hay más que una, aseguraba que muchas lectoras le han dicho que «por fin alguien ha dicho en voz alta» lo que muchas piensan, en unas páginas muy necesarias y de las que no se arrepiente, y atribuye las críticas por ir contra el discurso oficial.

En su cuarto Sant Jordi, Sandra Barneda destacó que la jornada celebra el amor «rebosando feromonas», y que los lectores le piden dedicatorias para ellos, para sus familiares e incluso para sus perros, y ha añadía que la jornada siempre anima a seguir escribiendo.

La diada, «una cebolla»

El también periodista Sergio Vila-Sanjuán, que vive Sant Jordi desde hace más de 40 años primero como lector, después como periodista cultural y desde hace menos como escritor, comparó irónicamente la Diada con una cebolla: «Se le han ido añadiendo fiestas, y es como una cebolla: cada vez más rica y sustanciosa».

Pilar Eyre firmó acompañada de su perro, su hija y su yerno y un kit de supervivencia, y dijo que no concibe un Sant Jordi sin firmar libros: si no la invitaran se montaría una parada ella misma, bromeaba.

La periodista y escritora Sílvia Soler se encontró gente que compraba un libro suyo por primera vez, otros que la leen desde la primera novela y otros que tienen un grupo de viejos amigos como el que describe su novela, aunque «lo más bonito ha sido que una chica dijera que el libro le hizo pasar mejor una noche en un hospital».

Para el televisivo Risto Mejide, «desbordado» por las colas, lo más bonito es el cariño que recibe de personas que le explican lo importante que han sido sus libros para ellos.

Para la presentadora Mónica Carrillo, lo mejor es la respuesta del público: «Es un día muy especial en el que Barcelona se echa a la calle.

Pero incluso ha llegado a venir gente expresamente desde Mallorca», lo que considera muy emotivo. Otro punto concurrido fue la firma de libros de los 'peripatètics' de la serie de TV3 Merlí.

Sin tanto entusiasmo como los autores noveles, el veterano de Sant Jordi Quim Monzó dijo que es el día en que se sienta detrás de la mesa y se dedica a contestar a periodistas.