Impulsada por Javier Gurruchaga, un showman de los que ya no se estilan, la Orquesta Mondragón se convirtió en símbolo de aquellos años ochenta en que España volvió a la alegría. Paralelamente, el cantante amplió su faceta artística con la participación en películas y programas de televisión, como La bola de cristal y Viaje con nosotros. Ahora, la Orquesta Mondragón anda celebrando sus 40 años con la publicación de un disco de duetos, Anda suelto Satanás, donde Gurruchaga canta junto a Luis Eduardo Aute, Rafa Sánchez (La Unión), Mägo de Oz, Nacho García Vega o los mexicanos Molotov. Además, Gurruchaga, entre monstruos de Tod Browning y criaturas de Fellini, ha recurrido a sus conocidas dotes histriónicas para convertirse para su último espectáculo en Donald Trump, un personaje que difícilmente podía dejar pasar y que mañana estará, junto a Seguridad Social y El Camarote de los Hermanos Marx en la quinta edición de la Quedada Movida 80-90, que se celebrará en Lorca.

¿Cómo estás, Javier?

Con muchas ganas, con el retorno que continúa. La vida es ir y venir. Muy ilusionado por ir a esa tierra, hace ya tiempo que no iba.

«Si no quieres ser como ellos, lee». En aquellos momentos era una frase muy repetida en La Bola de Cristal , con imágenes de Ronald Reagan y similares. Sigue estando muy vigente.

¿Lo dices por Trump? No lee nada. Solo ve la tele. Yo no sé si va a durar mucho. Estoy leyendo noticias, y va a salir todo el fango, toda la porquería, más todavía de la que hay. Por otro lado sería una pena, porque tenemos una canción que dice «que viene Trump», y yo voy de Trump, con la peluca? Sería para los cómicos una putada.

Es un personaje como otros muchos que has interpretado, y viene muy bien para dar a conocer tus dotes histriónicas, pero ¿por qué elegiste a Trump?

Tiene muchos elementos de bufón, muy histriónicos exageradamente. Ese peinado con tinte rubio, un peinado muy Elvis Presley, y luego todas esas formas de actuar y de comportarse. Todo eso lo hacía muy atractivo, para qué te lo voy a negar. En el panorama nacional es todo bastante gris... Los que representan las distintas opciones no tienen mucho atractivo como actores, como puesta en escena, y este es un disparate de tal calibre?

Vienes para participar en un evento que recuerda aquellos años ochenta. ¿Tenían un sello especial?

Los ochenta fue una década del cambio en todos los sentidos, sociopolítico, cultural... Surgieron muchos grupos. Luego lo han llamado 'La Movida', 'La Gran Movida'. Fue una década muy interesante, y hemos ido retrocediendo bastante en los últimos tiempos. Yo tengo un buen recuerdo de aquellos tiempos, con mis veintitantos años, con muchas ganas de hacer cosas? ¡Pero las sigo teniendo!

Dicen que con los años nos reímos menos.

Yo también lo creo, y se ve en las películas. La gente (normal) toca otros temas, tiene otras preocupaciones. Violencia, odio, muerte?, están presentes más que nunca. En el telediario el 90% son desgracias. Normal que nos deprimamos. Vivimos tiempos en que nos reímos menos. Creo que viene bien de vez en cuando recurrir como terapia a los hermanos Marx, a Chaplin, a Jerry Lewis? Los tiempos ahora son terribles, con una crisis horrible y mil y un problemas más. En el país donde vivimos hay una clase política muy mentirosa, muy fantasma, y uno está cansado de tanta mentira. Eso aquí; luego ya no te cuento por ahí el aumento de la xenofobia, el populismo en Europa, ya no te digo en los EE UU con este neonazi ultraconservador autoritario, con tics tipo Mussolini? Es un panorama desolador. No están apareciendo grupos nuevos, de músicas nuevas? Recurro a los clásicos en todos los sentidos. Para leer, en música y todo.

Bowie, Chuck Berry... ¿Nos estamos quedando sin héroes?

Se están marchando, sí. Chuck B. me dio mucha pena, porque una de mis canciones favoritas de chaval era Johnny B Good, y yo quería aprendérmela, tenía una fuerza?Tenía un grupo que se llama Calígula y la cantaba con voz tipo Elvis. Fue una pena, como ha sido indudablemente este año pasado con muchos otros artistas. En especial a mí me tocó mucho la muerte de Bowie. Finalmente, cuando uno soñaba con ser artista, con ser cantante, tenía esa referencia de un hombre tan transgresor, creativo y multifacético. Prince, también.

La historia de la Orquesta Mondragón, que por cierto ya ha cumplido 40 años, podría decirse que es tu propia historia.

Es mi Dr. Jekyll y Mr. Hyde. En la Orquesta pongo un poquito de mi Mr. Hyde. Ha sido un poco mi historia y ahí seguimos. Hemos publicado un disco nuevo hace unos meses, Anda suelto Satanás, por aquello del señor Trump. Además, toma el título de una canción maravillosa de Luis Eduardo Aute que desgraciadamente sufrió un infarto este verano. Lo tenemos ahora postrado y recuperándose con mucha dificultad. Yo siempre le dedico en todos los conciertos Anda suelto Satanás. Luis Eduardo está mal, y nos da mucha pena que un hombre tan genial esté así... Esto también es parte del show business: buenas noticias, malas noticias, así es la vida.

¿Por qué un disco de duetos?

Lo hace todo el mundo, y por qué no. Si lo hace Frank Sinatra, y Tony Bennet con Lady Gaga. Es darle otro toque, otra mirada, otra forma de decir tus canciones con gente amiga con la que hay empatía. A mí por ejemplo me encanta escuchar a Rafa de La Unión en el comienzo de Garras humanas, hemos hecho un arreglo a su medida. O Alejandra Guzmán, con esa voz rota que tiene de aguardiente heavy. Es otra forma de ver una canción que hicimos hace ya 30 años la Mondragón con Joaquín Sabina -por Corazón de neón-. Está vista, arreglada, con otra mirada.

¿Cómo surgió lo de dedicarse en cuerpo y alma a la Mondragón?

Porque teníamos ganas de hacer algo más. Yo trabajaba en un banco por las mañanas y estudiaba por las tardes Filosofía y Letras, pero quería tocar el saxofón. Sonamos en un programa de radio, la cosa empezó a tener éxito, el boca a boca, y eso lo plasmamos tres años después en un disco que se llamó Muñeca hinchable. Teníamos ganas de romper, de transgredir, de hacer algo diferente. Eso de la rutina, de ir todos los días al banco de ocho a tres...

¿Qué sensación te produce mirar atrás y comprobar que han pasado ya cuatro décadas?

Me hace mucha gracia. El tiempo pasa muy rápido, se nos va acabando poco a poco. No me gusta celebrar los cumpleaños ni me gusta tampoco mirar demasiado para atrás. Quiero vivir el presente y el futuro, y ahí estoy con un par de proyectos de teatro también, y ahora iré a México, y en verano haré conciertos por España. El tiempo corre demasiado y empiezan a irse héroes, amigos y demás parientes.

Canciones como Ellos las prefieren gordas ahora se verían políticamente incorrectas. ¿Qué piensas de la dictadura de lo correcto imperante, excepto en el reggaeton, que parece que van por libre?

Que es una dictadura total. Ya tenemos miedo para todo. Yo me he encontrado en México con gordas estupendas que me han dicho: «¿Por qué ustedes no tocan la de las gordas? ¡Si nos gustaba mucho!». Pero lo cierto es que la tocamos de vez en cuando, tampoco vamos a enloquecer con radicalismos extremistas. Estamos llegando a un punto enfermizo. A mí me sigue gustando el humor, y esperemos que esta época puritana que tenemos ahora desaparezca pronto.